Juan Manuel Suárez Japón: "Manuel Morao es, fundamentalmente, un hombre de ley"

El escritor, profesor, investigador y ex consejero de Cultura, acompañado del patriarca del toque, ha presentado en la Peña Flamenca Buena Gente la reedición de la obra biográfica que ha realizado sobre el artista flamenco jerezano: "Le hemos pegado un pelado a la primera edición para que sea la voz, la palabra y el pensamiento de Manuel"

Manuel Morao y Juan Manuel Suárez Japón, juntos este pasado sábado en la peña flamenca Buena Gente, en Jerez.
Manuel Morao y Juan Manuel Suárez Japón, juntos este pasado sábado en la peña flamenca Buena Gente, en Jerez. CANDELA NÚÑEZ

Rodeado de gente buena en la Peña Flamenca Buena Gente, Juan Manuel Suárez Japón, acompañado de Manuel Morao, ha presentado la reedición de la obra biográfica que ha realizado sobre el histórico artista flamenco jerezano, pero que ha cambiado su título por el de Yo nunca a mi ley falté. Conversaciones con Manuel Morao, ya que, tal y como manifestaba su autor, se le ha pegado “un pelado” a lo realizado en la primera edición para que la obra sea ahora “la voz, la palabra y el pensamiento de Manuel”.

No obstante, consideraba que la reedición de este libro ha sido posible porque “se han concertado los astros y ha habido una serie de iniciativas que han ido convergiendo en lo que hoy estamos haciendo” acerca de esta revisión del trabajo realizado sobre “el pensamiento, las ideas y la obra de Manuel Morao”.

Un trabajo que valoraba como “un legado de un valor extraordinario para el mundo de la cultura gitana andaluza y de la cultura flamenca en general” y al que dan contenido sólo 300 de las 434 páginas que contenía la primera edición que fue editada por la Diputación de Cádiz.

Así pues, y dando una vez más las gracias a Manuel Morao por “elegirme para hacer este trabajo y tener el privilegio de contar lo que él quería”, recordaba los inicios del mismo allá por el año 2012, cuando en su época de rector de la Universidad Internacional de Andalucía tuvo con él una conversación para que participara en el curso Los flamencos hablan de sí mismos en el que algún artista flamenco conversaba con otra persona de manera que no fuera una conferencia ni una lección, ni nada, sino un diálogo.

“En aquel momento teníamos muchas ganas de que viniera porque había pasado por el trance poco tiempo antes de perder a su compañera de toda la vida y andaba bajo de ánimo y me vine a Jerez para decirle que si quería ir a formar parte de esos cursos” relataba mientras rememoraba el almuerzo que tuvieron donde acordaron su presencia en los cursos “en medio segundo”, pero también le hizo saber que quería hacer un libro “dejando testimonio de sus ideas, de lo que él ha sido, de lo que él ha representado y representa en la cultura flamenca, en la cultura gitana andaluza, lo que representa para Jerez”.

“Tienes que se tú porque tú entiendes mi idioma ¿te acuerdas?” interpelaba al protagonista de este trabajo, a quien no le fue suficiente la excusa de que estaba “al frente de un rectorado que me tenía muy ocupado”. “Ante esa frase no hay negativa posible y nos pusimos a trabajar” apuntaba señalando que inicialmente venía los sábados a Jerez “primero en un patio de un bar de la calle Porvera, pero cuando empezó a hacer frío nos trasladamos ya a su casa”.

“Yo he vivido como un privilegio estar en su casa, en la mesa de camilla, con la grabadora en medio, con un ventanal al fondo del cual solo se veía la mancha verde neutra de un árbol” confesaba, aludiendo a diversos momentos inolvidables como las pausas para tomar café y pensar que “si yo hubiera querido hacerlo, a lo mejor hubiera sido más problemático, pero la predisposición de Manuel fue tal que así salió el libro”.

Un libro con 100 páginas menos pero más archivo fotográfico

Un libro que, por otra parte, ha sufrido modificaciones importantes debido a “las dificultades por las que pasan todos los libros en papel”, sometidos al crónico problema de las ventas y, entre otros, este ha sido el motivo principal de “tener que atender la petición del editor y tener que recortar, al menos, 100 páginas”. “Cuando lo hicimos en la primera edición, le había puesto muchísimas notas al pie” señalaba Suárez Japón que, para este planteamiento, consideraba que “no eran tan necesarias” y, por ello, se ha tomado la decisión de “liberar al libro de eso e incluso hasta de mí mismo porque, a raíz de los comentarios de Manuel, yo escribía páginas y páginas para introducir alguna de las cuestiones”.

No obstante, esta reducción en el tamaño de Yo nunca a mi ley falté. Conversaciones con Manuel Morao ha permitido, por otro lado, aumentar “el material gráfico del que pusimos en la edición anterior”, gracias a la ayuda que han tenido desde “lo que yo siempre llamaré como Centro Andaluz de Flamenco”. “Y como ahora el libro es el mismo, pero no es el mismo” por ello indicaba que también abogaron tanto por cambiar la portada porque “para mi mujer, mis dos hijos y la gente que me rodea Tío Manuel es, de verdad, Tío Manuel” y uno de sus hijos es el responsable de hacer la misma, además de que “hemos recuperado el título que quisimos ponerle al principio”.

Para Suárez Japón, este título del libro, en cuya cubierta puede verse una foto en blanco y negro del patriarca del toque realizada por Juan Carlos Toro para lavozdelsur.es, tiene “un significado ambivalente” porque, por un lado, es “una letra de mucha entidad dentro de la lírica que se canta en flamenco por soleá o incluso por seguiriyas” —yo nunca a mi ley falté, tan presente yo la tengo, como la primera vez— y, por otro lado, porque esa definición encajaba con el protagonista en “esa manera de reflejar la fidelidad a unos valores, a una persona, a unos amores y, esa manera de decirlo me parece que era un retrato de Morao”.

“Cuando nombraron a Morao hijo predilecto de Jerez tuvimos un acto muy hermoso que yo recuerdo entrañablemente porque me concedió el honor de ser el que expresara una especie de fin de biografía o de méritos para recibir ese título y yo hablara allí de su fidelidad” matizaba acerca de una persona que considera un hombre de línea recta que “se ha salido muy pocas veces de esa línea recta y que es fiel a su familia, a su pueblo, a la cultura a la que pertenece – la cultura gitano andaluza- y a su familia, en la que los papeles estaban perfectamente fijados y los cariños y los amores”.

Un artista que lejos de su tierra se sentía como un pez fuera del agua

No obstante, Suárez Japón develaba que el libro recoge el apego de Manuel Morao a su tierra y que “fuera de Jerez se siente como un pez fuera del agua”, ya que estuviera en el lugar del mundo en el que se encontrara “le podía la necesidad de venir a Jerez y de reencontrarse con sus amigos, con su gente y con ese espíritu que aquí flota en la ciudad”. Una ciudad que para el autor tiene “un aire” que es como “el cristiano que va a Tierra Santa”, porque para él venir a esta ciudad a cualquier cosa relacionada con el flamenco es “ir a Jerusalén” y eso a Manuel le faltaba “cuando estaba por ahí”.

“Yo creo que Manuel es uno de esos referentes, una de esas voces que todavía se oyen y que ojalá se siga oyendo mucho tiempo, que defiende unos específicos valores y un específico y particular modo de entender el mundo del cante y el mundo de la realidad que hoy llamamos flamenca” señalaba en alusión al discurso manifestado por Morao en múltiples ocasiones en relación a que “él no se identifica del todo con la con el término flamenco” e incluso piensa que ha sido fruto de “una especie de estrategia o estratagema para no seguir diciendo el cante de los gitanos”.

Y aun cuando consideraba que no era el momento ni lugar para discutir sobre esa cuestión “pero alguna razón hay”, exponía que lo que hoy llamamos música flamenca “no habría sido posible sin que previamente hubiera habido una música gitana andaluza” y que esas son las tesis que su biografiado ha defendido y va a defender “hasta los 250 años porque me ha dicho que él va a esperar hasta los 250”.

“Esa fidelidad es lo que convierte a este libro y a su testimonio en un valor en sí, porque va a pasar el tiempo y esta forma de entender el mundo, la sociedad, las relaciones familiares, las fiestas y el dolor, el cante que tenían los grupos de gitanos andaluces, tendrá cada vez más riesgo de ser desconocido” remataba Suárez Japón en una intervención en la que señalaba por último esa “la triple lealtad” – a su familia, su tierra, a sus amigos y a su cultura- es lo que hace que este libro se llame ‘Yo nunca a mi ley falté’ porque cree que Manuel Moreno Jiménez ‘Manuel Morao’ (Jerez, 1929) es fundamentalmente “un hombre de ley”.

Presentación del libro 'Yo nunca a mi ley falté. Conversaciones con Manuel Morao'
Manuel Morao firmando ejemplares de su biografía rodeado de amigos y familiares.   CANDELA NÚÑEZ

"Mi sobrino Juan Manuel es un artista de la palabra y la literatura"

Definiendo a Juan Manuel Suárez Japón como “un artista de la palabra y la literatura”, el propio Manuel Morao agradecía al autor de su biografía esta reedición y se congratulaba de poder estar rodeado de “buenos amigos y grandes personas de la cultura” en la presentación, señalando que él se consideraba a sí mismo como “un compendio de sentimientos, que es como el cante clásico, tan español y andaluz, que todo es sentimiento, todo es profundo, importante y dicho con el corazón”.

“Yo soy un hombre natural de la tierra y soy gitano por los cuatro costados” exponía enarbolando su eterna defensa por “un cante clásico gitano andaluz que llevo por bandera en todos los momentos de mi larga vida” y cuyos esfuerzos realizados por que tenga su compensación de estar presente en “todos los momentos importantes de las expresiones culturales, ha sido honesto”.

Por ello, sostenía que ese fue uno de los motivos por los que decidió montar la empresa Manuel Morao y Gitanos de Jerez y que “los valores del cante clásico gitano andaluz y español” llegaran a donde quiera que estuviese “mi representación” en su condición de gitano “por los cuatro costados y de la que no me arrepiento”, emplazando a todos los presentes a la presentación de una futura tercera edición “dentro de 90 años, que nos veremos otra vez”.

Sobre el autor:

David Montes

David Montes

Comunicador, flamencólogo.

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