Tyler Barbour nos ofrece un relevante trabajo de investigación consagrado a Los escritores y el flamenco: la lucha antifranquista (1967-1978) editado a través de la Editorial UCA, dicho volumen forma parte de su tesis doctoral presentada en dicha universidad. Dicho trabajo se concentra sobre un período en el que la lucha antifranquista se convirtió no solo en un foco de resistencia política sino también cultural.
La crisis del tardofranquismo espoleó la desobediencia de una parte de la izquierda más radicalizada la cual tuvo que compartir espacio político y temporal con opositores al régimen de tendencia moderada, en muchos casos carentes de filiación política, un momento de la historia de España marcado por una pluralidad política que se movía en las sombras y que poco a poco iría contando con la participación de distintos agentes sociales.
El libro establece su relato desde varios ámbitos literarios vinculados al flamenco, peregrina por la poesía culta, la dramaturgia y la prensa, quienes se convierten en herramientas para facultar una narrativa basada en la disidencia política, es, por tanto, un trabajo que posee un reparto coral con protagonistas que despliegan espacios de ruptura contra el régimen de Franco: cantaores, poetas, actores de teatro y periodistas, cada uno desde su atalaya.
Esta obra cuenta con las voces en primera persona de Manuel Gerena, José Luis Ortiz Nuevo, Paco Moyano, Diego Clavel, Andrés Ruiz, Lola Hisado, quienes fueron narrando su mayor o menor implicación en aquel proyecto político. De igual forma se hace indispensable las aportaciones de Caballero Bonald, Morente, Vázquez Montalbán, Menese, Moreno Galván, Salvador Távora, cuyo fondo bibliográfico aun está asequible mediante cartas, entrevistas y libros en los que se manifiesta cuales fueron sus estrategias para sobrevivir o pasar desapercibidos en un período hostil donde tener conciencia política era delito.
Sumergirse en las páginas de este libro es revisitar aquella España gris y como un grupo de hombres y mujeres esperanzados en un cambio social intentaban recuperar una memoria que había sido tergiversada; poniendo en valor la poesía de Lorca, quien sufría un prolongado manto de silencio, rememorando a Machado junto Alberti y al resto de poetas republicanos despreciados por el régimen y todo ello desde el flamenco.
Aquello implicó una renovación que no fue bien vista por la flamencología, Morente, Gerena y Meneses se convirtieron en destacados símbolos de una resistencia que tuvo un foro importante, la universidad, desde ese paraninfo surgieron nuevas estrategias para fomentar la disidencia a través de otras propuestas escénicas como el teatro. Pero este activismo político necesitaba proyectar su mensaje y se hizo necesario contar con el sector no oficialista de la prensa, la revista Triunfo, quien a través de sus páginas daba cobertura a todo ese proceso social, cultural y político.
El ambiente universitario madrileño de esa época hizo suyo el discurso de la izquierda y para ello el flamenco sirvió de instrumento, pero hubo de actualizarse con una nueva lírica más comprometida socialmente, el flamenco adquirió una nueva imagen a la hora de presentarse en escena, generando con ello la desconfianza de la flamencología y del régimen, aunque no todos los intérpretes se sentían cómodos en ese ambiente académico.
También merece la pena subrayar el espacio que el investigador concede al teatro, los dramaturgos desafiaron al régimen con una puesta en escena reivindicativa y a la vez realista socialmente por ello se hace inevitable citar al TEU, Teatro Independiente, Teatro Ritual Andaluz, Teatro Estudio Lebrijano, La Cuadra y su nivel de implicación en este discurso insurrecto.
Dentro del sugerente relato que propone este interesante trabajo destacan las disensiones e inquietudes de los protagonistas, su evolución en su compromiso ideológico y acción política, sus diferencias, poeta contra cantaor, cantaor contra cantaor, en ese juego de espejos sus protagonistas fueron evolucionando a la par que el propio país y con ello la disolución de tales procesos ideológicos, tal es el caso de algunos de sus protagonistas, especialmente Ortiz Nuevo, que pasó por distintas fases y de Caballero Bonald.
Decía Manuel Gerena en un foro universitario no hace mucho que al principio de la democracia los alcaldes y alcaldesas llamados de izquierda, estaban en la primera fila de sus conciertos, a los diez años ya no iban ninguno porque no les interesaba, un alcalde llegó a reconocer abiertamente que no le convenía traer a su pueblo al camarada Gerena porque le espantaba el voto.
Mirando y haciendo cuenta atrás el discurso político que les llevó a poner en peligro sus vidas fue disolviéndose a partir de 1978, la memoria social de un país se estaba supuestamente regenerando y se cerraba (en falso) con ello un capítulo de la historia de España.


