vendimia_11
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Una ruta organizada por el Consejo, junto a Ayuntamiento, viñas, bodegas y cooperativas, busca fomentar el atractivo turístico de la campiña jerezana.

La cita con la prensa era a las 10:30 horas en la puerta del Consejo Regulador. Poco a poco fueron llegando los periodistas, los políticos, los asesores, los responsables del Consejo Regulador… ¿Estamos todos? Pues empieza la ruta. Montados en una furgoneta con un vinilo de la Capitalidad Mundial del Motociclismo -¿para eso han quedado?- la primera parada tuvo lugar en la viña Santa Bárbara, que se encuentra en el pago de Macharnudo. Allí, una hermosa torre recibe a los visitantes. En su interior, tras pasar junto a una capilla, los políticos y representantes del sector atienden a los medios. Todos están de acuerdo en “poner en valor” la viña jerezana. Es una frase que se repite constantemente en las intervenciones. Ahora toca ponerla en práctica.

En este pago apenas quedan vendimiadores. Al menos no se ven. De hecho, el 80% de la recolección es mecánica en estos terrenos, pertenecientes a Beam Suntory, que ejerce de jefe de ceremonias durante la visita. Desde la marca están de acuerdo en “explotar los activos turísticos” que suponen las viñas para la ciudad y la comarca. Las ventas han aumentado este año. Buena noticia. En torno a un 4% más que el pasado. Aunque se ha notado mayor demanda por parte de países como Reino Unido, EEUU y Canadá.

‘Viña Aparador, 113.049 cepas’. En cada cruce del laberíntico camino que conduce hasta el castillo hay un cartel que indica el nombre de cada pago y a quien pertenece. Hay parada técnica. La alcaldesa prueba el género. “Qué cosa más deliciosa”, dice. Los fotógrafos ya tienen la imagen de la jornada. Mamen Sánchez agachada junto a una cepa comiendo uva. Aunque la estancia en Macharnudo dura poco. Un vistazo a un cargamento de uva recién cortada y continúa la ruta.

La próxima parada es la cooperativa de Nuestra Señora de las Angustias, junto al hospital. Tras un breve despiste del conductor se llega al destino. Allí, una fila de camiones espera su turno para descargar la uva recolectada. Hay hasta quien se poner nervioso por la espera. “Vámonos hijo, que el día es un soplo”, vocifera uno de los conductores que se baja del camión haciendo aspavientos. Como si así fuera a entrar antes. En la cooperativa enseñan a los visitantes cómo se fermenta el vino. Unos enormes tanques, refrigerados, contienen el tesoro líquido que luego se convertirá en alguno de los maravillosos caldos de la tierra. Unos nueve millones de kilos lleva recogidos esta cooperativa, que acoge a unos 200 pequeños y medianos agricultores del Marco.

Reino Unido, EEUU y Canadá lideran el incremento de las ventas en el extranjero 

Parada de rigor. Junto a una bota, y tras nuevas declaraciones, le piden a la alcaldesa que firme una bota. El presidente de la cooperativa bromea: “¿Quieres firmar al lado de María José (García-Pelayo)?” Mamen Sánchez esquiva la que podría haber sido otra de las fotos del día y deja una bota entre su firma y la de su antecesora. “Un lugar para catar con todos los sentidos. Esto solo se encuentra en Jerez”, reza la dedicatoria. Sigue el trayecto.

En las bodegas del grupo Estévez que hay junto a la antigua N-IV se para la furgoneta de nuevo. Allí acaba de llegar un camión con uva y Eduardo Ojeda, director técnico de la empresa, explica el proceso que sigue hasta convertirse en vino. Primero entra en unos tanques en los que la uva cae por su propio peso y así sale entre el 50 y el 70% del mosto. El resto lo hace tras pasar por una prensadora, para luego fermentar el vino y almacenarse en otros tanques, que están en la nave contigua, donde se mantiene a unos 20 o 25 grados. Una bodega, con cientos de botas que poco a poco van acogiendo los caldos recogidos este año, es la penúltima estación antes de terminar la ruta con la que el Ayuntamiento ha querido mostrar su apoyo al sector. “Jerez también es viña”, dice Mamen Sánchez. Y tanto que lo es.

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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