Efectos de la explosión de 1947 en Jerez

La explosión de Cádiz mató a 152 personas en la capital y dejó miles de heridos

Imagen aérea con lo que hoy sería el entorno de San Severiano arrasado por la explosión.
Imagen aérea con lo que hoy sería el entorno de San Severiano arrasado por la explosión.

El 18 de agosto de 1947 tuvo lugar muy cerca del puerto de Cádiz, en una base militar de la Armada, una descomunal explosión accidental de minas submarinas y cargas de profundidad que tuvo como resultado 152 muertos y miles de heridos, además de muy importantes destrozos en numerosos edificios de la ciudad. Esta catástrofe, que se oyó y sufrió en Jerez con toda nitidez y horror, ha quedado para siempre fijada en la memoria de los gaditanos, tanto que el paso del tiempo no ha desdibujado lo ocurrido, aunque hoy quizás todos miramos a la Base de Rota como siguiente grave riesgo de explosión. Jerez, por su cercanía con los lamentables hechos, tuvo diversas relaciones, implicaciones, consecuencias, etc., con la horrible deflagración.

Es sabido que “dos adultos, de la misma familia, la de Pereda-Marcano, más ocho menores, acogidos en la Casa Cuna, que quedó destruida, fueron las únicas víctimas mortales de Jerez”.

No podemos olvidar los jerezanos que las bombas que estallaron por incompetencia de la Armada franquista estaban destinadas a Jerez, al famoso polvorín del Rancho de la Bola: “Las bombas llegaron a Cádiz en el año 1942 procedentes de Cartagena y fueron estibadas en dos almacenes próximos entre sí en las instalaciones de la Base de Defensas Submarinas de la Armada… Como mal menor se decidió su traslado desde el puerto de Cartagena hasta Cádiz, donde debían aguardar a la adecuación de unos terrenos adquiridos en la Sierra de San Cristóbal, que era una zona de cuevas artificiales originadas por prospecciones mineras situada cerca de Jerez de la Frontera. Ese lugar se llamaba o se llamaría "Rancho de la Bola". Pero durante su permanencia "provisional" en un lugar como Cádiz, que no reunía condiciones para tal fin, y que se prolongó durante cinco años aconteció la tragedia”.

Parece ser que algunos ladrones de Sevilla y Jerez acudieron a las ruinas de los chalets para llevarse materiales de obra: “Como medidas urgentes se dispusieron guardias armados por varios puntos de la ciudad para evitar el pillaje… de hecho hasta vinieron ladrones hasta de Jerez y Sevilla para saquear los restos de la explosión, principalmente en las casas de la clase social más elevada. Hubo incluso quien se llevó camiones enteros con piezas de mármol y tuberías de plomo de los lujosos chalets de San Severiano y Bahía Blanca” (id.)

Los historiadores del acontecimiento han resaltado siempre la inmediata implicación de Radio Jerez en la ayuda a la ciudad de Cádiz: “Radio Jerez tuvo una labor fundamental, convirtiéndose en un auténtico puente por el que la capital pudo reclamar la ayuda urgente. Esta estación estaría emitiendo hasta primeras horas de la mañana del día 19... A las 2:45 Radio Jerez se pone a las órdenes de la estación de Transradio y de El Puerto de Santa María comunican que el vapor “Avellano” atracará en nuestros muelles con personal de zapadores… A las 4:10 Radio Jerez convoca a todos los médicos de aquella localidad para que se presenten en el Hospital de Santa Isabel, al cual se habían evacuado heridos de Cádiz” (id.). Sobre la actuación de Radio Jerez en la catástrofe, y los agradecimientos que recibió por ello, remito al lector y lectora curiosos a las páginas 80-86 del libro de Andrés Luis Cañadas Historia sonora de Jerez. Las emisoras de radio jerezanas (1900-2015).

Jerez también ayudó, con civiles y militares, a las labores de desescombro: “En la práctica, los gaditanos sólo quedaron comunicados con el resto de España por carretera, lo que retrasó la llegada de ayuda. Gracias a los SOS emitidos por radio empezaron a acudir tropas desde Jerez y San Fernando, que se unieron a otros cuerpos militares y policiales, así como a miles de civiles, para colaborar en las operaciones de desescombro y rescate, voluntariosas pero descoordinadas”.

Abc (19/08/1947) retrató el impacto de la explosión en Jerez y las primeras rápidas reacciones de las autoridades jerezanas cuando tuvo lugar el desgraciado acontecimiento en la ciudad hermana: “Anoche, minutos antes de las diez y precedida de una viva luz, que iluminó la ciudad, se registró una enorme explosión, produciendo la rotura de cristales de gran número de edificios. A poco siguieron otras explosiones de menor intensidad…. A las doce de la noche aproximadamente, Radio Jerez hacía en nombre del alcalde un llamamiento a la población, como consecuencia de un bando del capitán general del Departamento Marítimo, solicitando el auxilio de los servicios médicos y auxiliares para que salieran inmediatamente para la capital. Numerosos coches de particulares y dos autobuses de Aviación partieron para Cádiz, como cuantos elementos médicos y quirúrgicos existen en Jerez. También salió para aquel lugar la Cruz Roja y se prepara para salir un equipo de Infantería con picos y palas, para el servicio de desescombro. Hasta el momento, repetimos, se desconocen las causas y la magnitud de la catástrofe”.

El Ayuntamiento de Jerez, siendo alcalde de la ciudad el marqués de Estella Miguel Primo de Rivera Sáenz de Heredia, hijo del dictador que está en la plaza del Arenal, organizó una suscripción pro-damnificados de la catástrofe ocurrida en Cádiz (véase Archivo Municipal de Jerez, Legº 1195, expe. 25004) y favoreció la concesión de la Cruz de Beneficencia a la Emisora E.A.J.-58 Radio Jerez (véase Archivo Municipal, legajo 542, expe. 12769), además de promocionar un funeral público en Jerez por las víctimas en 01 de septiembre de 1947.

El periódico Mundo Obrero de 21 de agosto de 1947 (o también en la España Popular de 29 de agosto de 1947), refiriéndose a las causas de la catástrofe, relacionó la ayuda franquista naval, desde las instalaciones militares de Cádiz, a los nazis con la explosión, escribiendo: “… la primera explosión, la que originó todo el cataclismo, se registró en los laboratorios químicos de los talleres de Larrinaga y Echevarrieta, donde, como señalan diversas informaciones, se realizaban bajo la dirección de técnicos nazis experimentos sobre explosivos de gran potencia y en la fabricación de armas. Inmediatamente, incendios y explosiones se comunicaron a un depósito cercano de minas submarinas y de torpedos ultramodernos del arsenal”. Mundo Obrero no dejó de anotar que “…cuya repercusión  ha reducido a polvo la mayor parte de los cristales de las casas de Jerez de la Frontera, distante, como se sabe, más de 25 kms. de ese puerto atlántico”.

Así que podemos dar por seguro que la causa política de esta explosión y esta catástrofe fue que Franco quiso minar toda la zona del sur de España (almacenando en Cádiz bombas suficientes para ello) para evitar que por aquí se produjera el desembarco de los aliados que luego se produciría por el norte de Francia. El dictador pro Eje estaba actuando en favor de los intereses militares de Hitler, es decir, estaba ocupándose de la retaguardia alemana y de su propia sangrienta poltrona (véase: https://revistas.uca.es/index.php/trocadero/article/view/1946).

La consecuencia más a largo plazo de la hecatombe de Cádiz, sufrimiento humano aparte, curiosamente todavía la seguimos pagando los jerezanos y las jerezanas con la detentación por parte del Mº de Defensa de los terrenos del llamado polvorín del Rancho de la Bola. Esta instalación albergó las armas submarinas que no estallaron y que nunca debieron estar en el puerto de Cádiz. Una instalación hoy completamente abandonada (y siempre en peligro de incendio) que ahora Margarita Robles, y otros ministros y ministras de Defensa antes que ella, quiere vender a Jerez por 1 millón de euros, en vez de simplemente ceder sus terrenos para la recuperación de todo el marco ecológico de la desembocadura del Guadalete. Se ve aquí el gran aprecio de Defensa por los gaditanos y gaditanas, de siempre…

Sobre el autor:

Cristóbal Orellana.

Cristóbal Orellana

Licenciado en Filosofía (US), Diplomado en Geografía e Historia (UNED), Máster en Archivística (US), Máster en Cultura de Paz y Conflictos (UCA), de profesión archivero, de militancia pacifista, de vocación libertario, pasajero de un mundo a la deriva.

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