La editorial Almuzara publica 'Houdini', una biografía del célebre mago a cargo del argentino Eduardo Caamaño.

Houdini sigue siendo uno de los personajes más fascinantes del siglo XX. A punto de cumplirse noventa años desde su fallecimiento en la ciudad de Detroit a causa de circunstancias no del todo aclaradas, su popularidad sigue sin conocer límites, publicándose libros sobre diferentes aspectos de su vida, cómics, y series televisivas -las últimas, la protagonizada por Adrien Brody, o su protagonismo en un episodio de El Ministerio del Tiempo-. A pesar de que muchas de sus hazañas y escritos son de sobra conocidos, se hacía necesaria una biografía que pusiera los puntos sobre las íes sobre la leyenda del gran ilusionista y trazara un recorrido lo más verídico posible por su apasionante figura.

El argentino Eduardo Caamaño (Almuzara, 2016) ha sido el encargado de poner en pie esta gesta recurriendo a un ingente material desperdigado en cartas, artículos, bibliografía, prensa y testimonios orales, logrando un mastodóntico trabajo con valioso forraje iconográfico que se lee con verdadera avidez. De origen húngaro y firmes convicciones religiosas, Harry Houdini fue un personaje extremadamente inquieto y de hondos sentimientos amorosos hacia su madre y la única mujer de su vida. Capaz de escaparse de todas las esposas, ligaduras, tanques de agua y artilugios inventados por él mismo para asombro de espectadores y de la propia policía -a la que retaba al llegar a una nueva ciudad-, Houdini luchó durante toda su vida por desenmascarar a los impostores que le salían al paso tratando de atribuirse sus creaciones, pero también por revalorizar los logros de sus mentores gracias a quienes se había introducido en el mundo del espectáculo.

En este sentido, se encargó también de afear la conducta de quienes se hacían pasar por quiromantes y espiritistas creando la falsa ilusión de comunicarse con seres del más allá. Célebres fueron sus desafíos y desavenencias al respecto con el escritor Arthur Conan Doyle, a cuya relación Caamaño dedica un buen número de páginas. Pero además de llenar teatros haciendo alarde de trucos que aún hoy siguen siendo un enigma para los especialistas y de actuar en muchas ocasiones diezmado por enfermedades y tremendos dolores -para él el deber hacia su público era sagrado-, Houdini publicó numerosos libros sobre ilusionismo, protagonizó su propia serie de películas en el periodo silente, fundó revistas y creó sus propios sellos editoriales, además de ser pionero en gestas de aviación y en saltos desde puentes y lugares públicos, transmitiendo la ilusión -nunca mejor dicho- de que sus 52 años ocuparon varias vidas o fueron fruto de diferentes reencarnaciones, a cual más prodigiosa.

En el demérito de Caamaño, por decir algo, solo podríamos reseñar su salida del discurso principal al tratar de explicar algún acontecimiento o hito histórico que le sale a colación. Algo sin duda menor en una obra a todas luces grandiosa. 

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Juan Carlos Palma

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