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El modelo organizativo de la Pasión jerezana cumple 78 años desde que un grupo de cofrades tomará a Sevilla como referencia y adoptara, entre otras cosas, su 'carrera oficial'.

Aunque los orígenes de la Semana Santa en nuestra ciudad se remonten al siglo XVI, si hiciéramos una genealogía de la Semana Santa de Jerez tal y como la conocemos a día de hoy en nuestras calles, gran parte del protagonismo debería residir en la creación de la Unión de Hermandades. La reorganización y agrupación de las cofradías jerezanas de aquel entonces en pos de la recuperación y promoción de la Semana Mayor en Jerez ocurrió inmediatamente después del golpe y tras unos años de relativa inactividad de facto por la laicidad intrínseca a la Segunda República. Hecho que, por otra parte, no impidió que precisamente la primera referencia a la idea de una organización cofrade como tal la encontremos en El Guadalete, el día 6 de agosto de 1932, cuando Juan Ruiz Candill fue elegido como representante de las hermandades del Arciprestazgo de Jerez, por aquel entonces perteneciente a la Diócesis de Sevilla. De una forma u otra, la promoción de las cofradías es una realidad que se enmarca en la tónica general de este periodo histórico en el que se configura por parte del nuevo régimen la columna vertebral de su proceder ideológico, el nacional-catolicismo. Sin menoscabo de ello, la colaboración e implicación de la ciudadanía en dichas cofradías relanzadas posibilitó la creación de un fértil sentimiento cofrade en Jerez.

“No sería justo reducir al clima político favorable a la religión oficial toda la causa del auge de la Semana Santa jerezana. Hay que señalar la presencia activa y eficaz de un grupo de católicos sinceros, amantes de la religión y de las tradiciones jerezanas, que emprendieron esta tarea de restaurar o fundar cofradías para elevar la Semana Santa a su máximo esplendor buscaban con la promoción de las cofradías tender un sólido puente entre la religión y la masa popular, a la que habían visto esquiva con la Iglesia, aunque manteniendo todavía un fondo religioso aprovechable, y pensaron que allí donde no podían llegar otros medios de apostolado podían hacerlo las cofradías como medio de acercamiento”.

J.L. Repetto en La Historia

Reunidos en la Escuela de San José, en verano de 1937, los más distinguidos miembros de las cofradías jerezanas coincidieron en la necesidad de crear y dar forma a la ya citada Unión de Hermandades. El objetivo de este organismo era supuestamente depurar el sentido religioso de la Semana Santa y velar por el gusto artístico y el orden de los desfiles. Sin embargo, y tal como apunta José Luis Repetto Betes, “de forma consciente o no”, fue el principio de la sustitución de muchas de las tradiciones cofrades jerezanas para la adopción de otras costumbres de la capital de la diócesis, Sevilla. De esta manera, la Semana Santa de Sevilla se tomó como referencia para dar orden a la nuestra, incluyendo, entre estas novedades, la adaptación de una carrera oficial, la rígida reglamentación en torno a los controles procesionales y los horarios así como las correspondientes tradiciones procesionales que las cofradías recogieron de Sevilla. 

Al respecto del origen de dicha organización, el singular párroco e historiador señala además como “la Unión de Hermandades no fue una decisión, ni siquiera una iniciativa, de la autoridad eclesiástica, sino una idea de unos cuantos cofrades”. De esta manera, “se había ido a Sevilla a pedir licencia, no a obtener el mandato del Arzobispo y, por tanto, acudir o no a las reuniones conducentes a la formalización de la Unión de Hermandades no era un acto de verdadero espíritu de obediencia sino que era una opción de cada cofradía”. Ello explicaría que tanto la hermandad del Jesús Nazareno como la de El Cristo rechazaran su participación.

La evolución de dicho proyecto tendría como resultado la celebración el 21 de febrero de 1938 del acto de constitución de la Unión de Hermandades en el archivo de la Iglesia Parroquial de Santiago. De la reunión, presidida por el propio párroco de Santiago y también Arcipestre de las Iglesias de Jerez, el reverendo Francisco Corona Humanes, derivó un reglamento, una comisión y una junta gestora en la que fue elegido como presidente el representante de la Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud, Juan de Mata López de Meneses. Tal y como señala Piñero Vázquez, el Consejo Ejecutivo acordó “como puntos básicos de la reorganización de nuestra Seman Santa, establecer una ‘carrera oficial’ para las distintas cofradías en su estación penitencial anual, un horario determinado para la entrada en esta ‘carrera oficial’, solicitar del Excelentísimo Ayuntamiento la instalación de la ‘mesa de comprobación de llegada’ y de una tribuna presidencial para las autoridades, en emplazamiento estudiado, aparte de las tribunas para el público, así como también una subvención digna”.

De esta manera en el año 1939 hicieron estación de penitencia doce hermandades. El Domingo de Ramos, la Coronación y las Angustias; el Lunes Santo el Cristo de la Viga; el Martes Santo el Desconsuelo; el Miércoles Santo la Flagelación y el Prendimiento; el Jueves Santo el Mayor Dolor; en Madrugada el Santo Crucijo de la Salud y la Piedad; y el Viernes Santo, la Soledad, el Santo Entierro y la Expiración. El Nazareno se le sumo más tarde, aún sin formar parte de dicha Carrera Oficial.

La Unión de Hermandades, aunque constituida en 1938, fue finalmente oficializada en 1944, tal y como podemos rescatar de la hemeroteca del diario Ayer el 8 de julio de dicho año. En este periódico se recoge a Jerez como precursor de este tipo de organismos cofrades, ya que el modelo formulado en torno a nuestra Unión de Hermandades fue tomado por otras poblaciones del Arzobispado de Sevilla, como Huelva, Utrera, Marchena o Carmona. Esa reciprocidad, continuada en el tiempo, llevó a la intervención de la Comisión de Cofradías de Sevilla cuyo órgano cofrade, análogo al jerezano, había servido a este de referencia, tal como y ya hemos citado. Así lo recoge Ayer recoge el 11 de julio de 1944. Dicha oficialización de la Unión de Hermandades se lleva a cabo con la llegada de un sacerdote y tres cofrades sevillanos a Jerez que en San Miguel a las diez de la mañana aplicaron, literalmente, “la prosperidad de la Unión de Hermandades y todas y cada una de las cofradías jerezanas”. Tras el cónclave, almorzaron en las Bodegas Garvey y oraron ante El Cristo de la Expiración en la Ermita de San Telmo.

A partir de este momento, la Semana Santa Jerezana echó andar en torno a la configuración de la que hoy hace gala. A la Unión de Hermandades se le debe reconocer, pues, su carácter director por y para la Semana Santa de Jerez. Además de lo ya citado, la Unión de Hermandades editó la revista Semana Mayor de 1940 a 1947, semanario que contribuyó, sin duda alguna, a promocionar el sentimiento cofrade, aun más si cabe, en esos complicados años de posguerra. A ello se le sumó la iniciativa que dio lugar al pregón, un efusivo discurso que, al fin y al cabo, inaugura y llena de emoción a los cofrades. A este respecto, el primer pregón de la Semana Santa de Jerez fue pronunciado el viernes de dolores de 1944 por nuestro paisano José Cádiz Salvatierra en el Teatro Villamarta, si bien el primero organizado por la propia Unión de Hermandades fue el de 1953.

Son, en definitiva, años en los que la Semana Santa goza de una intensa promoción por parte del Ayuntamiento y de las instituciones civiles y eclesiásticas. Así tenemos constancia en algunos episodios, como el que señala Ayer el 21 de marzo de 1944 en torno a la Comisión Municipal de Solemnidades, que “hace una intensa campaña de propaganda en radio y prensa”. O, por ejemplo, la aparición de publicaciones cofrades que se sumaban a la Semana Mayor. Sería el caso de publicaciones extraordinarias como las que se suceden en el semanario ¡Alerta! entre 1938 y 1940. Aún con ello y siendo relevante la cartelería dispuesta al respecto, esta seguía incluyendo hasta la década de los 50 a la Semana Santa como parte de las llamadas Fiestas de la Primavera de Jerez, compartiendo cartel con la Feria.

La Semana Santa que los jerezanos a día de hoy conocemos es, en gran parte, producto de la institucionalización dada a esta a partir de la posguerra y su vinculación con el ámbito civil

Con respecto a la instalación de los tradicionales palcos en nuestras calles, la Unión de Hermandades siguió también el modelo de carrera oficial que luego se implantaría por el resto de la geografía andaluza. Con el beneficio de estos, se podía sufragar parte de los gastos de la Semana Santa y continuar con la contribución a una labor benéfica. Aunque se tienen constancia de la instalación de sillas desde la década de los 40, no siempre, como ha sucedido también en episodios cercanos, contó con la aprobación del consistorio. La reciprocidad entre ambas instituciones ha sido correcta y regular en el tiempo aunque fue interrumpida, por ejemplo, en el año 1972 cuando casi se suspende la procesión de la mayor parte de las cofradías por una falta de acuerdo en este tema. Ello, sin embargo, no supuso la evolución y reafirmación de esta práctica en nuestra Semana Santa a lo largo del tiempo.

Cabe decir pues, que la Semana Santa que los jerezanos a día de hoy conocemos es, en gran parte, producto de la institucionalización dada a esta a partir de la posguerra y su vinculación con el ámbito civil. En esta tarea tanto el Ayuntamiento de Jerez como la Unión de Hermandades de Jerez tuvieron un fuerte protagonismo. Además, la tradición sevillana introducida durante este periodo influyó notablemente en las nuevas cofradías de la ciudad, hecho que se puede observar, por ejemplo, en las túnicas o el método de carga de los pasos. De esta forma, algunas cofradías jerezanas como el Nazareno o El Cristo, precisamente menos participativas en la institucionalización de nuestra Semana Santa, siguen mostrándose a día de hoy como paradigma de la tradición cofrade más jerezana.

En conjunto, todo el fenómeno que hemos descrito ha contribuido además a la promoción de nuestra Semana Santa en consonancia con el crecimiento de nuestra ciudad. Hoy, en Jerez, son más de 40 las cofradías que procesionan en carrera oficial, mientras que en el año que tuvo lugar la primera mesa de comprobación apenas eran una docena.

Bibliografía:

Repetto Bettes, J.L. (Coord.) (1999). La Semana Santa de Jerez y sus Cofradías. Tomos I y II. Jerez: Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Jerez.

Piñero Vázquez, M. (1991). Las hermandades y cofradías de Jerez y la creación de su Unión de Hermandades. I, II, III y IV. Boletín de las Cofradías de Jerez. Jerez.

Repetto Betes, J.L. (1997). El Cristo de Jerez. 

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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