'Frasquito', el carpintero de Prado del Rey que creó una biblioteca "hereje" y "revolucionaria"

'Prado Libre', como llamaban popularmente a esta localidad de la sierra de Cádiz, albergó la sociedad 'La Cultura', sufragada por emigrantes de la localidad en Argentina. Tras el golpe del 18 de julio de 1936, un párroco avisó a los sublevados de sus "perversas" obras, quemadas a las afueras del pueblo.

El carpintero autodidacta, Francisco Gutiérrez Oñate, en el centro a la derecha, en el salón de actos de 'La Cultura'. FOTO: ARCHIVO PERSONAL DE FERNANDO ROMERO.
El carpintero autodidacta, Francisco Gutiérrez Oñate, en el centro a la derecha, en el salón de actos de 'La Cultura'. FOTO: ARCHIVO PERSONAL DE FERNANDO ROMERO.

Al investigador villamartinense Fernando Romero el confinamiento le ha pillado con su pareja en Asturias. Este profesor de Filosofía, que actualmente ejerce de docente en una escuela secundaria de Zafra (Extremadura), atiende a lavozdelsur.es por teléfono. “Hace ya como diez años que investigué esta historia”, dice sobre sus trabajos de documentación en torno a una biblioteca de la sierra de Cádiz que llegó a tener más de 200 socios y casi 2.000 libros. “Tal vez tenga que ver con que fuera un pueblo de colonización, lo cierto es que tuvo un fuerte protagonismo”, añade en referencia a Prado Libre, tal y como llaman popularmente a Prado del Rey, que con apenas 4.000 habitantes —hoy no llega a 6.000— albergaba este templo de la cultura a comienzos del siglo XX. 

Detrás de su creación estaba la figura de Francisco Gutiérrez Oñate, un carpintero autodidacta al que todos conocían como Frasquito. y en la memoria colectiva del pueblo es recordado como el Abuelo el Místico. Este vecino, que militó en organizaciones anarquistas y más tarde evolucionó hacia el socialismo, fue para el investigador el "alma" de una organización denominada Sociedad La Cultura Pro Biblioteca Pública. La asociación, cuyo lema "La instrucción y educación, base de la felicidad humana" constituía de por sí una declaración de intenciones, fue creada en 1917 tenía dos patas angulares: una en la localidad gaditana y otra en Buenos Aires, donde colaboraban varios emigrantes de Prado del Rey en Argentina en torno a Juan Martín Gutiérrez. Fueron estos últimos los que sufragaron los gastos del alquiler del local y la compra de los primeros libros. La biblioteca abrió sus puertas el 12 de mayo de 1918, en un momento de plena efervescencia social y política, el Trienio Bolchevique, y en los últimos y agónicos años del turnismo y el caciquismo en España. 

Varios miembros de la Casa del Pueblo, con el carpintero 'Frasquito' en el centro, en la plaza de la República de la localidad. FOTO: ARCHIVO PERSONAL DE FERNANDO ROMERO.

"La sociedad La Cultura aglutinó en sus orígenes a gente de todas las clases sociales y de diferentes ideologías. Era una institución cultural ajena a la política, pero desde muy pronto tuvo cierta confrontación con el gobierno municipal", señala en uno de sus trabajos el investigador Fernando Romero. No era de extrañar. En aquel entonces, el alcalde de Prado del Rey era José Romero Molero, un cacique local que no colaboró con la biblioteca, provocando las quejas de los emigrantes de Prado del Rey en Buenos Aires. 

La biblioteca de la sociedad 'La Cultura' con varios de sus miembros.

La gota que colmó el vaso fue cuando en 1921, tres años después de su fundación, el regidor se apropió de los instrumentos de la banda de música que la asociación había llegado a constituir. La llegada de la dictadura de Miguel Primo de Rivera en 1923 fue, de hecho, recibido con "entusiasmo" por los miembros de la asociación. El carpintero, que en un primer momento era el encargado de la biblioteca y luego llego a ser presidente de la asociación hasta su disolución, entró como concejal en la corporación municipal en marzo de 1924. Uno de sus socios protectores, Fernando Reguera Rodríguez, fue elegido alcalde en un periodo que supuestamente buscaba romper con la estela política del caciquismo precedente pero que nada tenía de progresista. 

De biblioteca a Casa del Pueblo: “Frasquito lo controlaba todo”, decían las derechas 

Las derechas de Prado del Rey aseguraban que Frasquito “lo controlaba todo”, en referencia a una asociación que en la Segunda República se convirtió en el lugar donde casi todo transcurría en Prado Libre. El antiguo militante anarquista se pasó a la UGT y al Partido Republicano Radical Socialista (PRRS), luego Izquierda Republicana. Por su parte, su compañero Manuel González de Quevedo y Copete, vicepresidente de La Cultura y administrador de un boletín de la organización, llegó a ser el primer alcalde republicano de Prado del Rey.  

Todo ello motivó que en 1932, con la creación de la Casa del Pueblo, la planta alta de la sociedad La Cultura se abriera para ser su sede social. Allí, como era característico de estas organizaciones federativas, empezaron a reunirse además de la UGT, el sindicato de pequeños agricultores y arrendatarios, la sociedad femenina Mariana Pineda y hasta el Partido Comunista. La relación de gran parte de los miembros de la sociedad con estas asociaciones de izquierda y el republicanismo centró la atención de las derechas. Una circunstancia que fue denunciada por uno de los exalcaldes monárquicos de la localidad, José Mena Chacón: "Los exaltados de izquierda se han apoderado paulatinamente de los cargos de la junta directiva hasta que finalmente la gente de orden optó por marcharse y solo quedaron ellos", recoge el investigador Fernando Romero. 

Uno de los carnés de la sociedad. FOTO: ARCHIVO PERSONAL DE FERNANDO ROMERO.

El político monárquico, convertido al republicanismo lerrouxista, presidía el gobierno municipal cuando tuvo lugar una insurreción en la localidad durante la fatídica revolución de octubre de 1934. Unos 40 vecinos del pueblo quemaron los santos de la iglesia y los archivos del Ayuntamiento, de los juzgados y de la parroquia local la noche del 7 de octubre de dicho año. "La revolución no duró ni diez horas, a las once de la mañana había sido sofocada por la Guardia Civil", señala el investigador.  

Su desenlace llevó a un total de 100 detenidos y 40 procesados por la justicia militar. Con la clausura de los partidos políticos y los sindicatos supuestamente implicados en la revuelta, también se cerró la biblioteca. El teniente de la benemérita justificaba el cierre al pertenecer esta “a los elementos  avanzados y que más se han significado en los incendios y en la agresión a la fuerza pública". Junto al concejal socialista José Fabero Fernández estaba Frasquito y otro miembro fundador de La Cultura, Andrés Pichaco Blanco. Todos fueron procesados y detenidos en la Prisión Provincial de Cádiz hasta la amnistía de febrero de 1936, el mes que cambió el gobierno republicano y la coalición de izquierdas del Frente Popular ganó las elecciones. Desde aquel momento hasta el golpe fascista del 18 de julio, la biblioteca volvió a abrir y reanudar su actividad.  

Un “desgraciado” pueblo con libros de “herejes” que acabaron en una hoguera 

“No hay que perder de vista que en Prado del Rey los más son refractarios a toda autoridad, pues en su mayoría son jóvenes, víctimas de perversas doctrinas que tiempo ha se difunden en ese desgraciado pueblo por medio de una biblioteca pública integrada en gran parte por libros de revolucionarios y herejes". Es el testimonio del párroco Eduardo Espinosa González-Pérez que avisó del contenido revolucionario de la sociedad La Cultura, desmantelada tras el golpe sublevado. 

La sede social de 'La Cultura' en la calle Sagasta de Prado del Rey. FOTO: ARCHIVO PERSONAL DE FERNANDO ROMERO.

Según Fernando Romero, "la asociación fue clausurada, el edificio incautado y la tercera parte del fondo bibliográfico fue destruido o expoliado". El testimonio de José Mena es que se sacaron dos carretadas de libros, revistas y folletos para ser quemados a las afueras del pueblo. Un nuevo inventario, hecho en 1940 tras entregar a la Falange lo que quedó de la biblioteca, cuantificaba en 658 el número de libros, mientras que el último registro de julio de 1936 ascendía a 1.829 obras. Las obras de Bakunin, Marx, Lenin, Trotsky, Kropotkin o Proudhon, entre otras, habían desaparecido. Junto a ellas libros de Emile Zola, Miguel de Unamuno, Vargas Vila y libros sobre literatura, humanidades y ciencia.  

Una fotografía de 'Frasquito'. FOTO: ARCHIVO PERSONAL DE FERNANDO ROMERO.

Entre los 80 asesinados por los fascistas tras el golpe sublevado en Prado del Rey, estuvieron varios de los miembros de la sociedad de La Cultura. No fue el caso de Frasquito. Mientras que sí mataron a algunos de sus familiares y su propio hijo, el viejo carpintero escapó con otros compañeros del pueblo a Guadix, donde permaneció refugiado hasta que terminó la guerra. Al regresar un tribunal militar lo condenó a doce años.  

En 1947, con 69 años de edad y tras obtener el indulto, no se le ocurrió otra cosa que reclamar al capitán general de Andalucía la devolución de todos los bienes que tenía cuando se escondió en 1936. Fernando Romero cuenta que recuperó algunos muebles y herramientas de su oficio, pero nunca los libros de su propia biblioteca particular, cien volúmenes que desaparecieron con la venida del franquismo. Un informe de la Guardia Civil lo aclaraba: "Destruidos al principio del Glorioso Movimiento Nacional por acuerdo de las autoridades locales". Uno de sus hijos vivos, Diógenes, fue el que recogió las pertenencias para llevárselas a Dos Hermanas, la localidad donde decidió retirarse hasta su fallecimiento. La biblioteca revolucionaria de Prado Libre y todo lo que con ella fraguó el carpintero quedó en el olvido.  

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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