Haro vive estos días unas fiestas muy especiales en honor a la Virgen de la Vega, marcadas por un acontecimiento que llevaba más de tres décadas esperando: la formalización del hermanamiento con Jerez. La alcaldesa jerezana, María José García-Pelayo, ha viajado este fin de semana a la localidad riojana acompañada por miembros de su equipo de gobierno como Francisco Zurita, delegado de Cultura, o Jaime Espinar, teniente de alcaldesa. Asimismo, han acudido junto a César Saldaña, presidente del Consejo Regulador, y miembros de varias bodegas. para rubricar un vínculo que hunde sus raíces en la historia común de ambas ciudades.
Durante su intervención, García-Pelayo subrayó el valor de este gesto de hermanamiento en tiempos convulsos: “Creo que dos ciudades que están en extremos norte y sur de España se hermanen dice mucho de esas mismas ciudades y de su voluntad de trazar un futuro juntos”.


La jornada del sábado estuvo marcada por las catas institucionales en bodegas de referencia. En Ramón Bilbao se cataron vinos locales junto a referencias de Cayetano del Pino, mientras que en Muga se compartieron copas con etiquetas de Sánchez Romate y Santa Petronila. También se desarrollaron actividades en Martínez Lacuesta con la participación de Bodegas Lustau. El programa incluyó la visita al mural de José Uriszar, la fuente del vino —erigida hace 35 años cuando se fraguaba la idea de este hermanamiento— y exposiciones conjuntas de artistas jarreros y jerezanos.
Historia paralela
El trasfondo histórico de este acuerdo es profundo: la llegada de la electricidad a finales del siglo XIX, la expansión del ferrocarril y el impulso del vino como motor económico unieron a ambas ciudades en un camino paralelo hacia la modernidad. Hoy, esa conexión se convierte en símbolo de fraternidad.
La alcaldesa de Haro, Guadalupe Fernández, expresaba su satisfacción: “Un hermanamiento que no podía esperar más, y en el que la implicación y la colaboración de todos han sido realmente ejemplares”.
El hermanamiento continuará con más actividades en Jerez los días 12, 13 y 14 de septiembre, consolidando una relación que ya se presenta como un puente cultural, artístico y enológico entre el norte y el sur de España.



