El pasado 21 de mayo se celebró una de las pruebas de triatlón más importantes y duras de España y de Europa, el Ironman de Lanzarote. En ella, dos corredores afincados en Jerez de la Frontera lograron terminar la carrera y no solo eso, sino que además quedaron en puestos muy altos tanto en su categoría de edad como en la general.
Manuel Jesús Sánchez es jerezano y va a cumplir 36 años en pocos días, y Álvaro Gil, nacido en Madrid, pero residente en esta ciudad desde los 14 años, tiene 44. Ambos son policías locales y comparten una misma realidad: son deportistas no profesionales que compaginan el día a día de su trabajo y su familia con los entrenos y las competiciones. Los dos comentan que "hay que hacer encaje de bolillos porque es muy complicado llevarlo todo para adelante, pero con tesón y ganas es posible".
En el caso de Manuel Jesús, tiene una hija recién nacida y otra pequeña con cinco años. Por su parte, Álvaro también tiene dos vástagos, uno de tres y otra que va a cumplir seis. "Los niños son muy activos y dan mucho trabajo, entre una cosa y otra 24 horas al día te parecen pocas", asegura este último.
Gracias al apoyo familiar, especialmente en el caso de Manuel Jesús, les resulta posible descargar parte de las responsabilidades con sus pequeños, lo que influye en tener algo más de tiempo que dedicar a ponerse a punto para competir. "Cuando tenemos algo más de tiempo aprovechamos para extender los entrenamientos. Nosotros vamos diciéndole a nuestro entrenador la disponibilidad que tenemos para cuadrarlos", dicen. Por lo general, entrenan entre 12 y 14 horas a la semana, pero cuando quedan aproximadamente seis meses para el siguiente triatlón aumentan el ritmo.
La flexibilidad de su trabajo es lo que les permite dedicar todas las horas que necesitan a la preparación para las pruebas que van a afrontar. "Tenemos suerte con el trabajo que desempeñamos. Si tuviéramos empleos a doble turno nos sería imposible compaginarlo con los entrenamientos. Al final estos van en función del tiempo que dispongas para ellos", señalan.
Así pues, su rutina es variable pero siempre está marcada por los entrenos. Ellos mismos se califican como "fatigas" y aseguran que intentan "sacar tiempo de debajo de las piedras, lo que se traduce en levantarte muy temprano los fines de semana, llegar a la piscina y ponerte a nadar a las seis de la mañana entre semana o salir a correr a las cinco porque a las siete entras a trabajar".
De hecho, Álvaro cuenta una anécdota que le ha ocurrido recientemente durante la Feria del Caballo. "El sábado salí a las cinco de la mañana a correr e iba recogiendo a todos los que volvían con una borrachera monumental. Me miraban con cara de ‘mira el tío raro este’, pero depende de cómo se mire será más raro una cosa u otra", reflexiona.
No hay que olvidar el hecho de que ninguno de los dos son profesionales y se dedican a competir por puro hobby. Precisamente, a base de participar en diversas competiciones consiguieron granjearse algunas amistades y en 2017 crearon el club amateur Trikiman Movijerez, al que pertenecen, aparte de ellos dos, otros 23 triatletas, casi todos de Jerez. Como indican, "pese a no ser profesionales contamos con muchos patrocinadores. No nos generan beneficios, pero nos ayudan a cubrir los gastos que tenemos".
Dentro del equipo, solo Álvaro y Manuel Jesús compiten habitualmente en triatlones de largo recorrido. De hecho, su última competición ha sido la ya mencionada Ironman de Lanzarote, una prueba tremendamente complicada. "Es durísima. Allí siempre hace viento y la calima es horrible. Es una prueba única y muy sufrida. O la odias o la amas con todas tus fuerzas". Y en su caso, les encanta. El primer Ironman de Álvaro fue en 2014, lleva ya diez y cuatro de ellos los ha disputado en Lanzarote. Por su parte, Manuel Jesús empezó en 2013 y lleva ya seis, siendo esta la tercera vez que va a la isla canaria.
Esta prueba divide a los participantes en profesionales masculinos, profesionales femeninos y no profesionales por rangos de edad. Manuel Jesús ha conseguido superar su tiempo anterior en la categoría de 35 a 39 años —acabó 7º de 115, 35º en la general— y se siente muy satisfecho por cómo ha ido todo. "Estoy muy contento, ha ido todo muy bien", afirma.
Por su parte, Álvaro sufrió un pequeño percance que le costó algunas posiciones en la categoría de 40 a 44 años —terminó 13º de 169, 87º en la general— y comenta resignado que "en una competición tan larga e igualada el más mínimo fallo te puede costar varias posiciones. Por más veces que participes esto le puede pasar a cualquiera". Aún así ambos consiguieron muy buenos puestos en una competencia en la que participaron 974 personas.
Una de las particularidades de este triatlón es que cuando una persona participa por quinta vez en él, obtiene una medalla conmemorativa y ambos aspiran a conseguirla más pronto que tarde. "Hay mucha gente que ha estado en diez, once o doce Lanzarotes. De hecho, hay un hombre de allí que con más de 60 años ha participado en las 30 ediciones. Es un mito ya", aseguran. Además, la edición de este año era más especial si cabe, ya que se trataba de la número 30 y concedían una camiseta conmemorativa a todos los que la finalizaran, en la jerga, los 'finishers'.
Álvaro y Manuel Jesús han participado también en otras pruebas como la de Frankfurt en Alemania o la de Klagenfurt en Austria. En este aspecto, también hay que organizarse con mucha antelación para poder viajar, ya sea solo o acompañado de la familia. "Solemos tirar de días de asuntos propios en el trabajo o tratar de encajar las vacaciones. De hecho, a veces intentamos quedarnos más días para encadenar la competición con los viajes en familia, aunque no les suele gustar porque quieren estar contigo y durante unos días estás centrado en la carrera", explican.
Lo normal es correr un Ironman cada año, aunque se pueden acortar los plazos y hacerlo cada seis meses si el cuerpo responde. Álvaro Gil va aún más allá. "En mes y medio se corre el triatlón de Vitoria y yo quiero participar si me veo en forma. No es lo habitual, pero quiero probar porque cuando acabas una carrera ya estás pensando en la siguiente y tengo ganas de volver a competir", señala.
Manuel Jesús, por su parte, quiere descansar, reponer fuerzas y ver cómo se desarrolla su situación laboral en los siguientes meses para tomar una decisión. Recientemente le han destinado a Jerez, lo que puede traducirse en un cambio de horarios y, por lo tanto, de disponibilidad para entrenar y competir.
Lo que sí tienen claro los dos es que algún día querrían participar en el campeonato del mundo de Hawai, que ellos describen como "la meca del Ironman". En la isla caribeña nació esta modalidad deportiva y a la competición solo se puede acceder mediante una clasificación previa en plazas que se otorgan en otras carreras -por ejemplo, la de Lanzarote ofrecía plaza a los 4 mejores de 35 a 39 años y a los 6 mejores de 40 a 44- según el número de participantes.
"En condiciones climatológicas es muy similar a Lanzarote y es una maravilla. El año pasado se pospuso por el covid-19 y finalmente no llegó a celebrarse, pero este año vuelven con todo", dicen. Ambos consiguieron clasificarse en carreras previas —éstas sí llegaron a celebrarse, aunque al final no se pudiera correr la principal— pero por circunstancias personales renunciaron a la plaza y ahora "esperamos poder clasificarnos pronto porque para nosotros sería un sueño ir a Hawai".
En cualquier caso, Álvaro y Manuel Jesús son un ejemplo de que si amas algo y tienes voluntad, es posible compaginarlo con tu vida diaria y equilibrar el desempeño en tu hobby con las obligaciones del día a día.
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