Virginia y Raquel Naranjo, conocidas como Las Gemelas de MasterChef, han sido este año protagonistas de una de las casetas más concurridas de la Feria del Caballo de Jerez, que este domingo se despide hasta 2026. Bajo el nombre Gemelas al Jerez, la caseta número 134 en la calle José Mercé se convirtió en un punto de encuentro para quienes buscaban sabor, ambiente y autenticidad.
Procedentes del barrio de La Constancia, estas hermanas jerezanas han sabido combinar su carisma televisivo con una propuesta culinaria que mezcla la tradición local con guiños modernos. Su cocina, ya reconocida por el restaurante que regentan en la calle Zaragoza y su activo servicio de catering, brilló también durante esta edición de la feria.
A lo largo de los días festivos, fueron muchos los asistentes que disfrutaron de sus menús, destacando el arte en los fogones que ya es marca de la casa. La caseta no solo ofrecía platos, sino también una experiencia gastronómica completa, fiel reflejo de la identidad de estas cocineras.
Paco Poyato, su padrino en la feria
El final de esta feria ha estado marcado también por la emotiva despedida a Paco Poyato, arrocero veterano y figura clave en la historia de la caseta, aunque su verdadera profesión es relojero. “Esta feria ha sido rara y diferente, pero la hemos sacado para adelante”, expresó Virginia Naranjo en un mensaje de agradecimiento, en el que destacó la labor de todo su equipo y recordó con cariño a quien ha sido su compañero y consejero durante 14 años.
"Despedimos a mi padrino, Paco Poyato, el más antiguo junto con Raquel y conmigo, que nos ha acompañado haciendo los mejores arroces del Real. Este año se despide, ya le toca. En el recuerdo quedan esas noches en la bocha tocha, esas risas en la cocina", añadió visiblemente emocionada.
“Gracias padrino, ¡Eres una persona maravillosa! Te quiero”, concluyó Virginia, dejando claro que esta edición de la feria quedará grabada en su memoria por motivos que van más allá de lo culinario. Las Gemelas, fieles a sus raíces, han sabido rendir homenaje no solo a la gastronomía jerezana, sino también a quienes han formado parte de su camino. Una despedida que sabe a gratitud, cariño y respeto por el oficio.