Manuel Alejandro, el autor por excelencia de las canciones de música española de nuestro tiempo, el astro que desde hace décadas permanece tras los mejores intérpretes del cancionero de habla hispana, tales como Raphael, Rocío Jurado, Julio Iglesias, Jeanette, José José, Emmanuel, Plácido Domingo, José Luis Rodríguez El Puma, Nino Bravo o Luis Miguel, ha pasado a un más que merecido primer plano en el escenario del Teatro Villamarta de Jerez, su ciudad natal, gracias al homenaje que en la tarde del pasado sábado se le ha ofrecido en el marco del XVIII Festival de Música Española de Cádiz, que organiza la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía. Una cuidadosa selección de intérpretes de diferentes generaciones y distintas tendencias artísticas, se ha encargado de poner de poner de manifiesto la absoluta vigencia de un cancionero que está en la memoria de todos, con canciones como Procuro olvidarte, Frente a frente, Se nos rompió el amor, Que sabe nadie, En carne viva, Que no se rompa la noche, Por si volvieras, Si a veces hablo de ti, Mi amante amigo o Lo siento mi amor.
Un selecto ramillete de canciones inolvidables, elegidas de entre una multitud de éxitos, fueron interpretadas por un selecto elenco de voces en plenitud de facultades que vienen a certificar la absoluta vigencia del cancionero de Manuel Alejandro: Miguel Poveda, Diana Navarro, la soprano Pilar Jurado, la polifacética Joana Jiménez, la nueva estrella Enrique Ramil o los jerezanos Jesús Méndez y David de María, todos ellos acompañados por el piano y los arreglos de Jesús Lavilla, que finalmente han interpretado sobre las tablas del Teatro Villamarta, de forma colectiva y a manera de colofón, Como yo te amo, una de las canciones de amor sin límites con las que Manuel Alejandro ha trascendido todas las fronteras generacionales.
Manuel Alvarez Beigbeder, más conocido como Manuel Alejandro, es hijo de un insigne pero insuficientemente reconocido compositor sinfónico, igualmente jerezano, Germán Álvarez Beigbeder, cuyo repertorio fue rescatado de forma monográfica para el concierto inaugural de la primera edición del Festival de Música Española de Cádiz, en la que la Orquesta de Córdoba recuperó algunas de las obras orquestales más significativas del autor. Como acto de gratitud y como gesto de cortesía, el propio Manuel Alejandro presentó el acto con una emocionada interpretación a piano solo de una “Nana” que le había escrito su padre.
Dieciocho años después de haber inaugurado con sus palabras de agradecimiento y con su interpretación de la obra paterna, ha llegado el momento de ofrecerle desde el propio Festival el más que merecido homenaje al propio Manuel Alejandro, que ha elegido para la gala, con su proverbial humildad, el título de El escribidor de canciones, cediendo a su padre, creador de importantes obras sacras y sinfónicas de gran aliento y de elaborada escritura, el apelativo de compositor. Desde sus comienzos como autor de canciones –incluso antes de su eclosión con los primeros éxitos escritos para Raphael-, el autor jerezano se decantó por el nombre de Manuel Alejandro, tal como él mismo cuenta, porque el apellido de Álvarez le parecía inadecuado para un autor de música ligera y el de Beigbeder “demasiado pretencioso”, de modo que se quedó para siempre con el eufónico sobrenombre de Manuel Alejandro con el que universalmente se le conoce.
Aunque por prescripción médica el autor no ha podido acudir a sus prolíficos 87 años a su homenaje en su tierra natal, ha seguido en directo el concierto desde su domicilio en Madrid y ha protagonizado, a través de la pantalla, dos de los momentos más emotivos de la gala: una reciente e inédita interpretación a voz y piano de su primer éxito internacional, Yo soy aquel, que abrió el acto emitido a través de un cuidado montaje audiovisual, y la transmisión desde la pantalla de su agradecimiento al público y a los intérpretes participantes en el espectáculo.
La presencia de sus hijas, que se hicieron portadoras de los emocionados aplausos del público, y la proyección de los mensajes audiovisuales de adhesión al acto por parte de Raphael y de Alejandro Sanz, ahijado del compositor y que días atrás ha grabado la composición más reciente del autor, han contribuido a realzar la significación de este homenaje , “el primero de una larga cadena de reconocimientos que sin duda van a sucederse a partir de ahora”, en palabras del festival, y que ha nacido con la voluntad de subrayar la universalidad, la calidad musical y la coherencia poética de un cancionero, instalado en nuestra memoria colectiva y permanentemente proyectadas al futuro, que sigue manifestando toda su vigencia en las voces de mayor calidad de la actualidad musical.
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