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La campiña jerezana concentraba un quinto de la producción de este cereal en Cádiz. 

A finales del siglo XIX y, en paralelo a lo que sucede a nivel internacional, una fuerte crisis agraria sacude a la España de la Restauración. Lo que se ha denominado tradicionalmente como “crisis finisecular” comienza con una crisis de mercado en los años 70 —en 1873 se produce una de las primeras crisis sistémicas del capitalismo contemporáneo— que inmediatamente da lugar a una serie de medidas proteccionistas, en contraposición a las librecambistas llevadas a cabo desde un par de décadas antes. A todas las escalas, el incremento de la producción y el acceso al comercio mundial producen una deflación global causando desequilibrios económicos que afectan profundamente al continente europeo. De esta forma, la reducción de los costes de producción y de transporte de los productos agrarios —también motivados por las innovaciones tecnológicas de la época—, son el caldo de cultivo de una crisis agraria que se hace notar profundamente en nuestro país y también en nuestra provincia.

Si bien se suele hacer menos referencia al sector del trigo en Jerez en contraposición al del viñedo, lo cierto es que la campiña jerezana concentraba un quinto de la producción de este cereal en la provincia de Cádiz. Es por ello comprensible que la crisis agraria a la que nos referimos pasara factura en la región y que contribuyera, junto con la filoxera —que afectó gravemente al viñedo jerezano ya en los últimos años de final de siglo, concretamente en 1894—, de forma negativa a la situación socioeconómica de la campiña a finales del XIX y principios del XX. A fecha de 1876 y según el expediente sobre la Estadística para el Impuesto de Consumos, algo más de 60.000 hectáreas se dedican al cultivo de cereal —algo más de un tercio al trigo—, unas 6.000 al del viñedo y poco más de 1.000 al olivar. La productividad de las hectáreas dedicadas al trigo, además, eran significativas en comparación con el resto de la provincia. Los datos del ingeniero agrónomo provincial, Domingo Lizaur, señalan que el 37% de la producción de trigo en Cádiz corresponde a las dadas en el término municipal de Jerez y, de la misma forma, un 30% en lo que corresponde a los cultivos de la vid. Ambos, pilares fundamentales de la economía jerezana, vivirán un periodo marcado por los vaivenes clásicos del capitalismo comercial. 

En el caso concreto de los precios del trigo, el mayor descenso se produjo en la década de los 80, una época caracterizada precisamente por la conflictividad social y agraria —véase, por ejemplo, nuestro artículo sobre la insurrección campesina de 1892—. El precio del trigo no volverá a recuperar su valor ni siquiera en las dos décadas siguientes. La política arancelaria proteccionista que el gobierno español aplicó en estos años, y que contrasta con la apertura librecambista de mediados de siglo, tampoco pudo dar salida a la situación. El trigo procedente de mercados extranjeros donde los costes de producción eran menores fue un lastre para la economía nacional. En la búsqueda de una solución para paliar esta fuerte crisis se acusó a la no modernización del campo español y su competitividad frente a los mercados emergentes. Esta disyuntiva propició un debate en torno a los problemas y el atraso de la economía y de la agricultura en particular, forjándose la idea de que el problema residía en la propiedad de la tierra —fundamentalmente para los reformistas, los movimientos obreros y las clases populares— y las elevadas tasas impositivas, los costes y la no modernización, para propietarios.

De una forma u otra parece ser que, a pesar de la crisis, apenas cambiaron las técnicas, ya que era mayoritario el sistema trienal de cultivo y se seguían utilizando los tradicionales motores de sangre. Tampoco aumentó el capital empleado para la explotación, otro de los grandes problemas de la agricultura de nuestra tierra. Por el contrario, se intentó afrontar la crisis agrícola con una reducción de los costes laborales y el abandono de las tierras menos rentables, una estrategia que precisamente potenció el descontento popular y agravó la complicada situación del campo. La población dedicada a las tareas agrícolas disminuyó considerablemente en estas décadas de finales de siglo, siendo especialmente significativa la de los jóvenes, que se redujo en más de un 25% en estos años. Por otra parte y como hemos citado anteriormente, la presión del sector agrario se tradujo en el cambio a una estrategia arancelaria muy proteccionista, clave en las políticas del régimen turnista de la Restauración, y cuyo punto álgido se sitúa con el famoso Arancel de 1891, promulgado durante el mandato de Cánovas. De esta forma, el arancel del trigo pasó en 1882 de 5,70 pesetas por quintal métrico a 8 pesetas en 1891. Una deriva proteccionista del ejecutivo español con el que se intentaba proteger los productos agrícolas nacionales en un contexto de creciente importación. Esta coyuntura, acentuada en el campo andaluz, explica la preocupación de los contemporáneos regeneracionistas por la reforma y la cuestión agraria.

De vuelta a la problemática triguera en Jerez, el rendimiento de este cereal se redujo en casi un 20% desde la década de los 80 a la de los 90 y su producción se vio condicionada reduciéndose en aproximadamente un 40% precisamente por esa situación. De esta manera, ni en los años que hubo mejores condiciones meteorológicas —tan determinantes para la producción agrícola— ni la promulgación de dicha política arancelaria de 1891 impidieron que la crisis continuara y que incluso las importaciones de trigo por vía marítima en la provincia de Cádiz se incrementaran en un 20%. La dichosa competitividad, el abandono de las tierras y la falta de unas políticas efectivas para tal problemática desembocaron en una nefasta situación para los jornaleros y campesinos jerezanos y andaluces en pie de guerra y en conflictividad social en los albores del siglo XX.

Bibliografía

Barquín, R. (2002). La producción de trigo en España en el último tercio del siglo XIX. Una comparación internacional en Revista de Historia Económica, Año XX, número 1. Fundación Empresa Pública.

Caro Cancela, D. (2002). Los precios del trigo en Jerez de la Frontera en el siglo XIX (1801-1895) en Revista de Historia de Jerez, número 8, 1, páginas 237-256.

Montañés, E. (1991). La crisis triguera en la provincia de Cádiz. Jerez de la Frontera, 1880-1900 en Trocadero, número 3. Universidad de Cádiz.

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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