El Ayuntamiento de Cádiz acogió este miércoles un emotivo acto de memoria y reparación. El alcalde, Bruno García, presidió la ceremonia organizada por la Asociación de Memoria Histórica de Cádiz, en la que se entregaron a sus familiares los restos de Juan Diego Cortés Pacheco y Manuel Moreno Cortés, dos gaditanos asesinados tras el golpe de Estado de 1936.

El encuentro, celebrado en el Salón de Plenos municipal, reunió a representantes institucionales, familiares y estudiantes. Entre los asistentes se encontraban el concejal delegado de Memoria Democrática, José Manuel Cossi, miembros de la Asociación presidida por Felipe Barbosa, un grupo de alumnos del IES Columela, y representantes de los grupos municipales del PSOE y Adelante Izquierda Gaditana.

Durante su intervención, el alcalde agradeció a todos “su lucha y constancia” y destacó el trabajo de los técnicos y arqueólogos municipales que han hecho posible la identificación de los restos. Subrayó que, gracias a ellos, las familias pueden “dar una sepultura digna después de tantos años de espera”. García definió el acto como un gesto de “justicia, reparación y dignificación de las víctimas”, en palabras que resonaron en un salón cargado de emoción.

Un momento del acto en el Ayuntamiento.
Un momento del acto en el Ayuntamiento.

Tras la ceremonia, los restos de Juan Diego Cortés Pacheco y Manuel Moreno Cortés fueron trasladados al Cementerio Mancomunado de Chiclana, donde descansan desde ahora en el Panteón de las Víctimas del golpe de Estado de julio de 1936.

Según la Asociación de Memoria Histórica, Juan Diego Cortés Pacheco, panadero nacido en 1909, tenía 27 años cuando fue ejecutado. Ingresó en la prisión provincial el 2 de octubre de 1936 y, días después, fue trasladado a la cárcel de El Puerto, aunque nunca llegó. Fue asesinado en el foso de la Puerta de Tierra y enterrado en el cementerio de San José, en el patio tres. Sus hermanos Enrique y Francisco también fueron víctimas: el primero, asesinado y enterrado en agosto de 1936, y el segundo, aún desaparecido.

Por su parte, Manuel Moreno Cortés, empleado de los Servicios Municipales de Agua y Electricidad, fue uno de los primeros despedidos del Ayuntamiento en julio de 1936. Detenido en septiembre, su cadáver apareció días después cerca de la Plaza de Toros. Fue enterrado igualmente en el patio tres del cementerio de San José.

La Asociación recordó que ambos casos simbolizan la necesidad de seguir trabajando por la memoria, la verdad y la justicia, una tarea que, como insistieron sus miembros, sigue siendo “tan urgente como necesaria” casi 90 años después.

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Pablo Fdez. Quintanilla

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