Un titular para un crimen (Ediciones en Huida, 2016) es la tercera novela de M. Carmen Orcero. La breve sinopsis que aporta la editorial nos empuja a seguir leyendo: “La ciudad de San Fernando vive un tranquilo verano del año 1881. Para una gran parte de la población, los días transcurren plácidos entre la Velada del Carmen, el casino y los baños de mar. Será un terrible suceso el encargado de despertar a la ciudad de su letargo: una joven aparece flotando en la caldera de un molino de mareas…”.

En la presentación del pasado jueves estuvo acompañada por Antonio Díaz, que nos habló de la autora y dialogó con ella acerca de la novela y el proceso creativo. M. Carmen Orcero es Licenciada en Historia y Máster en Archivística. Su actividad cultural es intensa y variada. Gestiona el blog literario Te invito a un café. Preside el grupo literario Rayuela. Gestiona eventos multiculturales. Pertenece al Club de Letras de la Universidad de Cádiz. Participa como jurado en distintos premios de narrativa. Ha colaborado en periódicos y revistas literarias. Ha ganado el segundo premio en el XV Certamen Literario sobre Igualdad de Oportunidades de la Fundación de la Mujer de San Fernando y ha sido finalista en el I Certamen Internacional Mundo Palabras de Microrrelatos. Su vida profesional ha transcurrido en instituciones como la Biblioteca del Real Observatorio de la Armada o el Centro de Arqueología Subacuática. Su primera novela, A la sombra de los tamarindos, se publicó en 2013 y la segunda, El suave olor de las magnolias (Ediciones En Huida) apareció en 2014. Según Antonio Díaz, están escritas con un lenguaje cuidado y nada críptico, sin estridencias. Y quien lea Un titular para un crimen se encontrará con “Un discurrir amable, aliñado sabiamente con los sobresaltos de la trama y el interés por averiguar el curioso desenlace de esta historia”.

A través de las preguntas de Antonio Díaz, la escritora de San Fernando nos habló de su escritura. “Tengo tres novelas y cada una de ellas es diferente”. Le encanta crear historias. Eso es lo esencial. Nunca se plantea etiquetar sus novelas. Pero reconoce que sí que le gusta mucho el género policíaco. Cuando era pequeña la literatura llegaba a su casa con Círculo de Lectores. Recuerda que uno de esos libros fue Diez negritos, de Agatha Christie. Fue la primera vez que sintió un deseo imperioso de volver a casa para seguir leyendo. “Tenía muchas ganas de meterme en este género, aunque es muy complicado”.La obra Un titular para un crimen está contextualizada en San Fernando. Sus novelas siempre son un homenaje simbólico, dice la autora. La primera, A la sombra de los tamarindos, está dedicada a la solidaridad; y la segunda, El suave olor de las magnolias, a las mujeres. Un titular para un crimen está dedicada a todos aquellos estudiosos y amantes del patrimonio histórico de San Fernando que la han ayudado a la hora de construir el contexto de la novela. Mari Carmen pertenece al grupo 'Patrimonio La Isla', colectivo que trabaja en la conservación y divulgación del patrimonio de San Fernando.

En la trama, las indagaciones las lleva a cabo un periodista, no un policía, señala Antonio Díaz. Y la autora nos lo aclara. Como los detectives lo saben todo, prefiere como protagonista a una persona curiosa que vaya transmitiendo esa curiosidad a los lectores. Es algo que afecta incluso al ritmo de la novela. El protagonista se va adentrando lentamente en la historia. Los hechos van adquiriendo significado progresivamente. Y el periodista, junto con el lector, comienza a atar cabos. Además de los protagonistas, hay otros personajes. Es una novela de intriga y misterio. Aunque lo principal sea la trama, la autora no se desentiende de esas otras vidas que aparecen en el relato. Lo que piensan y sienten todos los personajes es importante, por eso hay varias historias paralelas.

El proceso de documentación ha sido uno de los mayores retos a la hora de escribir el libro. Contar la vida cotidiana es una tarea muy complicada, nos explica Mari Carmen. "Había que describir muchos detalles del modo de vida en San Fernando en 1881. La prensa de la época es muy útil. Los anuncios sirven para conocer cómo vestía la gente, qué comían, cómo eran las casas, la iluminación, etc. Esos detalles son los que luego convierten las novelas en un relato verosímil. Su formación de historiadora también le ha ayudado a la hora de consultar archivos y bibliotecas. Por lo tanto, el libro, además de entretener, permite conocer la historia de San Fernando. Eso no significa que sea una obra localista. Lo que cuenta el libro valdría para cualquier ciudad", dice la autora.La idea de la novela surgió en el molino de mareas del Zaporito. Es un molino rehabilitado que puede ser visitado. Hay un guía, Alejandro Díaz, que explica cómo funcionaba. Con la marea alta el agua entraba por los caños. Se cerraban las compuertas y el agua quedaba embalsada. Cuando bajaba la marea, el molinero abría las compuertas y el agua salía y movía las aspas Al depender de los horarios de la marea, los molinos estaban abiertos por la noche. Y eran lugares de reunión. Cuenta la autora que fue a visitarlo con su marido. Al salir, comentaron que allí habrían pasado muchas cosas. “A lo mejor hubo hasta un crimen… ¿Por qué no escribes algo sobre un asesinato?”, la animó su marido.

La novela es ficción, pero el contexto y algunos personajes que aparecen son reales. Los protagonistas no existieron de verdad. Sin embargo, sí hay personas que vivieron entonces en la ciudad y que en el relato cumplen una determinada función: el oficio, el papel que desempeñaban de verdad en San Fernando en aquel tiempo. Sobre esos personajes reales no fabula. Por ejemplo, aparece un fotógrafo que existía en aquellos años en la ciudad. El lector puede identificar calles, monumentos o personas conocidas. Hace la historia más cercana.

La escritora da mucha importancia a los clubes de lectura. En ellos aprende y comparte su experiencia lectora. Esas tertulias también sirven para hablar con los lectores y dialogar sobre sus escritos. A las pocas semanas de salir publicada la novela, realizó un encuentro con gente que ya la había leído. En esa interacción con los lectores pudo recibir de primera mano las diferentes apreciaciones. M. Carmen compartió con ellos la documentación que ha utilizado durante su proceso de escritura. Fue una actividad muy interesante para completar ese acercamiento al texto y al San Fernando del siglo XIX. No descarta realizar algo similar con sus lectores en Jerez.

Sobre el autor:

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

Filósofo

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