Donde crecen las semillas de lo absurdo y lo genial…

Los Claustros de Santo Domingo acogen hasta el 25 de febrero una exposición antológica de la obra de Lolo Pavón. El comisario de la muestra, Domingo Martínez, ha contado con la colaboración de la Escuela de Arte y el Ayuntamiento de Jerez

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El artista Lolo Pavón falleció en el año 2010. Su huella está aquí, en la magnífica obra que nos ha dejado y en la memoria de los que convivieron con él. La exposición El Universo de Lolo Pavón de Los Claustros de Santo Domingo es una excelente oportunidad para conocer la creación de este genial artista de San Fernando. El visitante encontrará pinturas, dibujos, esculturas y cerámica. La sala está repleta, no cabe un cuadro más. Aunque muchas piezas han tenido que quedarse fuera, nos dicen los organizadores, estamos ante una antología completa de su trayectoria. Hay diversas líneas creativas, de ahí que las comparaciones o los intentos de clasificación nos lleven a Brueghel, El Bosco, Vermeer, Hopper, Basquiat, Toulouse-Lautrec, el fauvismo, Gauguin, Picasso, Barceló, Mariscal... Domingo Martínez lo describe así: “Incansable innovador, continuo observador y experimentador curioso que reinterpretaba corrientes estilísticas y recursos artísticos, vivió refugiado en un mundo interior tan rico como inabarcable por el resto de los humanos. Gran persona, amante de su familia y afable amigo, nos dejó demasiado temprano, su vida se truncó y con ello muchos de sus proyectos muestran solamente la punta de un iceberg creativo en continua evolución”.

La inauguración del viernes estuvo precedida por un acto de presentación en el que intervinieron amigos y compañeros. El presentador fue el comisario de la muestra, Domingo Martínez. Estuvo acompañado en la mesa por Francisco Camas, representando al Ayuntamiento, y Diego Vera, depositario y conservador de la obra de Lolo Pavón. Domingo Martínez nos explicó cuál era el objetivo: “Quiero que sea un acto muy protocolario pero también muy emotivo”. Tras las palabras institucionales de Francisco Camas, hablaron desde el atril Antonio Sánchez Alarcón (Doctor en Bellas Artes), Bernardo Palomo (Crítico de Arte), Guillermo Bermudo (Profesor de la Escuela de Arte de Jerez) y Manuel Pérez Báñez (Licenciado en BBAA, compañero y amigo de Lolo Pavón). Diego Vera fue el encargado de cerrar la sesión, realizando los agradecimientos pertinentes y una valoración global. Y como público: familiares, amigos, artistas y profesores de Sevilla, compañeros de promoción, alumnos de la Escuela de Arte de Jerez…

Cada uno de ellos habló durante diez minutos sobre Lolo Pavón, cada uno desde su perspectiva. Todos resaltaron su creatividad, transgresora y vitalista, su capacidad de trabajo, su dominio del oficio, su amplitud de miras frente al mundo académico, tan anquilosado, y su honestidad intelectual. Para Antonio Sánchez Alarcón, las piezas de Lolo le hacen vivir el presente. Las obras que tiene en su casa, interiores, le recuerdan a Vermeer y Hopper, personajes solitarios rodeados de un mundo muy particular. “Lolo era un creador libre y lúdico, pero dominaba el oficio”, les recordó a los alumnos. Bernardo Palomo resaltó la gran personalidad artística de Pavón, con una obra que “jamás va a pasar desapercibida para nadie”. En sus exposiciones “reina la emoción de lo diferente, de lo jocoso, de lo feliz y de lo hecho con la verdad por delante”, frente a la mediocridad y la impostura que nos rodean.

Guillermo Bermudo nos recordó cómo Lolo Pavón estuvo entre aquellos jóvenes artistas que intentaron acabar con ese “terrible realismo mágico sevillano” que imperaba en la Facultad de Bellas Artes. Lolo desarrolló una obra basada en la inteligencia, en el humor y en el espíritu de las vanguardias de los ochenta. Frente a “los rancios sin raíces”, construyó una obra personal, con un mundo propio, una bocanada de aire fresco y libre para todos los artistas que le rodeaban, explicó Guillermo. Para Manuel Pérez Báñez, muchas de las obras de Lolo son bandas sonoras, “sinfonías cromáticas de electrizantes colores tan de Lolo que casi podrían describirse en las claves musicales del rock, desde la sonoridad vital de sus siempre adorados Beatles hasta las atormentadas y aguardentosas historias de Lou Reed, Bowie o Tom Waits.”. A Lolo le encantaba la letra de Relojes en la oscuridad, de Antonio Vega y Nacha Pop, donde se dice: “No cambiaría jamás este universo informal donde crecen las semillas de lo absurdo y lo genial, donde el hierro se retuerce y se convierte en lo esencial”. La expresión “universo informal” resume muy bien la vida y el arte de Lolo, señaló Manuel. Su trabajo parte de lo vivencial, y en sus obras conviven lo anecdótico, la ironía, el surrealismo, la alegría de vivir, los sueños, el cómic, el cine, los placeres y las travesuras de la vida…

Domingo recordó cómo conoció a Lolo: “Siempre recuerdo el momento como el reconocimiento de alguien singular preparando metódicamente su enfrentamiento a un acto creativo del que disfrutar aislándose de cualquier presión externa. Formaba parte yo de un tribunal de oposiciones de Dibujo y me llamó poderosamente la atención la concienzuda determinación con la que uno de los opositores sacaba lápices (algunos muy gastados ya de tanto uso) de varias gamas de verdes de una serie de cajas de madera de diferentes tamaños pero de marcas relevantes”. Domingo explicó en qué consiste el espíritu de esta exposición: “Hemos preparado esta muestra con mucha ilusión y con los escasos recursos disponibles en estos tiempos, pero queremos manifestar nuestro más sincero convencimiento de que la obra de Lolo, ya muy reconocida y admirada, debe seguir un largo camino de merecidos éxitos y reconocimientos. Su ingente cantidad de producciones (pinturas, dibujos, cerámicas, esculturas, películas,..) dotadas de su parsimoniosa provocación, del aparentemente divertido aspecto formal que encierra un desgarrador grito de advertencia ante el sino de las especies o de la contundente alegría con la que interpreta la realidad cotidiana haciendo un profundo análisis social, nos llevará sin ningún género de dudas a la contemplación y admiración de un verdadero protagonista de la creación artística de nuestro tiempo”.

En esta muestra nos vamos a encontrar con el universo estético  de Lolo Pavón, libertad creativa teñida de vida. Según Diego Vera: “Pinta lo que se le ocurre en ese momento, sus propias vivencias, las circunstancias que le rodean y en muchos de los casos se autorretrata como testigo mudo de la escena. Y eso lo hace, según sus palabras, recreando el mundo de los recuerdos infantiles, de los deseos, de los pequeños placeres o de las pequeñas cosas, de momentos íntimos llenos de soledad y desesperación, en unos casos, y en otros de una desbordante alegría de vivir. Todo ello pasado por un filtro de amor, humor, de surrealismo e ironía intentando con ello conectar y comunicarse con los espectadores de su obra buscando su complicidad”.

Sobre el autor:

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Juan Carlos González

Filósofo

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