La mítica cafetería La Vega reabrió sus puertas hace ahora dos años y medio rodeada de una sofisticada obra de reforma y redecoración que convirtía este establecimiento hostelero en una referencia en el centro de Jerez. Eso sí, sin dejar de lado sus famosos churros que tanto gustaron en el pasado a pequeños, medianos y mayores. Sin embargo, transcurrido este tiempo, diferentes vaivenes en el local han dado al traste con estas expectativas.
La Vega ya acumula varios días cerrada a cal y canto, con mesas y sombrillas amontonadas en su interior, y nadie sabe muy bien a qué se ha debido el cerrojazo. Rumores hay muchos, certezas pocas. Solo que el bar-cafetería y local de copas en su planta superior es, de momento, un espacio muerto en pleno centro de Jerez. Se habla de impagos, se habla de mala gestión... nada claro. Este periódico ha tratado de contactar sin éxito con uno de los hasta ahora responsables de la explotación del inmueble.
Han pasado doce años desde que los empresarios chinos Suli Lui y Sui Ping Zhang se pusieran al frente de la emblemática cafetería La Vega, en la plaza Esteve. La pareja oriental, que ya regentaba otros negocios en Jerez y en otras ciudades españolas, cerraban en el verano de 2010 el alquiler, por 15 años, con la dueña del inmueble, Cristina Herrero, una de las herederas del llamado imperio del calzado en Jerez.
Entre las condiciones que se ponían sobre la mesa a la hora de cerrar el trato estaba la remodelación de unas instalaciones que, en sus más de 50 años, apenas habían sufrido cambios. Posteriormente, a los dos socios de origen asiático se unió Luis Calvo, e invirtieron alrededor de un millón de euros en una rehabilitación integral del establecimiento que se prolongó durante once meses.
Ahora vuelve a estar cerrado. Y para más inri, e indignación de muchos jerezanos en redes sociales y en la Plaza, se han quedado los restos del suelo de la terraza enorme que ocupaba el local en plena calle Doña Blanca. Una inmesa lona que el Levante ha empezado a enredar y que supone en estos momentos un riesgo para muchos viandantes en una zona de mucho trasiego, especialmente de personas mayores que van al mercado central de abastos. De momento, nadie sabe nada de qué futuro le espera a La Vega.