Cáritas Diocesana presenta un proyecto por el que quince mujeres en paro se forman en el reciclaje de ropa como paso previo a encontrar un empleo en el futuro.
El paro tiene rostro de mujer. Lo decía el director de Cáritas-Jerez, Paco Domouso, durante la presentación de su memoria anual y lo ha vuelto a recordar durante la presentación del proyecto '@rropa', uno de los tres que la institución tiene con el fin de darle una oportunidad laboral a las personas en inclusión social. Para ello, ha explicado que se va a crear "una empresa de inserción, estamos en constitución y va a ser una SL, por tanto una mercantil pero sin ánimo de lucro, denominada Casa Común" a lo que explicaba que "en el caso concreto de esta sociedad va a tener dos ramas fundamentales centradas una en la agricultura ecológica, que ya está funcionando y ésta, de reciclaje textil".
En una nave a la espalda de la avenida Tío Pepe, Mari, Saray, Pepi, Natalia, Asma… así hasta quince mujeres se forman para, en el día de mañana, poder tener la oportunidad de conseguir un empleo. Lo hacen trabajando en el reciclaje de ropa. Aquí actualmente llegan doce contenedores llenos procedentes de otras tantas parroquias jerezanas, donde se criba, se lava y se higienizan trajes, vestidos, chaquetas, camisetas y zapatos para luego etiquetarse. El objetivo ahora es encontrar un local en el centro donde poner a la venta la ropa. Domouso se ha marcado el objetivo de conseguirlo antes de finalizar el año, y cuando él se lo propone… “No queremos que sea la tienda de los pobres, sino que tenga esa mentalidad europea de ropa reciclada y que no tenga nada que envidiarle por ejemplo a cualquiera del grupo Inditex”, señala el director de Cáritas en Jerez, que afirma que todos los beneficios irán destinados a seguir fomentando la creación de empleo entre las personas en riesgo de exclusión social.
El proyecto '@rropa' tuvo su germen en la parroquia del Pilar, donde ya se lleva años recogiendo ropa. Allí comenzó Saray, de 27 años, en el taller de reciclaje textil. Con un hijo de nueve años y una pareja en paro, formar parte del proyecto le da vida. “Aquí se trata de trabajar y de sentirme bien conmigo misma”, reconoce la joven, que afirma entre risas que sabe “hacer de todo menos coser”. De lunes a viernes echa cuatro horas al día en la nave, como el resto de sus compañeras. “Nuestra ilusión ahora es esto”, considera. Natalia Morales, de 43 años, se encarga de clasificar la ropa que llega procedente de las donaciones. Casada, con su marido en paro y dos hijos de tres y diez años, se enteró del proyecto por una amiga. “Estoy contentísima. Aquí he encontrado catorce amigas que estamos para lo bueno y para lo malo”. Junto a ella, también cribando ropa está Pepi Martínez, de 32 años, que a pesar de su corta edad ya tiene tres hijos, o Asma, marroquí y musulmana, lo que demuestra que aunque Cáritas sea una institución de la Iglesia católica no mira ni el carné de identidad ni la religión de nadie.
Todas ellas irán pasando por un comercio del centro para hacer prácticas de empresa. 80 horas que les servirán para coger soltura en la atención al público. Actualmente es Pepi Durán la que las está llevando a cabo. “Estamos muy contentas y orgullosas del trabajo que estamos realizando. Nos ilusiona ver que esto va para adelante y que nos podamos incorporar en el futuro al mercado laboral”.
José Luis Pérez Larios, responsable de Economía Social de Cáritas Española destacó durante la presentación del proyecto '@rropa' que éste "es un claro ejemplo de cómo a la ropa donada se le da una doble vida, se aprovecha y sirve para dar empleo de inserción", mientras que el obispo de la diócesis de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, considera que "lo que pretendemos con este proyecto es luchar contra la economía del descarte que tanto habla el Papa Francisco. Nosotros ponemos este pequeño grano de arena, pero no hay que olvidar que de grano a grano se hace una playa".
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