Iris Peñalver, la pequeña surfista de Cádiz que quiere ser campeona del mundo

Hija de Tony Peñalver, fundador de la escuela Reconnection Surf Experience, ya ha participado en varias competiciones y ha cumplido su sueño de surfear en Hawaii, donde sorprendió a profesionales internacionales por su destreza en el agua a sus cinco años

La pequeña Iris posa con su tabla en la playa Santa Maria del Mar en Cádiz.
La pequeña Iris posa con su tabla en la playa Santa Maria del Mar en Cádiz. JUAN CARLOS TORO

Iris Peñalver empezó a surfear antes que a andar y con sólo cinco años, se desliza sobre el mar con tanta destreza y confianza, que ha llamado la atención de surfistas profesionales internacionales, incluido el que fuera campeón del mundo de surf Barton Lynch.

Esta gaditana es una apasionada del agua y tiene claro que quiere dedicarse profesionalmente al surf. Ya se está preparando para ello, "entrenando duro y compitiendo para llegar a ser campeona del mundo", expresa con enorme desparpajo. Tiene la ilusión de que la firma de ropa y complementos Roxy la patrocine, "porque es mi marca favorita".

La pasión de Iris por el surf le viene heredada de sus padres, ambos grandes aficionados a este deporte. Su padre, Tony Peñalver, es fundador de la escuela Reconnection Surf Experience en Cádiz y fue quien la introdujo por primera vez en el mar sobre una tabla de surf, cuando ella tenía sólo cinco meses; "y desde entonces, no lo ha dejado. Ni siquiera en invierno", asegura su padre y entrenador, quien relata cómo cogieron aquella primera ola: "Yo iba tumbado en la tabla, sosteniendo a mi hija por debajo de los brazos como si estuviera surfeando de pie sobre la tabla".

La pequeña surfista cogiendo olas en su playa de Cádiz.
La pequeña surfista cogiendo olas en su playa de Cádiz.  JUAN CARLOS TORO

En estos cinco años, Iris ha ido progresando a base de mucho entrenamiento, siguiendo una metodología personalizada, adaptada a sus necesidades y habilidades. Sus padres consideran que la clave de su evolución está "en una combinación de planificación, entrenamiento y mucha paciencia".

Entrenamientos casi a diario en la escuela de su padre

Iris entrena casi todos los días en la escuela de su padre. "No me pierdo ni una clase porque me encanta", apunta la pequeña, quien detalla, ayudada por Tony, cómo se desarrollan los entrenamientos: "Hacemos calentamiento y entrenamiento funcional, también observamos las olas, para aprender a interpretar el entorno, y antes de meternos en el agua, en cada sesión, marcamos unos objetivos para ir trazando un mapa evolutivo del alumno". Iris confiesa que lo que más le gusta es meterse en el agua y coger las olas. Su momento favorito para surfear es durante la puesta de sol, que ella llama "la hora mágica". 

La madre de Iris, Desy Delfín, graba sus entrenamientos para poder analizar después con ella cada sesión y marcar objetivos de mejora. Tanto Desy como Tony reconocen que trabajan arduamente juntos para ayudar a su hija a mejorar sus habilidades físicas y mentales, y en muchas ocasiones sacrifican su práctica de surf para dedicarse a su hija. "Si no hubiera sacrificio por nuestra parte, ella no podría tener el nivel que tiene", admite el padre.

Su padre, Tony Peñalver, poniendo  el casco antes de una sesión de surf.
Su padre, Tony Peñalver, poniendo el casco antes de una sesión de surf.   JUAN CARLOS TORO
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Iris posa con el saludo surfista antes de su entrenamiento por la tarde.  JUAN CARLOS TORO

Tony Peñalver hace hincapié en el trabajo psicológico que ha llevado a cabo con su hija, en cuanto "al proceso de habituación al océano, que es un medio hostil ante el que una niña tan pequeña puede sentir miedo, sobre todo cuando está el mar fuerte". En este sentido, Desy apunta que "él está siendo un entrenador excepcional, motivando constantemente a Iris y brindándole un enfoque divertido y creativo a su aprendizaje". Destaca que "ha tenido la habilidad de crear un ambiente seguro y divertido en el agua, lo que ha ayudado a Iris a sentirse cómoda y confiada en cada sesión de entrenamiento".

Y es que Iris confía plenamiente en su padre, que es quien se mete con ella en el agua "para ayudarle a negociar las olas, ya sea pasándola por debajo (la técnica denominada ‘el pato’) o colocando a la niña en la zona de energía para que pueda surfear las olas más grandes, porque ella todavía no puede remar", explica Tony. Iris quiere aclarar que las olas más pequeñas sí las coge ella sola. Además, recalca que no le da miedo ninguna ola, "ni las más grandes", porque sabe perfectamente lo que tiene que hacer si una ola la tira al agua, aunque se encuentre sola en ese momento.

Un ritual al entrar en el agua

Esta pequeña surfista cuenta que tiene un ritual para entrar en el agua, que ha copiado de su padre. Este ritual consiste en "repetir tres palabras, como un mantra, en las tres primeras olas, mojándose la cabeza con la mano", comenta Tony. Estas palabras son: "Maná, para tener energía para esa sesión; ohana, que significa familia en hawaiano, porque la familia es donde radica lo más importante, y tienes que entender que la tribu de gente que te encuentras en el agua es tu familia, y la tercera palabra es mahalo, que significa gracias en hawaiano, porque hay que estar agradecido al océano por tener la posibilidad de surfear ese día. El océano es el que te permite estar ahí".

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Padre e hija entran al agua cogidos de la mano en Santa María del Mar, Cádiz.  JUAN CARLOS TORO

Surfear en Hawaii: un sueño cumplido

Con sólo cinco años, Iris ha cumplido su sueño de surfear a Hawaii. "Mi padre me había contado que en Hawaii hay muchas olas buenas y yo quería ir a coger olas allí", expresa la niña. Tony reconoce que desde que su hija era muy pequeña, siempre le ha dicho que Hawaii es el paraíso del surf y en casa tienen fotos y objetos de cuando él estuvo allí.

El año pasado, toda la familia viajó a Hawaii, donde conocieron al que fue campeón del mundo de surf en 1988, Barton Lynch, y donde Iris surfeó sola por primera vez en la que asegura que es su "playa favorita", la de Haleiwa. Allí tuvo la oportunidad de coger olas con más niños como ella. También estuvieron en la playa de Pipeline, donde sólo cogen olas surfistas muy expertos, y le hizo mucha ilusión ver a su padre surfeando con profesionales de todo el mundo. "Había unas olas enormes", recuerda la pequeña.

Pero lo que más le gustó de Hawaii fue "surfear con mi padre junto a unas tortugas muy grandes en mi playa favorita".

Sus primeras competiciones

A pesar de su corta edad, Iris ha participado ya en alguna competición de surf. Con tres y cuatro años, compitió en las ediciones de 2022 y 2023 del Blast Off, un campeonato internacional de Surf para niños organizado por Barton Lynch. Los menores participan enviando vídeos cogiendo olas, e Iris quedó finalista en ambas ediciones. Se ha propuesto como objetivo para este año ganar la edición de 2024 del Blas Off. "Estoy entrenando muy duro para conseguirlo", asegura.

El pasado mes de enero, participó en su primer campeonato presencial de surf, el Festival Enredados, celebrado en la playa de Las Redes (El Puerto de Santa María). Fue la participante más joven, "porque lo normal es empezar a competir con 7 u 8 años", argumenta su padre, quien cuenta que a los organizadores "les sorprendió que siendo tan pequeña, cogiera olas de gran tamaño". De hecho, según Tony, hasta hace poco, no era habitual que los niños empezaran a surfear tan pequeños: "Es un nuevo concepto del surf que se está extendiendo en otros países, pero en Cádiz todavía se ve poco".

La siguiente competición en la que va a participar esta gaditana es el Skull Grooms, que se disputa en La Barrosa (Chiclana). Igual que el campeonato celebrado en El Puerto, el Skull Grooms incluye la categoría Espumas, que permite a los padres asistir a los niños más pequeños en las olas, dándoles así la oportunidad de introducirse en el mundo de la competición desde muy temprana edad.

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Iris llega a la playa con su madre Desy Delfín.  JUAN CARLOS TORO
Iris se atreve con olas más grandes que ella misma
Iris se atreve con olas más grandes que ella misma. JUAN CARLOS TORO

Los padres de Iris están muy orgullosos de la evolución de su hija. Ellos mismos se sorprenden de su gran capacidad para manejarse en el agua y del aguante que tiene. Comentan que "en Hawaii, surfistas profesionales se sorprendieron de sus capacidades con las olas grandes y de su destreza en el agua, porque no tiene miedo de coger olas, por muy grandes que sean". En eso influye la confianza que tiene en su padre, que a su vez es consciente de la gran responsabilidad que supone para él seleccionar las olas en las que la lanza.

Iris ha surfeado también en Portugal, donde cogió olas por primera vez con dos años, y en Tenerife, cuando tenía tres años. Su playa favorita de la provincia de Cádiz para coger olas es la Fuente del Gallo, porque allí tiene varios amigos que surfean.

El surf como refugio vital

Tony Peñalver afirma que su intención es enseñarle a su hija valores a través del surf y que ella encuentre en este deporte "un refugio vital". "Quiero que ella sienta que pertenece al mar y que este sea el sitio donde desconecte y aprenda los valores de la vida. Porque el surf te enseña que si viene la ola, tienes que seguir remando; si la ola se pone grande, tienes que aguantar y seguir; si el día se pone gris, surfeamos; si hace sol, lo disfrutamos; y si te tira la ola, te levantas, sigues y aprendes por qué te has caído. Es un proceso de resiliencia y un paralelismo con la vida. Creo que el surf es una buena herramienta para superar los obstáculos de la vida y es la mejor herencia que puedo dejarle".

Iris tiene su propio perfil de Instagram irissurfers, que gestiona su madre, donde se pueden seguir todas sus aventuras y su evolución en el surf. Porque ella asegura que va a continuar entrenando duro para alcanzar su objetivo de convertirse en surfista profesional. "Voy a seguir surfeando toda la vida y haciendo amigos en el surf", concluye.

Sobre el autor:

Pilar Hernández

Pilar Hernández Mateo

Licenciada en Periodismo. He desarrollado la mayor parte de mi trayectoria profesional en ‘Diario de Cádiz’ y, trabajando allí, participé en la puesta en marcha de las ediciones digitales del Grupo Joly. En 2021, gané la 29 edición del Premio de Periodismo Manuel Fombuena Escudero, que concede la Fundación Farmacéutica Avenzoar a nivel andaluz. En 2018, obtuve un accésit en la XXI edición de los Premios de Periodismo Luis Portero a la Promoción del Donante de Órganos y Tejidos en Andalucía, que otorga la Consejería de Salud. Actualmente, soy responsable de comunicación y community manager de una sociedad científica nacional y también trabajo como redactora de contenidos webs para empresas.

 

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