Editores y libreros acaban satisfechos tras el cierre de su segunda edición en Los Claustros, un espacio "inmejorable", pero piden mayor divulgación del evento por parte del Ayuntamiento.

La Feria del Libro cerró su segunda edición en los Claustros de Santo Domingo con la satisfacción generalizada de editores y libreros, aunque todavía hay algunos peros, sobre todo en lo relacionado con la difusión del evento, que hacen que esta fiesta del libro no haya sido completamente redonda. Lo más destacado por todos es el enclave. El marco que ofrecen Los Claustros es “inmejorable”, según afirman a este medio desde los diferentes stands montados para la ocasión. “Aquí estamos mejor que en la calle”, dice Manolo Romero, de 'El Laberinto', sobre todo porque “aquí se concentran todas las actividades, no como antes, que se dispersaban en otros sitios y al final el público lo que hacía era pasear y poco más. Otra cosa es que esto se hiciera, por ejemplo, en el Arenal y allí se montara una carpa. Eso ya habría que verlo”. Aún así, Romero piensa que “todo lo que sea que nos cedan un espacio es de valorar”.

Chencho Zócar, de la librería 'Planeta Zócar', también valora positivamente el enclave de los Cláustros –“es un lugar fantástico”- pero piensa que el Consistorio ha pinchado a la hora de difundir aún más el evento. “Las banderolas en la calle Larga han ayudado, también el libro gigante que se ha colocado delante de Santo Domingo, pero ha fallado la distribución de los folletos informativos que ha editado el Ayuntamiento. Con dos personas que las hubieran repartido por la calle Larga ya habría venido más gente seguro”. Y es que, el veterano librero, aunque ha notado un poco más de afluencia de público, echa de menos aquellas ferias de antes. “Hay una diferencia abismal. Hace 20 años no te podría ni responder a tus preguntas. Los nueve días eran un no parar de atender a clientes”. Zócar, que habitualmente vende libros de segunda mano en su librería de la plaza Vargas, considera que “Jerez es mala plaza para los libros. Hay mucho paro y la gente no se gasta el dinero en ellos. Hay otras prioridades”.

Nati Montaño, de 'La Luna Nueva', es de la misma opinión que sus compañeros. Se congratula de haber tenido “un poquito más de ventas” con respecto a la edición del año pasado y piensa que el Ayuntamiento tiene que “consolidar” en años venideros tanto el emplazamiento como esta fecha del mes de junio. En el debe menciona también un poco más de difusión –“aunque nosotros lo hemos hecho también por redes sociales”- y cree que “falta ilusionar a la gente para que sepa y conozca todas las manifestaciones culturales que hay alrededor del libro”. Evaristo Montaño, hermano de Nati y propietario de la librería de segunda mano 'La Luna Vieja' también valora positivamente la edición de 2016 de la Feria del Libro, sobre todo porque “es mi primera presencia aquí y esto me ha servido de escaparate”. Montaño considera que Los Claustros “no tienen nada que ver con el Arenal, es un sitio monumental y además ha habido muchas actividades, presentaciones de libros, recitales musicales… Ha habido un compendio cultural muy interesante”.

Desde el stand de ‘Flamencos de Tombuctú’, José Gil, que ha traído a la feria una oferta “popular, a base de tebeos y libros de temática jerezana”, también ha mejorado sus ventas con respecto al año pasado e igualmente piensa que habría que “mejorar la difusión” del evento. Aboga además por ampliar sus días, distribuir las actividades “porque algunos días casi se pisaban” y poner un ambigú “porque muchos venían preguntando dónde poderse tomar un refresco con el calor que ha hecho”.

Un espacio para otras culturas y religiones

La Feria del Libro de 2016 también se ha caracterizado por ofrecer un espacio a otras culturas y religiones. Desde el stand de la comunidad Ahmadía, cuya sede central está en la localidad cordobesa de Pedro Abad, Tariq Abdul ha ofrecido diferentes libros de temática centrada en esta comunidad musulmana. “Nuestra intención no era la de vender, sino la de darnos a conocer”. Tariq señala que hay “un gran desconocimiento del Islam”, sobre todo desde que organizaciones terroristas como Daesh se han apropiado de ella dándole una imagen violenta “cuando realmente es una religión de paz. Hay terroristas que no saben ni un versículo del Corán”.

La comunidad evangelista también estuvo representada desde el stand de la librería El Buen Pastor, situada en la iglesia del mismo nombre, en la zona Norte de Jerez. Chari Ramírez explica que ellos también querían darse a conocer más que vender y que sus libros, de diferentes temáticas, han interesado a diferentes públicos, incluso el católico.

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Jorge Miró

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