Ana, Alejandra y Rocío López Segovia, junto a Teresa Quintero, inauguran el Carnaval 2018 con un discurso muy reivindicativo, donde se abrazan el flamenco, el teatro y la calle.

"Quiso Zeus con su poder fundir mijitas de freidor, piedra ostionera y huevo candié. Y al cumplir su voluntad en la tierra de Gades nací, como la mojarra en el mar, donde mis primeros pasos di". Así se presentaban las pregoneras en San Antonio en la noche de ayer. Aunque con Las niñas de Cádiz sobran presentaciones. Ana, Alejandra y Rocío López Segovia, junto a Teresa Quintero. "Cuatro mujeres rompiendo barreras". Cuatro mujeres que son la voz de la mujer. El carnaval y el flamenco se daban la mano en un pregón cargado de contenido teatral. Como no podía ser de otra manera viniendo de la mano de cuatro maravillosas actrices.   

Fue un pregón gaditano. Gaditano de Gades. Las niñas encarnaron a aquellas históricas bailarinas tan famosas en la Roma clásica: las Puellae Gaditanae. Un viaje en el tiempo lleno de paralelismos con la realidad. Las puellae, hastiadas por no triunfar en su tierra, emprendían el camino hacia la capital del Imperio. Toquesito autobiográfico. Quisieron además hacer ese guiño al problema de la emigración, con la correspondiente parte de crítica a la situación laboral. ¿Cuántos gaditanos repartidos por el mundo echando de menos su ciudad? Ellas quisieron que una parte de ellos también estuviera presente en una noche tan especial como la de ayer, esa en la que el carnaval se pronuncia e impregna las calles. 

"Mi carrera comenzó / siendo yo muy chiquitita / cantaba y bailaba en casa / cuando venían visitas". Así arrancaba la mini-obra teatral que sirvió como hilo argumental para el pregón. Estas cuatro bailarinas lo tenían claro desde pequeñas. La gran Koki Sánchez hizo el papel de la maestra doña Adolfa, en homenaje a Manolo Cornejo. En su lección incluye la declinación del verbo "rajar", con crítica política incluída. Ana Polanco será la profesora del compás y Adela del Real, junto a un grupo de mujeres coristas, las instruirá en el arte del carnaval. Rematan cada golpe con poca vergüenza. "Chiquillas, no puedo más / Con ustedes no hay manera / Ahí tenéis, el graduado / Y que sea lo que Zeus quiera". 
Era el turno para la copla, versionando Lola la Piconera al más puro estilo de Juanita Reina. "Los gladiadores y los centuriones / Vienen a verme con muchas ganas / Y se oye en todos los callejones / ¡Vivan las puellae gaditana!". A pesar del éxito de las bailarinas, "de parneses, poco". Llega la hora de emigrar hacia la capital mientras suena a piano El emigrante, de Juanito Valderrama. Al llegar a Roma las recibe Manolo Padilla, como dueño de un teatro. Este romano habla italogaditano con mucho arte. "Bona sera, siñorina / Si quereicurrelati / Aquí nunca va a faltar / Fideo con caballati". Las puellae comparten tablao con Encarnita Anillanorum (Encarna Anillo), quien canta la milonga de Pepa Oro. Y por fin llegó la hora del carnaval. Las niñas ofrecen unos cuplesitos callejeros al respetable del Trastévere. Con pito y claves, que no se pierdan. Y es que son muchos años siendo partícipes en el carnaval de la calle, el más golfo e irreverente, el más puro. Tras los cuplés, el escenario acoge a Lucía Ruibal, que hipnotiza bailando La flor de Estámbul de su padre. 

Continúan las voces femeninas, esta vez es el turno de Carmen de la Jara interpretando El Amor Brujo de Manuel de Falla. Estas gaditanae son como todos los que se van lejos de esta tierra, igual que las mojarras se asfixian sin este mar. Deciden comprar los billetes para volver a Gades por Carnaval. Y entre fatiga y fatiga consiguen hacerse un hueco para actuar en el Gran Coliseo. Un Quique Miranda que parece recién salido de Ben-Hur es el encargado de presentarlas. Sueltan más artillería pesada con otra ristra de cuplés. Éxito absoluto en el Coliseo de los vomitorios coloraos.  Pero... ¡qué mala suerte! Les ofrecen contratarlas más días para la semana de carnaval. Recuerdan las coplas en la calle y finalmente rechazan la oferta. "Yo te trabajo en verano / Te trabajo en Navidad… / Pero picha, no me pidas / que trabaje en Carnaval". 

Finalmente regresan a Gades un sábado de Carnaval. "El aire olía a fiesta, la ciudad hervía como una olla a presión que va a estallar de alegría. Sonidos de bombo y caja, martillazos, papelillos, tortillas de camarones, serpentinas, bocadillos. La Tere con la tartana, media limeta de vino, cuatro guiris disfrazaos desde hace dos domingos. El moscatel pegajoso, los erizos, los ostiones, las bateas de los coros, las risas, los rempujones… Gades! ya estamos aquí. Hemos vuelto, un año más. Otra vez se ha hecho el milagro. Otra vez es carnaval". Y concluyen recordando a los que no están y a las mujeres de la fiesta, de ahora y siempre. Un pregón completo y con muchísimo arte. De Cádiz y para Cádiz. La unión perfecta entre el flamenco, el carnaval y el duro trabajo de los que deciden poner todo su empeño en perseguir un sueño. Aunque ese sueño los lleve lejos de estas magnéticas murallas de piedra ostionera. Un pregón reivindicativo donde las mujeres llevaron la voz cantante, para recordar que en esta fiesta también contamos."También queremos acordarnos de aquellas que fueron silenciás Que solo por ser mujeres la historia de ellas no ha dicho . Esas mujeres de Cádiz llenas de gracia y de dignidad. Con arte, salero, guasa, talento y duende pa regalar. ¡Ay que viva, ay que vivan ya las mujeres de mi ciudad!". 

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Estefanía Escoriza

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