El escritor David Monthiel con su nueva novela, 'Las niñas de Cádiz'. FOTO: ESTEFANÍA ESCORIZA.
El escritor David Monthiel con su nueva novela, 'Las niñas de Cádiz'. FOTO: ESTEFANÍA ESCORIZA.

El escritor gaditano David Monthiel (Cádiz, 1976), acaba de publicar su segunda novela bajo el nombre de Las niñas de Cádiz (El Paseo). En esta nueva historia, el detective Rafael Bechiarelli regresa después del caso del descuartizador de Carne de Carnaval. La nueva entrega transcurre en medio de un tórrido verano de levante, cuando el detective recibe el encargo de buscar a Francis Scarfe, un ilustre ahijado inglés de Cádiz que ha desaparecido sin dejar rastro. Los informadores habituales de Bechiarelli, los conocidos y vecinos de Scarfe: todos apuntan a que se ha esfumado por culpa de una mujer fatal. Pero Bechiarelli, en su búsqueda, sólo se encuentra con las verdaderas « niñas de Cádiz » y, tras la pista de Scarfe, se verá obligado a realizar una road movie por la costa gaditana. Una novela negra donde saldrán a la luz la crítica social, con temas como la gentrificación, el paro o la inmigración con la provincia de Cádiz como escenario.

El reflejo de la idiosincrasia gaditana tan marcado, al igual que ocurría en Carne de Carnaval, podría verse como un freno para cierto público, ya que habla de un Cádiz muy concreto que conoce muy bien la gente de Cádiz, pero igual no tanto los que no son de aquí. ¿Puede limitar ese código a la hora de llegar a algunos lectores? 

Por un lado, cuando yo hago narrativa estoy perdido, en el sentido en el que cuando comienzo una historia lo hago desde dentro. Utilizo mi memoria sentimental y lo que yo he vivido porque tiene más verdad. Yo podría hacer la misma historia, un poco más descafeinada y abierta a cualquier lector o lectora de novela negra. Porque al fin y al cabo es una novela negra donde hay una desaparición, un detective, un caso... el género está ahí, pero llevado a esa idea de construir un paisaje, y un paisaje también humano. Y ahí es donde me veo con fuerza, describiendo, por ejemplo, un día de Caleta con la marea llena. Además, hacerlo desde el plano de lo bilingüe, por decirlo de algún modo. Conozco las referencias que se citan en la novela, como Lord Byron o la visión de los románticos, pero también sé lo que es un domingo caletero.

¿El tema de si puede limitar ese código? Yo siempre hablo desde lo negativo. A los que hacen literatura costumbrista, o local, o muy encriptada, de un lugar muy concreto, como Brooklyn, por poner un ejemplo más alejado, a esos autores no se les pregunta porque ese localismo tiene muchísima más difusión. Pero la gente que haya compartido el verano de Cádiz, tanto los que somos de aquí como el visitante, sabe de lo que estoy hablando. La conexión básicamente debe estar en el personaje, la trama y la propia historia, más que en el escenario.

Pero ese localismo se traslada no sólo a los temas que trata la novela, sino incluso a la forma de hablar de los personajes que se transcribe el dialecto tal cual, algo muy quiñonesco

Yo es que si no lo hago así no me lo creo. Cuando hago la novela disfruto mucho en el proceso, y sufro también por cuadrarla e intentar que cumpla con las dos filosofías de hablar de Cádiz desde Cádiz, pero a la vez que no sea muy encriptada ni tan costumbrista que no se entienda fuera de aquí. Pero luego está el tema del habla. Si yo planteo un detective que es del barrio del Mentidero, él tiene que manejar ese código y su círculo tiene que hablar así. Yo planteo una novela serie en su estructura, pero hecha con mis códigos. Creo que no puedo renunciar a la fuerza que tienen las historias hechas desde Cádiz. En la novela hay guiños muy intelectuales, pero a la vez está la Semana Cultural Carnavalesca de la Salle Viña. Y manejar esos dos códigos creo que puedo hacerlo bien.

Al fin y al cabo, Cádiz tiene esa simbiosis entre lo culto y lo popular que tanto atrae y ha atraído a lo largo de la historia a los visitantes.  

Claro, parte de lo que se dice en la novela es que, al haber tantos guiris que vienen de fuera, le dicen a Bechiarelli eso de que los gaditanos nacen donde les da la gana. Y el detective corrige y dice "no, se van donde les da la gana", emigran donde les da la gana porque en realidad se van. Pero también hay una cierta reflexión sobre el ser de un sitio, de pertenecer a un lugar y de qué manera. Porque el guiri (Scarfe) viene y lo hace con las puertas abiertas, siendo hijo adoptivo. Y un poco más adelante hay un par de tramas relacionadas con eso, como un desembarco de inmigrantes, donde se refleja otra forma de llegar y de ser de aquí.

"Si yo planteo un detective que es del barrio del Mentidero, él tiene que manejar ese código y su círculo tiene que hablar así"

Por otro lado, como toda novela negra tiene su parte de crítica social. Aquí encontramos reflejados problemas de la zona como es el paro, en boca de una limpiadora que le pide trabajo a Bechiarelli para un hijo suyo, mientras le cuenta los años que lleva trabajando y los que le faltan por cotizar. Maneras de sobrevivir... ¿son esas las niñas de Cádiz? 

Sí, claro. Este personaje de la limpiadora aparece al principio de la novela, y cuenta que se está pagando su propia Seguridad Social para poder tener una pensión. Y esto está como una constante. Esas son The maids of Cádiz, porque maids tiene una traducción que es doncella, como servicio. Y la novela trata de dos cosas. El servicio, entendido como cuando estás en una terraza y llegan todos los platos y parece que es mágico, lo pides y viene, y también el servicio de ayudar al otro. Y luego la idolatría. Trato el tema de la mujer fatal, que tiene que ver desde las puellae, pasando por esa lovely girl of Cádiz de Lord Byron... mujeres significativas que van saliendo a lo largo de la novela. Por lo tanto, es la idolatría hacia ese tipo de mujer y el mito de la mujer fatal juega un papel fundamental.

Después de 'Carne de Carnaval', el autor nos presenta un caso veraniego del detective Bechiarelli. FOTO: ESTEFANÍA ESCORIZA.

También existe la crítica a esa reciente gentrificación tan de moda. 

Sí, desde las primeras páginas. El guiri se encaprichó de una finca y echaron a los vecinos para que él pudiera comprarla. Yo intento equilibrar la crítica, las situaciones sociales, introducir algo de historia... sin renunciar a que sea amena. Es una lectura fácil, para leer en verano en la playa.

"Trato el tema de la mujer fatal, que tiene que ver desde las puellae, pasando por esa lovely girl of Cádiz de Lord Byron"

Aunque esta segunda parte de las aventuras de Bechiarelli es la correlación de Carne de Carnaval, se trata de una historia independiente. Sí que mantiene algunos personajes y otras tantas referencias. Por ejemplo, en Las niñas de Cádiz le preguntan al detective que por qué no había publicado un libro con la historia del descuartizador, y este le contesta diciendo que cada mes sale una novela de ese tipo. ¿Eso es un guiño o una crítica a la saturación del mercado con novelas de temática carnavalesca?  

(Risas) Eso es un guiño... A ver, yo empecé a escribir Carne de Carnaval en 2012, y durante ese proceso, justo cuando termino de escribirla en 2014 sale al mercado otra novela de temática similar. Fue un golpe, porque antes no se había hecho y ahora no sólo había salido, sino que empezaron a salir varias más que giraban en torno al Carnaval. Al no poder sacarla porque no era un buen momento, yo seguí trabajando y empecé a escribir esta. De ahí el guiño, porque cuando lo escribí acababa de pasar y lo reflejé un poco con guasa más que otra cosa.

Y por conocer un poco más a David Monthiel ¿cuáles son sus influencias de novela negra? 

Vázquez Montalbán, absolutamente. Manuel escribe muy bien, porque es poeta en el fondo. Me inspira mucho, lo leo y lo releo una y otra vez. Él hace crónicas de la transición en Barcelona, con un detective, que es Carvalho y todos los personajes de la época. Y yo, a mí manera, cojo el Carnaval -o el verano en este caso-, los personajes, el paisanaje, y hago una especie de crónica sentimental de lo que significa esa época para Cádiz. También Paco Ignacio Taibo II en la forma de escribir y confiar en el lector, con un estilo muy marcado. Petros Márkaris es otro autor que me gusta bastante. Y luego, también soy muy fan de Juan Madrid, que tiene una saga que se llama Toni Romano que me gusta bastante.

Para terminar, ¿seguiremos teniendo historias de Bechiarelli? 

Hay tercera entrega ya y está terminada. Ya dependerá de mi editor, y de ver cómo vaya esta. Temas hay muchísimos para que Bechiarelli siga para adelante, hay más material. Es posible acercarlo a otros ámbitos, hacer una precuela... hay muchas posibilidades.

Sobre el autor:

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Estefanía Escoriza

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