"El humor que me interesa es el que disuelve el miedo, sobre todo el que utiliza el poder para prevalecer"

Antonio Orejudo clausura el XXI Congreso de la Fundación Caballero Bonald con la conferencia titulada 'Las formas de hacer el humor', presentado por Marianela Nieto

Antonio Orejudo momentos antes de la conferencia. FOTO: MANU GARCÍA
Antonio Orejudo momentos antes de la conferencia. FOTO: MANU GARCÍA

Antonio Orejudo ha sido el encargado de cerrar el XXI Congreso de la Fundación Caballero Bonald, este año dedicado al humor en la literatura. Marianela Nieto, amante de la risa que se lee, recordó algunas de las virtudes del humor, ese condimento esencial para la vida, “… es una forma de vivir y sobrevivir, para ilusionarse y divertirse, un escudo para las penas, porque amar el humor es sano”. Marianela aseguró que su sonrisa es más amplia desde que fue leída por alguno de los libros de Antonio Orejudo, sí, leída, ya que el escritor sostiene que son los libros los que nos leen a nosotros. Destacó Fabulosas narraciones por historias.

Incluso se introdujo entre sus páginas para anunciar desde allí la conferencia de clausura, como lo haría uno de los personajes de ese desternillante libro. Algo así aparecería en el tablón de anuncios de la Residencia de Estudiantes: “El viernes 25 de octubre en Jerez de la Frontera tendrá lugar la clausura de este congreso y se ofrecerá una conferencia magistral del insigne escritor madrileño Antonio Orejudo, de gran trayectoria narrativa y docente, doctor en Filología Hispánica que ha impartido clases de literatura española en varias universidades del norte de América. Profesor en la Universidad de Almería. Calificación de la asistencia al congreso, de esta presentación y de la ponencia de Antonio, recomendable históricamente para el normal desarrollo del individuo en una sociedad democrática.” Marianela mencionó otras obras importantes del autor: Ventajas de viajar en tren, Los cinco y yo, Grandes éxitos… Según los críticos, estamos ante uno de los mejores narradores actuales, “un escritor que sabe mezclar con maestría comedia y erudición, huyendo de lo barroco y lo chocarrero”.

En la conferencia, Antonio Orejudo se propuso contarnos “lo que nadie ha dicho jamás sobre el humor…” Además de haber escrito ya mucho sobre este tema, Antonio teme ser encasillado como humorista, cuando a él lo que le gustaría es ser un autor trágico. “Aprecio mucho la risa, pero lo que en realidad me gustaría es ser un escritor centroeuropeo que estimulara el intelecto, o al menos el corazón, y hacer llorar a mis lectores.”

Marianela Nieto presenta al escritor. FOTO: MANU GARCÍA

“El humor en la literatura tiene mala prensa”. Siempre que decimos que una obra contiene humor, “parece que nos vemos obligados a decir pero humor inteligente… Como si la característica natural del humor fuera la estupidez. ¿De dónde viene este prejuicio contra el humor en la literatura española? Antonio Orejudo cree que en general “el humor nos gusta en las vitrinas del museo, inofensivo y domesticado”. Nos gusta el humor en los clásicos, pero cuando nos acercamos a nuestro siglo, a los asuntos que consideramos serios, sagrados o delicados, ya no nos hace tanta gracia… “Y esta es una tendencia especialmente acusada en estos tiempos puritanos que nos ha tocado vivir”.

Hay que retroceder en el tiempo para hallar la causa de ese desprestigio del humor en las letras. Antonio Orejudo nos recordó la teoría de los cuatro humores de la medicina medieval: bilis amarilla, la sangre, la flema y la bilis negra. Siempre predomina un humor. Así surgen el carácter colérico, el flemático, el melancólico y  el sanguíneo. La palabra humor, en singular, se asociaba a cada uno de estos temperamentos, alejados del equilibrio y de la norma. Estas personas excéntricas resultan ridículas e imitables por los cómicos, los humoristas. La asociación del humor con lo ridículo quizás sea la causa de esa pérdida de prestigio en la literatura, explicó Orejudo.

“En España, sobre todo después de la Guerra Civil, todo lo que se sale del realismo trágico y comprometido, como ocurre con el humor y la fantasía, se queda fuera del canon.” En esta purga colaboraron tanto la iglesia católica como la estética del comunismo soviético. Otra de las razones de este desprestigio es que en el fondo no nos gusta reírnos con los libros. Para Antonio, el sentido del humor, la claridad expositiva y la bondad son tres manifestaciones de la inteligencia.

Sin embargo, suelen menospreciarse. Preferimos lo complejo frente a lo simple, y lo serio frente a lo cómico… Nos hace más profundos. Y nos gusta que los escritores sean infelices… La clave está en que “despreciamos lo que está al alcance de todo el mundo”. Somos muy clasistas. No queremos ser como la mayoría, como el vulgo. Sentimos placer al reír con un libro, pero inmediatamente, en lugar de admirar la inteligencia del escritor, lo despreciamos porque está al alcance de cualquiera. Nos gusta reírnos con algo que no hace reír a nadie. Así nos sentimos cultos, especiales y superiores.

Antonio Orejudo explica las teorías sobre el humor. FOTO: MANU GARCÍA

Según Antonio Orejudo, hay tres formas de explicar por qué nos reímos de lo que nos reímos, por qué nos hacen gracia ciertas situaciones y otras no. La cuestión es cómo llegamos al estado emocional del divertimento cómico. Se trata de una aproximación muy general, con sus ejemplos y contraejemplos, nos aclaró. La primera es la teoría de la superioridad: nos reímos cuando los demás se equivocan o hacen algo ridículo porque a nosotros, que somos mejores, jamás nos pasaría. Eso lo que el filósofo Thomas Hobbes llama “gloria súbita”.

Hegel dice que nos sentimos superiores porque hemos captado el juego de palabras o la ambigüedad. Y para Bergson, la risa siempre es despiadada… La segunda es la teoría de la liberación: al reírnos damos rienda suelta a nuestro verdadero yo, a nuestros impulsos reprimidos. La risa nos permite retornar a ese estado infantil carente de tabúes, que la cultura, con sus normas, ha enterrado. Freud es el autor de referencia para esta perspectiva. La tercera teoría habla de la transgresión o desobediencia.

Para Antonio Orejudo esta es la más acertada. Nos reímos cuando observamos una contradicción entre dos elementos. Esperamos oír una cosa y se dice otra. Es la expectativa defraudada, con sorpresa. Se dan contrastes entre dignidad y mezquindad. También entre las parejas cómicas, uno es el opuesto del otro, como el gordo y el flaco. La contradicción es también una desviación de la norma. El humor viene de la desobediencia de las normas sociales y morales. Los juegos de palabras desafían las normas gramaticales.

El humor absurdo choca contra las normas de la lógica. La ironía también descansa sobre una contradicción. La ambigüedad, la exageración, la hipérbole, la caricatura… son desviaciones de la norma. Para Orejudo esta teoría es la más completa, la que refleja la esencia subversiva del humor. Varias conclusiones. El humor sirve para señalar nuestros estereotipos y prejuicios. El humor marca nuestros límites mentales y políticos, para resaltar su arbitrariedad y ridiculez. Aunque también puede ser para denunciar a quien los viola, como hace el humor reaccionario. Por último, para reírnos con alguien necesitamos compartir un marco cultural, si no es así, no se entiende la broma. “El humor que más me interesa es el que disuelve el miedo, sobre todo el miedo que utiliza el poder para prevalecer”. El humor es una herramienta de liberación social, los saben muy bien los dictadores y los integristas.

Sobre el autor:

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

Filósofo

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