La noche del lunes la Fundación Caballero Bonald recibió la visita de varias generaciones de poetas de nuestra tierra para dar la bienvenida al primer libro de Sergio Moreno. José Mateos señaló que no se puede empezar de mejor manera en la poesía, “por la puerta grande”, ya que Sergio publica su primera obra en una de las editoriales de mayor prestigio, Renacimiento, en la que han visto la luz textos de los grandes poetas de los últimos 40 años: Pedro Sevilla, Brines, Benítez Reyes, Luis Alberto de Cuenca, Caballero Bonald… Nos recordó Mateos cuál debe ser la tarea del poeta: despojarse de lo innecesario, de ese lastre que impide a los poemas avanzar hacia el corazón del lector: “Sergio se ha desprendido de tópicos y prejuicios para ofrecernos unas palabras sencillas y emocionantes”.
En 30 tweets de amor y una publicación desesperada, explicó José Mateos, “asistimos, casi hora por hora, a una jornada cualquiera de alguien que no parece contar en los grandes planes del mundo, un joven que, como muchos otros en la Europa de hoy, posee estudios y ganas de cambiar las cosas, pero que vive instalado en la precariedad emocional y laboral y que resiste como puede a los cantos de sirenas de la publicidad y la banalidad”. Para Mateos, al leer estos poemas, “no es difícil reconstruir la novela fragmentada de un Ulises de nuestros días. Sólo que aquí el irascible Poseidón es ese sistema de vida que nos imponen, y los lestrigones y los cíclopes podrían ser esas menudencias de la realidad que hacen tan difícil la verdadera realidad…” Frente a la uniformidad y la cosificación de la sociedad de consumo, “Sergio ha dado con algo irreductible, con algo verdaderamente revolucionario, aquello por lo que un hombre o una mujer se nos revelan como inalcanzables y siempre trascendentes: el amor”.
El poeta Francisco Márquez describió a Sergio Moreno como “un artista que maneja con soltura el pincel y es capaz de resucitar con sus manos los despojos de esta vida de consumo, para levantar esculturas o encerrar en pocos versos la eterna ausencia de un día de trabajo”. Para Sergio Moreno, continuó, “las redes sociales, además de ser un altavoz al que muchos se acercan para solo gritar, también pueden ser una ventana entornada a la que poder asomarnos para que nos susurren unos versos”. Márquez nos explicó en qué consiste el rasgo innovador de este libro. El poeta ha utilizado el formato de los 140 caracteres del tweet, “ese pagano galimatías virtual”, para hablarnos de amor a través de “endecasílabos, heptasílabos y otros trajes métricos”. Esta modalidad poética roza la precisión de los aforismos y la belleza de los haikus.
Lo primero que quiso dejar claro Sergio Moreno es que estos poemas son lo que son gracias a José Mateos, el certero bisturí que ha sabido eliminar las hojas secas de su sendero poético. Nos reconoció su inmensa emoción al ver acercarse a Pedro Sevilla para que le firmase el libro. Grandes maestros, “otra liga…”. Nos leyó varios poemas salteados, aunque recomendó leerlos en orden, ya que constituyen una colección de tweets hilvanados a lo largo de una jornada. De hecho, José Mateos nos aclaró que se trata de un único poema. Sergio Moreno nos habló de la dificultad que conlleva intentar escribir un poema, con su métrica y su ritmo, dentro del estrecho margen de los 140 caracteres: “En esa dificultad es donde reside la belleza”. El libro también es una crítica a todos aquellos escritores de las redes que piensan que en poesía cualquier escrito vale y que solo importan los likes. Es una crítica a aquellos que olvidan lo esencial de la poesía: la métrica, el ritmo, el sentimiento…
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