Como Jerez apenas conoce la punta del iceberg de su cultura, y raras veces los políticos se preocupan por invertir lo que hay que invertir en que ese legado se conozca, habrá que apuntar una lista de desagravios. Más que como un reproche a voz en grito en mitad del desierto como un inventario de cuentas pendientes con los vivos y con los que por desgracia ya no celebran cumpleaños sino aniversarios de su muerte. Esos que ya no recogerán los títulos como hijos predilectos de su casa porque, cumpliendo con la tradición secular, nunca fueron profetas en su tierra.
Empecemos por el arte contemporáneo con dos figuras que parió Jerez pero que, por suerte o por desgracia —a menudo nos obligan a creer que más por lo primero que por lo segundo—, construyeron sus universos creativos allende la frontera.
Gonzalo Torné: 75 años, medio siglo en el 'exilio' madrileño de uno de los contemporáneos más internacionales
Gonzalo Torné sigue vivo y coleando en su diáspora de Aranjuez tras cumplir medio siglo en el exilio madrileño. Este 2024 el artista cumple 75 años y aunque su salud anda deteriorada —él cree que producto del contacto con los tóxicos de las pinturas de sus obras, y así nos lo confirma al otro lado del teléfono—, no estaría nada mal que su tierra le recordara como merece. Quizás una retrospectiva en el renovado Callejón de los Bolos sería una gran oportunidad para reinaugurar este antiguo casco de bodega como espacio expositivo, pero como el proyecto de Centro de Arte Contemporáneo cayó en desgracia, habría al menos que conformarse con ver una panorámica de su obra en espacios como los Claustros de Santo Domingo.
Torné, que hace 40 años obtuvo la beca de creación artística con nuevos medios creativos del Ministerio de Cultura, recibió en 1986 la beca The Pollock-Krasner Foundation New York, seguida algo más de una década después de la beca para la creación artística con nuevas tecnologías The Pollock-Krasne Foundation New York.
Aparte de participar en ingentes muestras individuales o colectivas, su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y museos: Museo Reina Sofía, el Museo de la Real Academia de Bellas Artes, y la Calcografía Nacional, Colección de la Biblioteca Nacional, en Madrid; Museo Centro de Arte Contemporáneo CAC, Málaga. Musee de la Publicité, Palais du Louvre. París; Museo del Barrio, en Nueva York; Post Denmark Museum, en Copenhague; Worcester City Museum, en Worcester; Fredericksburg Center for Creative Arts, en Virginia; The Custard Factory, en Birmingham; Graphic House Collection, en Liverpool; Modern Realisme Gallery and Archive, en Dallas; Carnegie Library, en Houston; y Reading Room Art Collection, en New York. Son solo algunos de los espacios de los que cuelgan sus creaciones de formas imposibles y colores magnéticos.
El cuadro Jerez-Xerez-Sherry perteneció a una serie que realizó sobre la evolución del color en los vinos de nuestra tierra, en unión a todas las características propias que se relacionan con la crianza, solera, textura, sabor, color, en la maduración/tiempo... Esta obra realizada con nuevas tecnologías fue adquirida por Regus Collection, en la ciudad de Oslo (Noruega).
"Ajeno a toda escuela y fuera de toda adscripción que no sea una vaga referencia al mencionado expresionismo abstracto, Torné es, sin duda, un pintor de nuestro tiempo y de su tiempo, marcado por la crisis de la mirada tradicional, por el abandono de espacialidades convencionales y, sobre todo, por la elevación de la forma a contenido y la valoración de la pintura como valor en sí misma, creadora de fuertes, pero a la vez, placenteras sensaciones". Quien escribe esto sobre el artista jerezano es Fernando Checa Cremades, catedrático de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, y director del museo del Prado entre 1996 y 2002.
La Memoria Artística Chema Alvargonzalez, inclasificable
Si con Torné aún se está a tiempo, en este segundo caso ya solo es posible honrar su memoria. Chema Alvargonzález nació un 4 de enero de 1960 en Jerez y falleció un 18 de octubre de 2009 en Berlín, por lo que en otoño se cumplirán 15 años de su muerte. Con solo 49 años, tras una larga enfermedad, no encontró el reconocimiento que habría merecido en su tierra, donde pese a la distancia siempre mantuvo la conexión, la investigación y hasta buena parte de su efervescente inquietud artística, que vinculó incluso al flamenco de las manos y los pies de bailaores como Antonio El Pipa.
Su carrera se desarrolló entre Jerez, Barcelona y Berlín, y aunque su ciudad natal probablemente no lo sepa, Alvargonzález tiene, a título póstumo, la cruz Oficial de la Orden del Mérito Civil, en reconocimiento a la valiosa aportación que dejó y que contribuyó a la imagen de la cultura española en Alemania.
Su madre, María del Pilar Ramos Angueira, se llevó la distinción en este entrañable acto en el que estuvo acompañada de familiares, amigos y representantes del mundo de la diplomacia y el arte que quisieron rendir un merecido homenaje al condecorado. El artista jerezano realizó en 1992 en su ciudad adoptiva de Berlín una de sus primeras instalaciones multimedia al aire libre. Con su instalación de luz y sonido Ausencia resucitó el entonces ruinoso edificio de la antigua Embajada de España (entonces aún no estaba en uso) en un rincón del Tiergarten de Berlín.
La Memoria Artística Chema Alvargonzález (también conocida como La Memoria) se estableció para promover la defensa y mejora del conocimiento y la comprensión del legado artístico del jerezano, incluida la diversidad de sus medios y temas.
Alvargonzalez creó los talleres GlogauAIR, lugar de residencia y de creación temporal de artistas internacionales en el barrio de Kreuzberg. Con una obra marcadamente conceptual, recoge el apartado que le dedica el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, "alterna fotografía, instalaciones y escultura. Los espacios urbanos y el lugar de la condición humana son sus preocupaciones fundamentales, partiendo siempre de una búsqueda de base sociológica, filosófica y antropológica, centrada en el papel de la luz como lenguaje formal y también metafórico. Una luz entendida como intuición iluminadora de caminos que se encontraban a oscuras".
Algunas de sus propuestas más conocidas son intervenciones en edificios e instalaciones con neones y cajas de luz en espacios como el Hotel Amister de Barcelona (2004), la estación central de Milán (2003), el aeropuerto de Múnich (2000) o, como se ha referido anteriormente, la embajada española en Berlín (1992). "Se trata de instalaciones que giran en torno a conceptos como la luz, el lenguaje, las formas, la arquitectura y el receptor", apunta el Macba.
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