Un Mozart 'jazzístico' llega a Jerez para sorprender a los más melómanos

Paco Mir, conocido miembro de la compañía teatral catalana Tricicle, trae un exitoso y revolucionario espectáculo que combina jazz y ópera al Teatro Villamarta este sábado: "Hemos hecho una gamberrada pero con un respeto enorme"

Un momento de la representación de 'Las bodas de Fígaro' en la adaptación de Paco Mir.
Un momento de la representación de 'Las bodas de Fígaro' en la adaptación de Paco Mir.

Las bodas de Fígaro de Mozart con un trío de jazz: piano, contrabajo y batería. Es la revolucionaria propuesta de Paco Mir (Barcelona, 1957), humorista, actor, director y dramaturgo, conocido también por ser uno de los miembros de la emblemática compañía de teatro cómico Tricicle. Con este trío humorístico y sin él, el artista barcelonés ha escrito y ha adaptado desde obras de teatro hasta musicales —como el Spamalot de los Monty Python—, ha dirigido en el cine Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, protagonizada por Pablo Carbonell, ha escrito libros, cuentos y se ha desempeñado hasta como viñetista y dibujante.

Hace un año y medio el polifacético dramaturgo se lanzó a este proyecto, una iniciativa que está llevando por todos los rincones de la península con rotundo éxito. En su horizonte ya planea la elaboración de un teatro infantil con el exitoso libro de cuentos de su pareja, Raquel Díaz Reguera, Yo voy conmigo. A Jerez viene a presentar lo que define, entre risas, de "gamberrada con respeto". Una iniciativa "salvaje", confiesa, que le hubiera gustado mucho al "tío simpático" que cree que fue Mozart.

En su adaptación, Paco Mir y Jaume Vilaseca, responsable de la adaptación musical, reducen el elenco de once a siete cantantes gracias a un "truco dramático que justifica que la canta a la Condesa deba cantar las arias de Marellina y Barbarina". Un recorrido que va desde la sobriedad de la primera lectura del libreto, con un escenario prácticamente vacío, hasta una "apoteosis final", tal y como la definen sus creadores, que tachan su conclusión de "claramente operística". Una propuesta, con la colaboración del Liceu de Barcelona, que parece no dejar indiferente a nadie.

¿Cómo nace y desarrolla la original idea de combinar jazz y ópera?

La idea nace de casualidad, se juntan dos neuronas y la tienes. Lo difícil no es eso, sino ponerla en práctica. Combinar la ópera con el jazz es algo que ya se ha hecho en temas sueltos, en conciertos de jazz, pero yo quería hacer todo un espectáculo. Lo primero que hice fue una prueba con mi amigo Jaume Vilaseca, que es quien ha hecho la adaptación musical. Tras el éxito propusimos hacer un taller con los alumnos del conservatorio del Liceu. Se trataba de una producción sencilla donde pudiéramos ver si la cosa funcionaba o no... ¡y funcionó a las mil maravillas! Nos sirvió para ser más salvajes, más gamberros todavía. Íbamos con un poquito con eso de no tocar mucho a Mozart pero viendo cómo nos había salido, nos animábamos incluso a poner más jazz en los acompañamientos y acortar más la obra. En definitiva, a ser más valientes en la dramaturgia. Hay que tener en cuenta que la obra está reducida de tres horas y media a 90 minutos.

Un austero escenario da comienzo a la adaptación del clásico de Mozart, que poco a poco va llenándose para terminar convirtiéndose en una verdadera representación operística.

En esta adaptación reducís el peso de la orquesta en un trío clásico de jazz: piano, contrabajo y batería. ¿Qué sorpresas le depara al público que acuda este sábado al teatro Villamarta de Jerez?

Sí, es una orquesta grande y la reducimos al trío clásico. Pensamos en colocarle algún viento pero el trío clásico funcionaba perfectamente y no hacía falta nada más. Bueno, a quienes más les va a sorprender va a ser a los muy melómanos y a los que están acostumbrados a ver ópera. Estos suelen llegar un poco con la ceja levantada, diciendo "a ver qué invento han hecho". Pero la verdad es que a los melómanos nos los ganamos enseguida. Los cantantes cantan tal y como cantarían con la orquesta detrás, lo único que pasa es que le han cambiado la orquesta por un trío de jazz, y la fusión es perfecta. Es cierto que se valoran otros matices pero no es escandalosa, se gana otra experiencia. Es Mozart y no deja de ser Mozart.

El mundo de la ópera no es un escenario habitual para la innovación, aunque demuestra que se presta a ella.

Claro, es como Shakespeare, siempre hay que renovar. Lo que sucede en que los textos está más permitido cortar, pegar y hacer lo que quieras mientras que en la música clásica está prohibido del todo. La ópera cuesta mucho acortarla y nosotros nos hemos atrevido en dos cosas: una en el planteamiento del jazz, y la otra en acortar la partitura. Además, no solamente la reducimos sino que añadimos una trama paralela muy bonita, que es la construcción de un espectáculo desde el primer día: desde el primer encuentro de todos los cantantes con el director hasta el día del estreno. Hay una evolución física que se ve claramente, porque el espectáculo empieza con el teatro vacío completamente, sin decorados, con ocho sillas y una mesita de lectura. Poco a poco va cambiando el vestuario, entran las luces y entra el maquillaje de modo que en 90 minutos estás viendo una función de ópera tal cual la verías en un teatro pequeño. A modo de radiografía, ves la evolución y ves cómo trata el director a los actores.

Un director que actúa casi a modo de narrador...

El director es un personaje muy importante porque para ayudarnos a reducir la trama él es el que lleva la voz cantante. Él es el que con pequeños monólogos va indicando lo que está pasando, lo que ha pasado y lo que va a pasar, de modo que vamos dando pistas al espectador. Contamos y explicamos cada área, de modo que no hace falta leer el subtitulado porque ya el director lo explica.

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Paco Mir en una fotografía de archivo.

Le hemos escuchado decir que Mozart hubiera disfrutado de ver Las bodas de Fígaro en la versión de Paco Mir...

(Ríe). Tiene esa fama de gamberro y de tío divertido. Hemos hecho una gamberrada con un respeto enorme a Mozart. Es lo que te decía, que cuando hicimos la primera versión teníamos el respeto en los huesos y éramos un poquito cautos, pero una vez que vimos cómo lo hicimos nos dejamos ir. En la primera versión, los tres primeros actos estaban recortados y el cuarto era tal cual lo había escrito Mozart pero la dinámica de los tres primeros era tan ágil, tan divertida, que vimos que había que hacer lo mismo con el cuarto. Es un cuarto acto realmente muy dinámico.

Polifacético, con Tricicle y sin ellos, usted no ha parado de explorar universos. Desde el humor, a la dramaturgia, pasando por el diseño, la producción, el cine o las historietas...

Sí, sí... la verdad es que tengo un problema. Soy disperso. Me gusta todo. (Ríe).

¿En cuántos enredos anda metido ahora Paco Mir?

He estrenado este jueves una función seria basada en la Guerra Civil, la historia de la Colometa, que es una obra que está fuera de mi registro habitual, el humor, aunque luego se crea un momento de comedia que a veces no suele representarse en esta función. Luego estoy preparando una función sobre el trabajo de mi novia, Raquel Díaz Reguera, que es escritora de cuentos infantiles, cuyo libro Yo voy conmigo es un superventas en toda España. En esa línea, trabajo en una función de teatro para escolares para estrenar a finales de enero.

Las entradas para Jazz Bodas de Fígaro, que visita este sábado a las 20:00 horas el Teatro Villamarta de Jerez, pueden comprarse en taquilla o a través de tickentradas.com

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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