Durante los primeros días de mayo ha tenido lugar uno de los balances de la Semana Santa más singulares de cuantos se han celebrado en Jerez. En tanto en cuanto han sido los más jóvenes de las hermandades y cofradías jerezanas los protagonistas del mismo, en detrimento de periodistas especializados, hermanos mayores o miembros de junta de gobierno y dirigentes del Consejo de la Unión de Hermandades.
En una cita que convocaba la Tertulia Cofrade ‘Con la venia’ en la sede social de la Hermandad de Loreto y moderados por Pedro Pérez Rodríguez, hermano mayor de la Hermandad de las Tres Caídas, fueron jóvenes de entre 8 y 15 años los que expusieron su análisis, evaluación y auditoría acerca lo acontecido durante los días en los que se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Compuesta por Alvaro, del Santo Crucifijo, Berta, de la Borriquita, Loreto y Sacramental De Santiago, Martina, de las Tres Caídas y las Cinco Llagas, Jorge, de la Oración en el Huerto, Daniel, de la Sagrada Cena y Humildad y Paciencia, Miguel, de la Borriquita y la Oración en el Huerto, Jaime, de la Borriquita, Los Judíos de San Mateo, Loreto y Rocío, Ignacio, de la Borriquita y el Cristo de la Expiración, Jaime, de la Paz de Fátima y las Tres Caídas, José Francisco, de la Defension, Soledad y Rocio, Andrés, de la Borriquita, Beltrán, de Loreto y Cristo de la Viga y Salvador, del Cristo de la Viga, mostraron una madurez en sus razonamientos que, en muchas ocasiones, dejaba boquiabierto al público asistente.
A priori, los ojos con los que ve un niño la Semana Santa son totalmente distintos a los de quienes les superan en edad, pendientes de mil detalles estructurales y organizativos que teóricamente deberían escapar de su alcance, pero nada más allá de la realidad.
Lo tienen muy claro y dictaban sentencia de forma unánime: “A la Semana Santa de Jerez le sobra la polémica, los retrasos y los parones”.
Las “vallitas de los pasos de peatones”, así como los “problemas de la Carrera Oficial y la lluvia” tampoco escaparon de la visión más crítica de estos jóvenes cofrades, pertenecientes a hermandades de diversa índole y características.
Una lección de humildad en toda regla
La docena larga de participantes también quisieron mandar un aviso a navegantes pidiendo "más respeto cuando está pasando una hermandad", ya bien sea cuando está pasando el misterio o el palio de la cofradía o, incluso, cuando "nos están pidiendo cera o estampitas vestidos de penitente". "Las personas deberían estar en silencio respetando a las imágenes", remataba alguno, mientras otros incidían en que no les gusta que “la gente se meta dentro del cortejo para pedir estampitas”, sobre todo a las hermandades de silencio.
Una lección de humildad en toda regla la que ofrecían cofrades de la Borriquita, Defensión, Santo Crucifijo, Soledad, Loreto, Tres Caídas, Los Judíos de San Mateo, Oración en el Huerto o Cristo de la Viga, entre otras hermandades, en el transcurso de un balance en el que también quisieron resaltar la labor de los músicos y afeaban al público que "pasa por el medio de las bandas", porque "pueden cargarse un instrumento o hacerle daño a un músico". Por otro lado, otros solicitaban que el público fuera más consecuente con "lo que está ocurriendo" cuando las cofradías se ponen en la calle y "se disfrute más de la Semana Santa".
Ante esta tesitura, con aspectos más destacables y menos críticos de la Semana Santa de Jerez, aparte de barrer para casa, también resultaron interesantes cuestiones expuestas como su gusto por "las distintas formas de cargar que tiene la ciudad", por dentro y por fuera, y de forma cuasi unánime también mostraban su desacuerdo sobre el uso del costal en los pasos en detrimento la molía.
Abundando en este sentido, no fueron pocos los que esgrimían que les encanta "el tipo de pasos" que expone en las calles la Semana Santa de Jerez en alusión al sistema de carga primitivo en la ciudad, a los que "no se les da tanto bombo porque solamente quieren pasos por costaleros" y les gustaría que tuvieran más repercusión. "Es muy de Jerez cargar por hombro y por eso me gustan el Nazareno o El Cristo", sentenciaban.
Cofrades con ganas de seguir disfrutando de hermandades en la calle
Y más allá de gustos personales y cofrades de cada uno, donde el sentido de pertenencia ganaba la batalla, valoraban positivamente las petaladas en la calle Tornería, la entrada en Carrera Oficial de la Hermandad de Las Viñas, con la marcha El Galileo de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, la recogida de Jesús Nazareno, la Borriquita y el Cristo de la Viga con sus bengalas, la salida del Santo Crucifijo, el paso de las Cinco Llagas por calle Caracuel, las saetas a distintas imágenes como a la Virgen de los Dolores en la calle Carpintería Baja, la Defensión por calle Gaitán, la Paz de Fátima en la plaza Aladro y, por supuesto, sus respectivas estaciones de penitencia acompañado de sus padres.
"Si el recorrido hubiera durado el doble, lo hubiera seguido haciendo", señalaban quienes se habían quedado con ganas de más durante la pasada Semana Santa, si bien no veían con tan buenos ojos "tantos izquierdos, tantos costeros y los excesos diciendo tonterías debajo de los pasos, porque lo veo como una falta de respeto". Como tampoco veían con buenos ojos las trabas para la “incorporación de las mujeres” a las diferentes cuadrillas de costaleros y que no solo lo hagan “en los traslados y cosas así”.
Los cofrades más jóvenes como un necesario relevo generacional
Y ofreciendo una visión mucho más centrada de lo que se podía imaginar inicialmente, también analizaban el papel de los más pequeños dentro de las hermandades y cofradías, señalando que todos ellos se sienten "valorados" en el seno de sus corporaciones y nunca han tenido inconvenientes ni desavenencias por "meterme un ratito debajo del manto de la Virgen", en el paso de palio en la recogida, así como el aumento de responsabilidades que se les asigna "conforme nos vamos haciendo mayores".
"El futuro de una hermandad son los niños y nuestro deber es ir aprendiendo de nuestros mayores", esgrimía uno de los de más edad, quien también solicitaba que "se le ponga en un buen sitio" a los jóvenes que viven la cofradía y ayudan en su día a día, en detrimento de "alguien a quien no he visto en mi vida y eso me da un poco de coraje".
"Si no le das importancia a los niños, se cansa y se va a ir de la hermandad", añadía otro, incidiendo en el argumento del relevo generacional. En cambio, hubo quienes apuntaban que para hacerse hermano de una cofradía "tienes que sentir algo por ella, porque es algo que tú necesitas y vas a querer".
Mas clasicismo y menos 'cosas raras' en las marchas procesionales
La música procesional también ocupaba un lugar destacado durante el balance infantil y juvenil de la pasada Semana Santa, despertando reflexiones y valoraciones que, si bien se reconoce el esfuerzo y la calidad de muchas formaciones, por otro lado, también ponían en entredicho algunas tendencias actuales y la necesidad de recuperar lo clásico.
Entre las bandas más aclamadas este año destacan las de Rota, especialmente Nazareno de Rota y Enrique Galán, que eran elogiadas por su calidad interpretativa, con menciones especiales a formaciones como Virgen de los Reyes, Rosario de Cádiz, Estrella de Dos Hermanas, La Sentencia y La Caridad, esta última valorada por su evolución musical y compromiso con el estilo clásico.
Muchos de ellos, además, subrayaban la importancia de que las bandas mantengan su estilo tradicional. “Me gustan más las marchas clásicas. Las de ahora son un poco raras”, señalaba uno de ellos, defendiendo la necesidad de conservar "la esencia de la música procesional".
Asimismo, expresaban cierta preocupación por la excesiva atención que en ocasiones reciben las bandas en detrimento del protagonismo de las imágenes titulares. “Lo importante es el Señor, no la banda que lleva detrás”, apuntaba otro, aludiendo a una tendencia creciente donde algunos acuden a las procesiones más por la música que por otros motivos.
En ámbito local, solicitaban mayor apoyo y reconocimiento para las bandas de Jerez, por el alto nivel y compromiso demostrado y consideraban necesario que "las hermandades jerezanas apuesten más por el talento propio de la ciudad".
Por otro lado, se criticaba la sobrevaloración de las actuaciones en Sevilla, como si tocar allí fuese "garantía de calidad" y se reprochaba la "difusión de ubicaciones específicas de marchas muy populares sin ningún motivo", solo por el objetivo de "atraer a personas que acuden más por la foto o el espectáculo, que por el recogimiento".
Pero lo más curioso de todas las exposiciones realizadas fue el aviso a navegantes en el que se recordaba que "el acompañamiento musical es fundamental, pero no define el valor de una cofradía". "Un paso con banda puede atraer más nazarenos, pero eso no significa que una hermandad en silencio sea menos importante", afirmaban en defensa de aquellas cofradías que procesionan sin música.
Una conclusiones nada irrelevantes
De este modo, el balance de la Semana Santa de Jerez presentado por jóvenes cofrades entre 8 y 15 años ofrecía una mirada fresca, crítica y sorprendentemente madura, que no dudaba en denunciar con claridad problemas como la polémica del Lunes Santo o los problemas de la Carrera Oficial, los retrasos, el ruido y la falta de respeto del público hacia las procesiones, así como el intrusismo en los cortejos.
Y mostrando gran sensibilidad hacia el recogimiento, el sentido religioso de la Semana Santa de Jerez y la necesidad de preservar tradiciones propias de la ciudad, como la carga al hombro, tampoco quedaban exentos de crítica el protagonismo excesivo de lo visual y del espectáculo, así como la reivindicación de su papel activo dentro de las hermandades, alertando de que el futuro de estas depende de valorar y formar a los más jóvenes.
En cuanto a la música procesional, los participantes destacaron su relevancia, pero reclamaron una vuelta al estilo clásico, mostrando preocupación por la creciente importancia de las bandas en detrimento de las imágenes y exigieron mayor reconocimiento para las bandas de Jerez frente a la sobrevaloración de las de Sevilla. Criticaron además la actitud de algunos espectadores que priorizan el espectáculo o las redes sociales por encima del fervor religioso.
En conjunto, ofrecieron una valiosa lección de compromiso, respeto y sentido cofrade, que pone de relieve la importancia de escuchar a las nuevas generaciones, que ya quisieran para si algunos de los cofrades que tratan de sentar cátedra con sus exposiciones allá donde les permiten exponerlas.