Yosi Campos y la Unión Republicana Femenina de Cádiz

Manuel Almisas Albéndiz publica 'Yosi Campos y la Unión Republicana Femenina de Cádiz. Tras los pasos de Clara Campoamor'

Yosi Campos y la Unión Republicana Femenina de Cádiz. Mujeres trabajadoras en apoyo al Frente Popular. Toledo, 1936. Fotografía: Kolzov. (Deutsches Bundesarchiv)
Yosi Campos y la Unión Republicana Femenina de Cádiz. Mujeres trabajadoras en apoyo al Frente Popular. Toledo, 1936. Fotografía: Kolzov. (Deutsches Bundesarchiv)

Este viernes día 25 de marzo, a las 19.00 horas, tendrá lugar en el centro social La Yerbabuena (Calle Siervas de María, 2) de Jerez la presentación del nuevo libro de Manuel Almisas Albéndiz Yosi Campos y la Unión Republicana Femenina de Cádiz. Tras los pasos de Clara Campoamor (Editorial Suroeste-El Puerto).  

Hemos tenido la oportunidad de charlar con el autor y nos ha proporcionado la siguiente información, prometiéndonos una  interesante anécdota al final de nuestro encuentro.

- «Tengo que ser sincero. Descubrir a Yosi Campos ha constituido una monumental sorpresa. Después de recuperar la memoria de las librepensadoras y feministas republicanas Amalia Carvia Bernal y María Marín Labrador, no pensaba que en Cádiz quedaran mujeres históricas por investigar y sacarlas a la luz, pero me estaba equivocando.

En el periodo de la Segunda República, solo la dirigente cigarrera Micaela de Castro había tenido cierta notoriedad. Micaela tuvo, junto a su hermana Ángela -la primera presidenta de las cigarreras gaditanas-, una importante actividad sindical desde los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, pero, sobre todo, en noviembre de 1933 formó parte como «obrera independiente» de la candidatura a Cortes del «Frente Único Revolucionario», de inspiración comunista, que lideraban los metalúrgicos jerezanos Manuel Hurtado Benítez y Andrés Bonilla Benítez, y el médico portuense Daniel Ortega Martínez

Sin embargo, además de ella, otra mujer brilló con luz propia, ocupando un lugar privilegiado en el republicanismo de la capital: se trataba de Yosi Campos, o Josefina Campos Morilla, como se llamaba realmente.  Esta maestra gaditana, tan desconocida, tuvo una vida paralela a la de su mayor referente en la política y en el feminismo, la abogada republicana y sufragista Clara Campoamor.

- ¿No nos puedes hablar, Manuel, un poco más de esta sorprendente mujer?

- «Yosi Campos, escritora, publicista y oradora, fue, sin duda, la mujer republicana más importante de Cádiz en los primeros años de la Segunda República. Pero por encima de todo era feminista, y por eso no dudó en organizar y presidir la Unión Republicana Femenina de Cádiz en enero de 1933, luchando por que los partidos republicanos llevaran a mujeres en sus candidaturas a las primeras elecciones con sufragio universal en noviembre de 1933. Su decepción fue enorme. Para los republicanos de Cádiz las elecciones significaban nuevas áreas de poder, y la igualdad constitucional de las mujeres era algo muy secundario. Para ellos las mujeres solo representaban votos, pero nunca cederían sus puestos en las candidaturas de diputados a Cortes a una mujer. Como decía Yosi Campos, irónica y amargamente, se habían olvidado de un «insignificante detalle», el derecho a la elegibilidad de las mujeres, el derecho a ser candidata para representar a las mujeres republicanas en las Cortes. 

Yosi Campos, apartada con «desdén» como sujeto político activo, aislada, soportando «burlas y enconos», enemistándose con todas las facciones republicanas de Cádiz, se vio obligada a presentarse en solitario a las elecciones y ni siquiera se sabrá nunca los votos que obtuvo, pues ella era «Yosi Campos» y así la conocía todo el mundo, pero en las papeletas debía venir su nombre legal, «Josefina Campos Morilla», y muchos votos fueron declarados nulos.

Desde ese momento, de forma incomprensible, presa quizás de una profunda melancolía y decepción, se verá abocada a un anonimato absoluto. La culta escritora y fogosa oradora, la asidua colaboradora de varios medios periodísticos de Cádiz, la republicana y feminista más importante de la ciudad, desapareció de la historia para siempre. Las mujeres podían votar, pero después de ese acto de ciudadanía, se las enviaba de nuevo al ostracismo, a «espumar el puchero», como denunciaba su paisana Amalia Carvia.

Un duro castigo y una útil lección para la historia del feminismo durante la Segunda República».

- Espere, espere, aún no ha acabado, ¿no? ¿ ahora viene la anécdota?

- Sí, claro, no se me había olvidado. La siguiente anécdota nos descubre de forma palpable la notoriedad de Yosi Campos, y la animadversión que originaba entre los conservadores recalcitrantes de la ciudad.

«El 6 de junio de 1931, José María Pemán acudió al gobernador civil de la provincia, el jerezano Gabriel González Taltabull, y le presentó su dimisión como presidente de la Academia de Bellas Artes de Cádiz, por considerarlo un cargo político, como así había sido, pues fue nombrado presidente por una Orden Real en 1927. El gobernador civil, preguntado por los periodistas, no quiso desvelar el candidato que iba a proponer en su lugar a la Dirección General de Bellas Artes en Madrid, y ante la insistencia solo dijo que sería «una bella señorita gaditana que brillantemente cultiva las letras». Esta afirmación fue suficiente para que todos le dijeran si no se estaba refiriendo a Yosi Campos, pues no podía ser otra persona la aludida. Pero el gobernador tardó aún algunos días en desvelar el misterio hasta que terminó reconociendo que su candidata era Josefina Campos Morilla, colaboradora del Diario de Cádiz, «de la cual tenía las mejores referencias, pues según le aseguraban era persona de vastos conocimientos y cultura».

Esta propuesta no prosperó por el rechazo del conservadurismo y machismo cultural de la ciudad, impregnado aún de los ideales de la monarquía y la dictadura.

El diario La Información, cuyo recién nombrado director Eduardo Juliá Téllez era un conocido tradicionalista (carlista primero y falangista después) de Cádiz, en su ejemplar del 26 de junio, cargaba contra Yosi Campos. Suponía que los únicos méritos para ser Presidenta de la Academia de Bellas Artes eran los artículos de fervoroso republicanismo publicados las semanas anteriores en el Diario de Cádiz, añadiendo «porque ignoramos que tenga otros méritos para ocupar ese cargo, que siempre han desempeñado distinguidos y prestigiosos convecinos».  Se trataba de una falsedad evidente, pues Yosi Campos ya era escritora desde 1920, y además, Sebastián Martínez de Pinillos Tourné y Luciano Bueno Sáenz, los presidentes entre  1922 y 1927, no tenían más méritos que el ser importantes políticos y caciques gaditanos, sin ninguna relación con el mundo artístico o cultural de la ciudad o provincia.

La Información aseguraba lo que era evidente: «que son varios los Académicos a quienes ha molestado bastante esa propuesta» del gobernador, y se mofaba del reciente artículo en el Diario de Cádiz de Yosi Campos donde llamaba «rezagados, obtusos y recalcitrantes» a los que no están convencidos de que lo que se tramita en España es una revolución y no un simple cambio de gobierno. 

Por todo ello, la nota -sin firmar- del periódico tradicionalista terminaba con esta propuesta: «se nos ocurre una solución, que lo es a varios problemas: ¿No habría medio de incluir a doña Josefa [sic] Campos en alguna de las candidaturas para las próximas Cortes?; es posible que siendo ella «diputada» podría prescindirse de la propuesta para presidir la Academia de Bellas Artes; y como es probable que tuviera mucho que hacer en Madrid, suspendiese también su colaboración en el «Diario de Cádiz». Ella y todos saldríamos ganando».

El gobierno cedió a las presiones de los «sumos sacerdotes» culturales del Cádiz más reaccionario y Yosi no fue presidenta de la Academia de Bellas Artes de Cádiz, lo cual hubiera sido un hito histórico en la ciudad más antigua de Occidente». 

Es ilustrativa la anécdota, ¿no?

- Así es… siempre sorprendiéndonos. ¡Nos vemos el viernes, señor Almisas!

Sobre el autor:

Eduardo Albaladejo

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