Este es el deportista nacido en Jerez que se retira de la alta competición tras una vida de superación

Luis Miguel García-Marquina, ganador de un bronce en los Juegos Paralímpicos de Tokio, pone fin a sus 46 años a su etapa en el deporte de alto nivel

Luis Miguel García-Marquina, con la medalla de bronce conquistada en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Luis Miguel García-Marquina, con la medalla de bronce conquistada en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
11 de septiembre de 2025 a las 10:35h

Luis Miguel García-Marquina, nacido en Jerez en 1979, ha puesto fin a su etapa en el deporte de alto nivel tras más de una década en la élite del paraciclismo. Nieto de Santos Cascallana Canóniga, quien fuera director general de González Byass, y abogado de profesión, su trayectoria deportiva está marcada por la superación. Aunque con solo cinco años se trasladó con su familia a Tarancón, nunca ha olvidado sus raíces jerezanas.

Su vida cambió de forma radical en 2002, cuando un accidente de motocross le provocó lesiones en la médula tras el desplazamiento de unas vértebras. Con 23 años, perdió la movilidad en las piernas. Lejos de apartarse del deporte, comenzó practicando baloncesto en silla de ruedas durante diez años, antes de dar el salto al ciclismo adaptado, disciplina en la que se consolidó como uno de los nombres más destacados de España.

Siete Mundiales y seis Europeos

En su palmarés figuran siete participaciones en Mundiales, seis en Europeos y dos en los Juegos Paralímpicos: Tokio 2020, donde logró la medalla de bronce en la contrarreloj H3, y París 2024. Además, acumula una decena de títulos nacionales en pruebas en línea y contrarreloj, además de múltiples podios internacionales que lo han situado entre los mejores del circuito mundial.

El pasado fin de semana, en el Mundial de ciclismo paralímpico de carretera celebrado en Bélgica, disputó la que será su última competición oficial. La decisión de retirarse del deporte profesional la tomó de manera meditada, aunque seguirá utilizando la handbike como afición y parte esencial de su vida.

“El ciclismo es mi pasión, es una forma de vida que te permite descubrir quién eres porque es un deporte de sufrimiento extremo, en el que llevas el cuerpo y la mente al límite. Estos once años han sido un regalo. Daría lo que fuera por dar marcha atrás al reloj y poder vivir de nuevo todo lo que he vivido”, ha declarado a Marca.

También ha confesado que nunca ha sentido arrepentimiento por lo ocurrido en aquel accidente: “No me arrepiento de nada. No cambiaría el accidente porque soy quien soy gracias a todas las vivencias que he tenido. He sido muy feliz desde la silla de ruedas y he vivido experiencias que de otra forma hubiese sido muy difícil. El trance fue traumático, hay que pasar el duelo de que te cambie la vida en un instante, pero se te abre un nuevo mundo. He vivido una vida plena, no echo en falta andar”.

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Rubén Guerrero.

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