"En cualquier momento se puede ir la luz en el hospital"

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La gaditana Adriana Qasem Moreno se encuentra trabajando con una beca en el hospital keniata de Oasis Milimani.

Empujada por su vocación por ayudar a las personas y ser lo más útil posible a la sociedad, Adriana Qasem Moreno, de 23 años de edad y natural de Cádiz, comenzó sus estudios de Medicina hace ya cuatro años. En la actualidad se encuentra en la ciudad de Kisumu, en Kenia, gracias a un proyecto que lleva a cabo la Asociación de Estudiantes de Medicina de la Universidad de Cádiz (Aemca) que forma parte de la organización internacional Ifmsa. Su objetivo es que estudiantes de Medicina de todo el mundo hagan intercambios para conocer cómo funciona el mundo de la ciencia de la salud en el resto del mundo. Adriana, que ya ha estado en Rumanía y en Brasil gracias a este proyecto, afirma que “te permite crecer en el ámbito personal, pero también en el académico”.

Según los últimos datos, Kenia es un país en el que la esperanza de vida se encuentra en torno a los 45 años, el crecimiento de la población se encuentra en el 2%, y hay un médico por cada 8.000 habitantes. Adriana, que está haciendo las prácticas en un hospital privado debido a que “en un principio vine a realizar un mes de prácticas en un hospital público, pero a finales del año pasado se fueron produciendo una serie de manifestaciones por parte de los médicos por las malas condiciones que tenían de trabajo y la situación es extrema. El hospital en el que me encuentro, el Oasis Milimani, es un centro pequeño con solo dos quirófanos, donde se practican entre seis y siete cirugías a los largo del día. Los profesionales en su gran mayoría son hombres, aunque cada vez hay más mujeres”.

Para Adriana uno de los principales problemas es que “en cualquier momento se puede ir la luz en el hospital, pero dentro de las posibilidades de África es el menor de los problemas. Aunque también es cierto que se realizan cirugías muy agresivas para saber realmente dónde está el tumor, por ejemplo en nuestro país eso es algo impensable hoy en día, tenemos la tecnología necesaria para que la operación sea lo menos grave posible para cualquier paciente”. En Kenia, como en el resto de los países africanos, la población vive muy dispersa y no se centra en grandes urbes como en Europa o América del Norte, en este país africano menos del 40% de las personas viven en grandes ciudades, para Adriana esto presenta una gran dificultad ya que “a las ambulancias les cuesta mucho llegar a las casas”.

Adriana recuerda una de las vivencias más duras e importantes que ha vivido en su corta estancia hasta el momento en África: "Aquí la gente conduce muy mal, y yendo en coche nos encontramos con un accidente de tráfico. Nos bajamos rápidamente para ver qué había ocurrido y nos encontramos con un accidente mortal de un anciano, aunque tampoco era muy mayor pero la esperanza de vida media en Kenia son 49 años. Era una persona de alrededor de 40 años, un coche se había chocado con él que iba en bicicleta, tenía fracturas abiertas por todo el cuerpo. La gente lloraba, pero había también personas que pasaban con total normalidad, y eso fue lo que más me impactó de lo acostumbrada que está la población a ver muerte en las calles. El hospital más cercano estaba a una hora y media, habría sido muy difícil haber hecho algo por él”.

Apartando un poco el tema de la sanidad, “en Kenia en general la gente tiene acceso a productos básicos como el maíz, el arroz, ciertas verduras y pollo. Todo lo demás es un lujo. Aquí la gente tiene muchos hijos, y es complicado poder tener una vida como nosotros la concebimos. Los móviles son arcaicos y casi nadie tiene internet. Apenas hay familias con televisores. Una cerveza vale tres euros, un precio desorbitado para este ritmo de vida que tiene la gente y con su salario. Moverse en medios de transporte es también muy barato para nosotros, pero inaccesible para ellos. La ropa que venden en la calle es la ropa que nosotros en Europa enviamos a través de distintas organizaciones”, comenta.

Adriana asegura que "una de las cosas que más me llamó la atención los niños por la calle cuando ven a un europeo lo paran porque se sienten impresionados, y te sacan una sonrisa en la cara sin quererlo". La gaditana señala que "la gente es muy abierta y tiende siempre a ayudarte; en la casa en la que vivo hay un niño de diez años, y en su libro de ciencias sociales les explican como tienen que acoger a los turistas y que tienen que ser educados y respetuosos con ellos". También le llama la atención la gran cantidad de animales que hay por la calle, "igual que ves a un grupo de amigos por la calle, te encuentras una vaca o gallinas; la fauna es libre aquí", señala.

En la ciudad de Kisumu se encuentra el Lago Victoria, cuyos peces son “gran parte de la gastronomía de la zona, se guisan con tomate, aunque también hay otros que se cocinan en la calle en parrillas y se mezcla con pollo y pinchazos de carne. La comida habitual que se hace en las casas está compuesta por una especie de torta mexicana, se come todo con las manos, hacen ensaladas de col, hay muchos guisos con alubias. Al pollo le echan unas especies riquísimas.Tienen gran variedad de zumos naturales, por ejemplo de maracuyá y de mango, que se venden en las calles", explica Adriana. La médico comenta que "en general es una comida muy sabrosa y muy barata. Lo más destacable es que no hay cubiertos, la sopa se echa encima del arroz, y se come con las manos, generalmente se come con una mano, la derecha. En los restaurante todo el mundo come con las manos”.

Fuera del trabajo, Adriana y sus amigos buscan ocio como cualquier grupo de jóvenes, y más estando en un país extranjero. “En el fin de semana intentamos hacer excursiones y ver todo lo que podamos del país, para conocer la fauna y la flora. También hay muchos sitios para poder ir a la piscina o al karaoke. Hay muchos vendedores de comida en la calle, no te puedes aburrir ni un segundo”.

Adriana volverá a España el próximo 7 de agosto, un día antes de las elecciones generales en el país. “Todo el mundo me ha recomendado que me vaya del país cuando se celebren las elecciones, ya que después de las mismas suele haber muchos altercados en el país. La combinación aérea con España no es la mejor, voy a tardar 32 horas en llegar a mi casa”. Y remata: “Volvería sin lugar a dudas a Kenia, se lo recomendaría a todo el mundo, pero hay que venir con conciencia, y sabiendo que te vas a encontrar con una vida que no concebimos”.

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Luismi

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