Springsteen cumple años y publica autobiografía.
Escribía el pensador y ensayista Nicolás Gómez Dávila: "El instante libre disipa la vana claridad del día, para que se yerga, sobre el horizonte del alma, el inmóvil universo que desliza sus luces transeúntes sobre el temblor de nuestra carne". Da que pensar en estos tiempos tan agitados.
La actualidad vuelve a hacerlo. Como The Man, volvió a sacar la jota de diamantes. Nosotros, simples lectores, ni pinchamos ni cortamos. Estamos alrededor de la mesa esperando algún simple giro del destino pero Cincinnati Kid no puede con el experimentado y tozudo ganador The Man. Sí, querido amigo, no hay nada más desfasado que la rabiosa actualidad. Y si no, vean El rey del juego. Y esto es así desde, al menos, 1965. El riesgo del juego. Apostarse todo a la jota de diamantes o, como en el caso de Ariel Rot, al dos de corazones. En una canción rumbosa de su disco Cenizas en el aire (2000), Rot nos relata una historia de vencedor vencido por el juego y el vicio. Devastado de lujuria y desenfreno, el perdedor de la canción posa en una polaroid anacrónica ("Aposté la telecaster, la camisa,/estuve a punto de perder los pantalones,/ una última mano en la cornisa/ barajé y salió el dos de corazones") bastante convincente para el oyente. En una especie de película de serie b detectivesca, nuestro personaje le escribe a su antigua amada cómo le buscan los secuaces de la turca.
La corrupción lleva infinitos disfraces. Bien conoce esta máxima el músico estadounidense Bruce Springsteen. Su música ha servido para denunciar las injusticias en tiempo de crisis y guerras. Este émulo de reportero siempre sirvió a la justicia social. El pasado viernes, el músico de New Jersey cumplía 67 años y publicaba su autobiografía Born to run (Penguin Random House). Bruce Springsteen es la imagen de un país. Confiesa sufrir episodios depresivos desde los 32 años. Hijo de los sesenta, superó el Vietnam y se enroló en las filas del rocanrol para mantener la llama viva y el mensaje libertario para generaciones y generaciones.
Comentarios