Esculturas de carne y hueso. Cuerpos esculpidos que han sido cuidados con mimo. En los años setenta el culturismo dejó de ser una “cosa de hombres”, aunque solo algunas como Paloma Ramos (Trofeo Olimpa 1982) se atrevieron a pisar la tarima. En la actualidad, tienen su propia categoría y cada vez son más las mujeres que se suman a este deporte que rinde culto al cuerpo.
La conileña Mónica Moreno, de 31 años, lo descubrió hace tres años y desde que comenzó a competir no ha parado de lograr méritos en esta disciplina. El 5 de junio se alzó con la medalla de plata en la 15º Copa de España de Fisicoculturismo y Fitness, celebrada en Estepona -donde solo recuerda haberse cruzado con una andaluza más-.
“Después de todo el esfuerzo y el camino que conlleva he conseguido mi sueño”, dice la culturista, que obtuvo su pase al campeonato nacional después de hacerse con el bronce en el Absoluto de Andalucía. Ella fue la única mujer de la provincia de Cádiz que se presentó.
No era novata. La primera tarima que pisó fue en 2019 cuando quedó tercera en el campeonato provincial y también ganó el bronce en el andaluz. Hacía dos años que no volvía a ponerse delante del jurado, pero eso no ha impedido que vuelva a triunfar. Según cuenta a lavozdelsur.es, está “muy contenta” con su puesto en la categoría de Bikini Wellness, para atletas con masa corporal en las caderas, los muslos y los glúteos.
“Me encanta entrenar y siempre he llevado mis rutinas al límite y mis dietas bien. El gimnasio, si te gusta, te engancha, y así estoy”, comenta Mónica, auxiliar de ayuda a domicilio que compagina su profesión con su pasión.
"El gimnasio, si te gusta, te engancha"
Esta conileña que se dedica a cuidar a personas mayores aprovecha su tiempo libre para hacer ejercicio. Rutinas de musculación y alta intensidad que empieza desde primera hora de la mañana. “Como tengo el turno partido, de mañana y tarde, entreno antes de trabajar. A las siete ya estoy en el gimnasio”, explica.
Cuando finaliza su jornada laboral realiza 40 minutos de cardio al día. “O salgo una hora a caminar, que también me sirve para despejarme”, dice. A esta enamorada del culturismo siempre le quedan fuerzas para entrenar, aunque reconoce que sigue un ritmo vital duro. Además del deporte y el trabajo, Mónica tiene una hija de 12 años que también ha salido deportista, practica fútbol.
“La casa, la niña, las clases…Hay días que acabo agotada, pero merece la pena. Mi estilo de vida con entrenamiento fuerte agota, pero lo llevo bien, estoy acostumbrada a cuidarme, aunque llevo una rutina diferente, para mí es la normal”, expresa.
Nada queda de aquella “niña gordita” que había sido durante su infancia. “Después de tener a mi hija me estuve cuidando mucho”, dice. Mamá joven, deportista y trabajadora. Mónica es una luchadora nata que tira para adelante con todo, y con las exigencias del culturismo.
"Hay días que acabo agotada, pero merece la pena"
Cuando se sienta en la mesa, sus platos son diferentes al resto de la familia. Ella sigue a rajatabla un plan organizado de seis comidas al día, tanto en los tres meses de preparación para las competiciones como en el período de descanso. Cada tres horas ingiere alimentos que se alejan del azúcar o de los fritos. Y si hace arroz con pollo, lo deja preparado para la semana “porque tiempo tengo poco”.
Los meses antes de la copa nacional, siempre comía a la misma hora y en su dieta no podían faltar los carbohidratos. “En una preparación anterior me los quitaron y no podía con mi cuerpo. No tienes energía y te desgastas más. Pero esta vez no he dejado de comerlos nunca, he estado super motivada y muy bien de energía”, comenta.
Su estilo de vida es estricto y es consciente de que, si quiere obtener reconocimientos, “tiene que ir todo al milímetro”. Pese a ello, la conileña transmite dedicación y entrega a un deporte que considera “muy sacrificado pero muy gratificante a la vez”.
A Mónica no le importa apartar su vida social para alcanzar sus metas y enfocarse al máximo para obtener resultados. “Te quita de salir, de tomarte una cervecita, del tapeo, de muchas cosas. Pero si de verdad lo quieres, te va a satisfacer más que cualquier otra cosa”, cuenta.
Esta disciplina está extendida en Andalucía, sin embargo, en Conil, Mónica es la única que compite –“que yo sepa”. A nivel provincial se ha encontrado con algunas compañeras, pero sostiene que “no se suele hablar de este deporte. Escucho muy poco hablar de él, y menos en mujeres”.
"No hago daño a nadie, solo me cuido"
Desde sus inicios en el siglo XVIII, se ha asociado a los hombres, a su fuerza, al poderío, a la musculatura. Habilidades que las mujeres también desarrollan abriéndose paso en la tarima. Romper con los cánones y los estereotipos, a veces, les juega una mala pasada. “La gente habla. A lo mejor me dicen, pues a mí tanto músculo no me gusta, pareces un hombre”, comparte la culturista.
Para ella es fundamental el respeto, el mismo que ella guarda con el resto de la sociedad. Según su experiencia en este mundo, “yo no hago daño a nadie, simplemente me cuido. A mí no me afecta lo que piensen. Pero siempre hay quien critica y no tiene por qué hacerlo”.
El nombre de Conil resuena gracias a una de sus vecinas que se siente orgullosa de haber logrado la medalla de plata a pesar de su tiempo limitado. Ahora piensa en próximas competiciones. “A ver si el año que viene me traigo el oro. Si Dios quiere voy a prepararme mejor”, dice con ilusión.
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