Más que un libro, el pasado lunes Manuel Lara Cantizani nos presentó un proyecto vital y solidario. Utilizando un sentido del humor desbordante, nos atrapó con sus haikus, esa forma poética japonesa de 10 sílabas (5-7-5). Además de profesor de Lengua y Literatura en un instituto de Lucena, es escritor, editor y delegado de cultura en el Ayuntamiento. Le apasiona toda la poesía, desde San Juan de la Cruz, Federico García Lorca y Paul Éluard hasta los poetas actuales.
Como poeta, ha recibido varios premios. Con El invernadero de nieve obtuvo el XXXIII Premio Ciudad de Burgos. Ha llevado a cabo talleres literarios con sus alumnos, y ha publicado los resultados de ese trabajo en varios libros (Once de marzo, antología de haikus desde Lucena). Fue director de la colección de poesía 4 Estaciones. También es asesor de la colección Puerta del Mar de la Diputación de Málaga. Ha colaborado con las revistas Angélica y Señales de humo. Haikus del buen amor desde Lucena (y del mundo) ha visto la luz en la editorial Juan de Mairena y de Libros, fundada por él mismo, junto con José Trapiello. Ahora está preparando Haikulandia en Nueva York, con fotografías de Hilario Barrero y la colaboración de la Fundación Caballero Bonald. Haikulandia es Lucena, una ciudad en la que la gente hace haikus todo el tiempo y en cualquier lugar…
Un momento de la presentación del libro en la Fundación Caballero Bonald. FOTO: MANU GARCÍA
Josefa Parra sintetizó muy bien en qué consiste esta obra y cómo es Lara Cantizani. En este libro se conjugan el haiku, la amistad y la comunicación. En el prólogo Luis Alberto de Cuenca afirma que Lara está hecho tanto de la pasta de los campeones como de la materia de los sueños; y Ángeles Mora en el epílogo destaca el amor a la poesía, la creatividad y el espíritu espléndido del autor. Para Enrique García Máiquez el libro es una especie de Rayuela, un libro que se puede leer en todas las direcciones. Y no es un texto pesimista, sino una fiesta, aunque en el origen esté una grave enfermedad. Leerlo a fondo implica realizar varias lecturas, explicó Enrique.
Es una obra que contiene cinco libros en su interior. En primer lugar, es un retrato de Lara Cantizani. Colaboran con haikus muchos amigos, maestros y alumnos del autor. Encontramos textos, por ejemplo, de Josep María Rodríguez, Juan Bonilla o Joan Margarit. Del conjunto de esas colaboraciones brota el rostro del autor. En segundo lugar, es un libro muy bueno de poesía, de haikus de Lara Cantizani. A pesar de estar escritos tras el diagnóstico del cáncer y durante la recuperación de la operación, se trata de poemas repletos de vitalidad, optimismo y sentido del humor. El tercer libro, o tercera lectura, es el que ejercita la logoterapia, el poder curativo de la palabra, de la poesía. El cuarto libro es un diario en el que nos va narrando su enfermedad con mucha sutileza. Y el quinto, concluyó Enrique, es un libro no escrito, o mejor, escrito en el aire… Porque en el libro no hay ni una sola queja…
Enrique García Máiquez presentó al autor. FOTO: MANU GARCÍA
Lara Cantizani nos contó que lleva 17 presentaciones, por toda España. Su lema lo dice todo: “Contra el tumor, humor”. Y nos enseñó los calcetines que traía puestos en honor a Jerez, llenos de flamencos… Le han operado de un tumor cerebral maligno, y todo va bien: dedica unas diez horas diarias a leer y escribir, además de entrenar. Acompañado de su padre, que lleva el coche, recorre nuestro territorio trasmitiendo optimismo y buen humor poético. El libro que nos ofrece es una obra coral. Lara solo escribe 99 haikus, el resto son cientos de colaboraciones que él ha seleccionado. Son haikus que le enviaron sus amigos desde 55 ciudades de todo el mundo (sobre todo por Facebook) desde el día que comunicó que estaba enfermo. En el libro hay también haikus de sus alumnos del instituto. Si quieres aprender, enseña, nos recuerda. Al principio sintió vergüenza y soledad, pero buscó el equilibrio a través del haiku, del 5-7-5, porque es un tipo de poema que sirve para todo… Por eso regaló a los asistentes que respondiesen bien a alguna de sus preguntas libros de grandes maestros de haikus y recopilaciones de diversos haijines.
La poesía le ha acompañado en el proceso de recuperación. Nada más operarse ya sintió la necesidad de escribir. No ha parado. Escribir le ha servido para ejercitar las funciones cognitivas dañadas. Y le ha ayudado también a mantener la fuerza necesaria para seguir luchando. Las palabras curan, al que escribe y al que escucha. Lara Cantizani establece una conexión esencial entre poesía y felicidad. De ahí que nos anime a leer y escribir. De Haikus del buen amor desde Lucena (y del mundo) ha realizado 2000 ejemplares, de momento, y todos los beneficios van destinados a la investigación contra el cáncer infantil.
Huele a colonia
fresquita de limón.
Mi limonar.
No sé por qué
tan lejos de la mar
pienso en medusas.
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