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La cultura no se mencionó en el debate de La Sexta. Ni de pasada. Ni por error. Nada. Aunque en los programas electorales de Podemos y del PSOE hay, y muy detallado, un proyecto cultural.

Pues no: el lunes tampoco se mencionó la cultura en el debate de La Sexta. Ni de pasada. Ni por error. Nada. Y mira que en los programas electorales de Podemos y del PSOE, hay, y muy detallado, un proyecto de cultura, que, en los dos casos, plantea la recuperación del Ministerio de Cultura. Ministerio sí, entonces. Claro que Podemos habla de Cultura y Comunicación. Esto de Ministerio de Comunicación a mí, la verdad, no me apasiona, pero ellos lo argumentan en función de los medios públicos y las redes, y un cierto entendimiento de la cultura contemporánea, inextricablemente unida a lo digital, para bien y para mal, y que es en esencia comunicación. Es verdad que en lo digital se van a batir los cobres no sólo de los derechos de autor –que no son sólo dinero, sino gestión moral de la propia obra-- sino de la difusión y del disfrute. Ahí, y los dos partidos de izquierda que estuvieron en el debate lo tienen muy presente en sus proyectos ejecutivos y legislativos, se juega buena parte de las contradicciones en las que se retuerce el sector. Los sectores.

No, el programa de cultura del PP no lo he buscado, y no me digan que me falta objetividad. Es que les he sufrido en los cuatro años largos (larguísimos) de retroceso que hemos pasado todos, y yo, personalmente y en persona, que diría mi adorado Cataré, el guardia de Camilleri. A lo mejor me hablan de crear empleos….. y entonces me da un patatús de risa. No lo he leído. Y tampoco el de Ciudadanos: después de las municipales y en la ciudad de Málaga, exigieron a Paco de la Torre, alcalde PP pero persona culta, la supresión del Instituto Municipal del Libro. Para muestra, un botón neoliberal.

Yo creo que justamente el tema de la cultura hubiera marcado mejor que muchos la diferencia izquierda/derecha, y hasta entre los dos partidos de izquierdas. Pero tanto Vicente Vallés como Ana Pastor se encargaron de decir que era un debate en el que “mandaban los periodistas”, así que parece que ese desinterés cultural, un craso error a mi modo (interesado) de ver, no se les puede achacar a los debatientes. Vicente Vallés no es santo de mi devoción: no se me olvida su presencia como director y presentador de La noche en 24 horas y sus simpatías clarísimas por la derecha. Ana Pastor tiene un estilo que no es el mío, agresivo y cortante, pero la respeto profesionalmente. Entre los dos cortaron algo más de cuatro minutos a Sánchez, al único al que interrumpieron. Lo traían de perdedor. Como si no tuviera bastante con lo suyo.

Pues bien: tanto el programa de cultura del PSOE como el de Podemos serían un auténtico sueño para el personal del ramo. Serían poder dar pasos hacia la normalización: los dos se preocupan por la precariedad, la pobreza, digámoslo de una vez, en que salvo raras y honrosas excepciones, se encuentran la inmensa mayoría de los implicados en la creación, la producción, la extensión, la comercialización… de la creación cultural. Los dos hablan del papel troncal de la cultura, como derecho y como expresión de un pueblo, que tiene que ser promovida y protegida desde el Estado, aunque es verdad que el PSOE añade su enorme potencial económico –algo más del 3% del PIB-- y su capacidad de creación de empleo de calidad, dentro de un nuevo modelo económico para España. Los dos coinciden en el carácter dinamizador de la cultura, y en su excepcionalidad. Y en las leyes, vigentes últimamente, que serían derogadas en su momento.

Pero hay diferencias, y sólo me referiré a las diferencias a favor. En el programa de los socialistas agradezco la presencia de la paridad (mujeres-hombres) en cada paso del programa, y no sólo en el cultural pero también en éste. Y una especie de solidez formal, que sitúa sus propuestas en el contexto: a partir de lo que ha sido destruido en los últimos tiempos. Y quizá, su insistencia europeísta y la relación con América Latina, que no está, desde luego, ausente del programa Podemos, muy al contrario: las legislaciones europeas aparecen en el de Pablo Iglesias como referencias insoslayables y muy concretas.

En el de Pablo Iglesias (Jr., digo siempre) agradezco, y mucho, la insistencia en la participación popular. La articulación de esa participación en la cultura, no sólo en el disfrute de los productos culturales, sino en la toma de decisiones y en la propia creación. El enorme potencial de la gente se puede canalizar –entiéndanme, no se les ve “dirigismo” por ningún lado, pero sí un buen montón de propuestas democratizadoras-. con una serie de medidas y fórmulas organizativas y comunitarias. Y poniendo a su alcance no sólo medios de formación y acercamiento de productores y productos culturales, sino sitios, lugares, espacios dotados. Y teniendo presentes sus propuestas y su capacidad decisoria, junto, naturalmente, a los profesionales de los sectores y a los responsables de los distintos organismos, muchos de los cuales cambiarían o se crearían de nuevo.  

Es difícil, por supuesto. Pero esa trama de democratización de la cultura como derecho, con la insistencia en los ayuntamientos, los barrios y las administraciones más próximas a la gente, a mí me emociona. Esa insistencia en la transparencia, en el contrato revisable y por proyecto para los centros culturales públicos, y su ampliación con tantos locales (públicos) sin función, también. Y la creencia en la gente, vaya. En que dentro de cada quien rebulle un artista. Un creador. Un disfrutador de cultura. Y alguien con curiosidad, a poco que se despierte.

¿Qué quién ganó el debate? Pues yo creo que el que más ilusionaba. Que no era, desde luego, el que se escapó a Doñana.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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