Hay asuntos que requieren mucho tiempo para ser abordados y discutidos en profundidad, sin caer en simplificaciones o generalizaciones. La presentación del libro de Ignacio Cembrero provocó el jueves en la Fundación Caballero Bonald un debate intenso y enriquecedor entre los asistentes. Podríamos haber estado varias horas más debatiendo sobre los temas tratados en la obra, ya que son procesos sociales y políticos muy complejos, con muchas dimensiones. Y además los estamos viviendo ahora. Si un libro incita al diálogo y a la reflexión, cabe decir que ha cumplido un noble objetivo.

Antonio Reyes, profesor y escritor, colaborador de la Fundación Caballero Bonald en Marruecos, fue el encargado de presentarnos al autor. Ignacio Cembrero es un ejemplo de constancia, tenacidad, perseverancia, firmeza y claridad de ideas sobre una realidad en la que lleva trabajando más de treinta años, señaló Antonio.  Nos recordó que Ignacio recibió el año pasado el premio al mejor corresponsal español en el exterior, otorgado por el Club Internacional de Prensa. Ha sido el reconocimiento de su labor informativa en el Magreb para El País y El Mundo. El premio resalta la calidad de su trabajo, su manejo de las fuentes, la profundidad de su conocimiento de la realidad, su implicación y valentía. Ha sufrido persecución por parte del gobierno de Marruecos debido a su trabajo. Porque siempre ha sido fiel a la verdad y nunca ha trabajado a la sombra de ningún poder político ni mediático, aquí o en el extranjero, remarcó Antonio. Su salida de El País tuvo resonancia en los principales medios de comunicación de Europa: Ignacio Cembrero fue abandonado por su periódico frente al poder de Marruecos. Ante ese abandono, no le quedó más remedio que dimitir.

Antonio Reyes recordó cómo las obras y los artículos de Ignacio, con prosa amena, rigor y profundidad, le ofrecieron el mejor acercamiento posible a los temas sobre Marruecos, el Magreb y el mundo árabe. Resaltó su anterior libro “Vecinos alejados: los secretos de la crisis entre España y Marruecos”, publicado por Galaxia Gutenberg en 2006. “La España de Alá”, su nuevo libro, publicado por La Esfera de los Libros, aporta claridad y racionalidad en un mundo donde predomina la confusión y la sinrazón, nos explicó. Aborda los aspectos básicos para conocer la realidad de las comunidades musulmanas en nuestro país. En el libro se habla de la cuestión de la identidad; del dique de contención norteafricana, ante el terrorismo del África subsahariana; la influencia del radicalismo en nuestro país: hay un mapa con los índices de radicalización, provincia a provincia; se hace un análisis social de la población musulmana; analiza la división de la comunidad musulmana; trata el tema de Ceuta y Melilla, de la radicalización, de las fronteras, del papel de los partidos políticos y las instituciones…

Ignacio Cembrero no se limitó a describir el contenido del libro, sino que realizó una profunda y documentada reflexión sobre lo que ocurre en Europa y España. Comenzó hablando de los refugiados, de los que han llegado hasta ahora y de los que van a llegar. Habló de los acuerdos entre países para evitar que vengan más personas de esos países. Acuerdos con Turquía similares a los que España firmó con Marruecos en el 92. La estrategia es la misma, se utiliza a otro país para que frene la inmigración y proteja tus fronteras. Habló de las diferentes rutas de refugiados en el Mediterráneo. Todas las previsiones se han superado. Hay nuevas travesías, hasta desde Egipto, por lo tanto hay más muertos. Hay miles de personas en muchos países, en campamentos, esperando la oportunidad para hacer el viaje a Europa. La vida en los campamentos de refugiados es inhumana, insoportable. España, de momento, ha recibido pocos refugiados. El Estrecho está blindado. Y los que llegan a la península intentan marchar a los países ricos del norte. Marruecos y Argelia controlan muy bien sus costas. Pero Argelia está en crisis, advirtió. Si se acentúa esa crisis es posible que en las próximas décadas España sufra la inmigración que sufre Italia.

Aportó más datos. Un instituto de investigación de EEUU dijo hace dos años que en Europa en el 2050 habría un 10,2 por ciento de musulmanes. Está previsión ha sido superada con lo ocurrido en el último año y con lo que va a ocurrir. La inmigración tiene un gran impacto sobre nuestras sociedades. No se ha sabido encauzar y está generando fenómenos preocupantes, como el ascenso del populismo y la ultraderecha. En España estamos bastante bien, remarcó varias veces. Hay 1,9 millones de musulmanes, el 4 por ciento de la población. Repartida por el área mediterránea. En Cataluña hay medio millón, en Andalucía 300.000. Luego vendrían Madrid y Valencia, con 200.000 cada una, más o menos. Melilla tiene el 52 por ciento de la población musulmana. Ceuta tiene el 42 por ciento. Los musulmanes son mayoritariamente de origen marroquí. El cuarenta por ciento con nacionalidad española. Hay muy pocos españoles conversos. La población musulmana va a seguir creciendo, debido a los índices de natalidad, la reagrupación de las familias y la necesidad de mano de obra para las próximas décadas. La inmigración más que una amenaza o un peligro es una oportunidad, aclaró, si se sabe encauzar bien. Si lo comparamos con otros países europeos, nuestra experiencia no ha sido mala. Hay una convivencia pacífica. En 2006 fuimos el país del mundo que más inmigrantes acogió, después de los EEUU. Aquí tenemos  sobre todo primera generación de inmigrantes musulmanes. Los problemas surgen con la segunda y la tercera generación. Otra causa es la actividad de las fuerzas de seguridad españolas. No ha habido grandes problemas de radicalización. Y los detenidos sólo mostraban proyectos muy embrionarios, sólo propaganda, sin armas.

En España la población musulmana es heterogénea, como en el resto del mundo. El islam es tan variado como el cristianismo. Hay problemas entre los mismos musulmanes. No hay unidad en la comunidad musulmana española. Estas divisiones les restan fuerza y les perjudican. Hay derechos que tienen, por acuerdos firmados en 1992, como el derecho a recibir en los institutos y colegios enseñanza del Islam, y que no se están respetando. Convivimos pacíficamente, sin apenas conflictos, sin fobias.  En otros países de Europa es distinto. Unos minutos antes de iniciar la presentación, Ignacio Cembrero habló con nosotros:

¿De qué trata La España de Alá?

Es una radiografía de los musulmanes en España hoy en día, con sus problemas, sus disgustos sus peleas, sus relaciones con la administración, con los cuerpos de seguridad, etc. Es un viaje a través de las comunidades musulmanas de España.

El subtitulo asusta un poco… ¿O es una llamada a la reflexión?

Ni lo uno ni lo otro. Es una provocación. En un país en el que no se venden libros, a ver si con títulos y subtítulos así se consigue vender algún libro…

El subtítulo dice “Cinco siglos después de la Reconquista, los musulmanes han vuelto. Son dos millones y siguen creciendo”.

Es verdad que han vuelto, a España y a Europa. Es un problema que hay que saber encauzar, pero no es una amenaza, en absoluto, es más bien una oportunidad, sobre todo para sociedades tan envejecidas como las nuestras, donde hay pocos jóvenes.

"Aquí puede haber algo de pobreza, discriminación, frustración, paro prolongado, pero lo fundamental es un problema de identidad que intentan resolver"

¿Y estamos entendiendo la situación? ¿Lo estamos analizando bien?

Aquí tenemos menos que entender que en otros países porque aquí las cosas no van mal, comparado con nuestros vecinos del norte de Europa. Pero habría que aprovechar el momento para reflexionar, ver qué errores han cometido los vecinos y tratar de no cometerlos nosotros.

Cuando se habla de radicalización islámica: ¿Son las mismas causas las que hacen que alguien se convierta en anarquista radical o musulmán radical?

No, para nada. Aquí puede haber algo de pobreza, discriminación, frustración, paro prolongado, pero lo fundamental es un problema de identidad que intentan resolver. Lo voy a explicar con pocas palabras. He escuchado a varios jóvenes, sobre todo chicas musulmanas, decir: “Yo ya no soy del país de mis padres porque allí vamos poco, no hablo bien el idioma, etc. Tampoco soy del país donde vivo porque me miran de forma rara, llevo el pañuelo, cuando llega el mes del Ramadán no bajo al comedor del instituto. Con lo cual, no soy de allí, no soy de aquí. ¿Qué me queda? Me queda ser musulmana y abrazar mi religión”. Y algunos abrazan con demasiada fuerza su religión, y además versiones extraviadas de su religión.

¿Y en Ceuta y Melilla esos problemas de identidad están más radicalizados?

En Ceuta y Melilla no es un problema de identidad. Cuando hablo de problemas de identidad se refiere a la España peninsular, a Baleares, si quieres, y a Europa en general. Y es un problema que se da en la segunda o tercera generación. En Ceuta y Melilla es un problema de contagio de un fenómeno que ya existe en Marruecos.

¿Qué fenómeno?

Un fenómeno de radicalización y yihadismo que ya existe en Marruecos. No es un problema de identidad en el caso de Ceuta y Melilla. Tienen su identidad bastante clara. Saben lo que son. Eso no ocurre aquí. Los jóvenes no saben lo que son. En Ceuta y Melilla es completamente diferente. El proceso de radicalización que he descrito antes vale para la península y en general para Europa. No vale para el mundo árabe y no vale tampoco para Ceuta y Melilla.¿Y qué papel está llevando a cabo Marruecos en estos procesos?

Una gran colaboración con los servicios europeos, empezando por los españoles y los franceses, para demostrar que controla el fenómeno, que sabe cooperar, que sabe ayudar, y que puede ser muy útil.

Y en la península, donde el problema es de identidad, ¿el sistema educativo está abordando correctamente esos conflictos?

Lo primero que habría que hacer, algo que está reconocido por ley desde 1992, es que los chavales musulmanes deberían poder tener clases de Islam en la enseñanza pública. Y en Andalucía sí la tienen, pero el número de profesores es absolutamente insuficiente. Y allí donde más jóvenes musulmanes escolarizados hay, en Cataluña, no tienen enseñanza del Islam. Y eso significa que al no aprenderlo en la escuela, y al tener una enorme curiosidad por su religión, acaban buscándola en internet. Y ahí encuentran cosas buenas, pero también muchas cosas malas, y técnicamente muy bien hechas. Los vídeos de los terroristas parecen películas de Hollywood.

¿El foco de la radicalización está en internet?

Hace unos años la radicalización se llevaba a cabo a través de los oratorios, de las mezquitas, incluso en las cárceles. Hoy en día el 85 por ciento de los procesos de radicalización en un momento dado pasan por internet. Y es ahí donde hay que intervenir. Porque lo que encuentran los chavales musulmanes que navegan por la red es muy atractivo y muy negativo. Incita a radicalizarse y, en última instancia, incita a la violencia.

Si nuestros países, con democracia y derechos humanos, no hemos sabido ofrecerles una solución… ¿qué podemos hacer para que no les parezca tan atractivo lo otro?

Educar, educar mucho. Porque los jóvenes que han pasado por la universidad no se radicalizan, aunque hay excepciones. La gente educada normalmente no se radicaliza. Y, por otra parte, tratar de que el islam en Europa se emancipe de la tutela de los países árabes, y especialmente de los países del Golfo Pérsico, con Arabia Saudí a la cabeza, que ha jugado y sigue jugando un papel muy negativo, expandiendo un islam salafista, que no es terrorismo, pero que muchas veces es la antesala del terrorismo.

Sobre el autor:

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

Filósofo

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