cristina_molina_perez_06
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Cristóbal Serna abrió la sesión y, tras presentar a los participantes, nos recordó que los duendes a veces nos hacen jugarretas, así son ellos. Pero los libros están acostumbrados a que ocurran cosas inesperadas, nada puede con ellos. Y si los duendes enredan, mejor, porque es lo que les gusta a los niños. Cristina Molina estuvo muy bien acompañada: sus alumnos al fondo y sus compañeros al lado, dos maestros y un escritor. Entre risas espontáneas y miradas cómplices, nos ofrecieron este libro, Dibujo y aprendo, editado primero en Perú y ahora en España por Look2print.

Carlos Sánchez Rojas, maestro y asesor del CEP, orientador de Secundaria, ahora en recursos humanos en la Consejería de Educación, nos habló sobre cómo enseña Cristina a dibujar. Desde su enfoque pedagógico, describió este proyecto como un verdadero acto de creatividad en el aula, una experiencia educativa completa. Como compañero de la autora pronto vio algo diferente en aquellos dibujos que plastificaba, algo distinto a las fichas que suelen utilizarse. Lo que en un principio parecía una actividad puntual se convirtió en algo más, un método. Se trata de una buena práctica educativa, con principios, objetivos y procedimientos claros, una experiencia memorable de aprendizaje. Es una práctica trasladable a otras aulas. Es innovadora y se puede contrastar su eficacia. Y había una necesidad educativa: los niños reciben ayuda para leer y escribir, pero muy poca para dibujar cuando sienten angustia ante el papel en blanco. Es una práctica sistematizada, desgranada en el libro, con un fundamento lógico adecuado. Los pasos están bien delimitados y encadenados, porque todas las estrategias proceden de evidencias de su experiencia profesional.

Pedro Madrid Umbría, maestro y asesor del CEP, habló desde un enfoque artístico. Señaló lecturas importantes en este ámbito, como el libro de Herbert Read La educación por el arte. Y dos citas, una de Platón: “El arte debe ser la base de toda forma de educación natural y enaltecedora” y otra de Bernard Shaw: “Las bellas artes son el único maestro fuera de la tortura”. En educación manejamos diversos lenguajes para comunicar nuestras experiencias: lenguaje natural, lógico-formal y artístico. Resaltó la importancia de enseñar artes plásticas: creatividad, mejora de la percepción estética del propio entorno… Cristina cree que a dibujar se aprende. Es posible enseñar a dibujar. El arte es un lenguaje que podemos enseñar, como enseñamos otros lenguajes. El arte tiene también sus elementos morfológicos, el punto, la línea, el color y la textura…Y una sintaxis propia: equilibrio, armonía, movimiento… Es necesario conocer las etapas del desarrollo del dibujo infantil. La falta de éxito en el dibujo hace que lo abandones, por eso es necesaria una guía. Con este método, para niños de tres a cinco años, se trabaja toda la secuencia del trazo infantil. Hay que ofrecer a los niños buenas imágenes. La estética es muy importante para Cristina. Potencia la libertad en el proceso de creación. El maestro tiene que estimular la investigación y la imaginación en lugar de dar soluciones. Es preciso motivar y ayudar para evitar la angustia del papel en blanco: aportar información técnica, sugerir.

El escritor Fernando Iwasaki recordó cómo en Perú poblaba sus tardes dibujando. Todavía conserva sus cuadernos. Y los sigue comprando para dibujar. Nunca subrayamos lo suficiente hasta qué punto es importante que todos sepamos algo de música, de dibujo de escritura, dibujar con las palabras. La sociedad, el sistema educativo, tritura esa sensibilidad artística que poseemos en la niñez. El hombre nace artístico y la sociedad le frustra esa creatividad. Los niños no son artistas, sino artísticos, disfrutan pintando, representando o cantando. El trabajo de provocar esa creatividad es impagable. Recuerda aquella imagen de El Principito: una serpiente que se ha comido un elefante. Son imágenes de gran potencia expresiva, como las que utiliza Cristina. O como las que pintaba Felipe Guamán Poma, cronista peruano del siglo XVI.

Cristina Molina Pérez es profesora de Educación Infantil, máster en edición de libros. Presentó mediante imágenes su trabajo. Más que un método revolucionario, es un compendio para aprender a dibujar, aclaró. Empezó haciendo los dibujos en papel, los repasaban con rotulador y los plastificaban. Más tarde los escaneó y pasó al ordenador. “Sin este tipo de trabajo, no estaría dando clase”, llegó a decir: “Es lo que me entusiasma”. Nos mostró todo tipo de trabajos realizados con los niños, incluso un retrato del Jefe de Estudios, Carlos. Todos esos dibujos, historias, cuentos ilustrados, los recoge en libros que luego usan en clase. Hay un retrato de Alberti. Ponen dibujos a cuentos o poesías. Los niños narran qué harían si fuesen reyes. Hay canciones, geografía, libros de letras, con definiciones. Hay dinosaurios y momias…

Con los niños jugando al fondo, conversamos con Cristina justo antes de iniciar el acto de presentación:

¿En qué consiste este libro?

Es el resumen del trabajo de muchos años. Es con lo que yo les enseño a mis alumnos a dibujar. Como mis compañeras me lo piden, pues ya he pensado hacerlo en serio. Es para empezar a dibujar. Doy clase a niños pequeños, empiezan con tres años, incluso menos. Son actividades para facilitarles la tarea y que se vayan soltando en el dibujo poquito a poco.

El libro tiene texto también…

El texto explica en la primera parte para qué utilizamos nosotros los dibujos. La segunda es ya el trabajo que realizamos. Así que texto tiene poco.

¿Todo lo que aparece lo ha puesto en práctica con los niños?

Esto lo llevo usando unos años y mis compañeras también. Y bien. Les cuesta mucho trabajo empezar a dibujar en serio. Para expresarse no tienen problemas, pero intentar que les salga lo que ellos quieren hacer…

¿Cuál es la base de su método?

Completar. Empiezan con el garabateo, que es lo más fácil para ellos. Por ejemplo, les pides que le hagan el nido o que pongan lo que ha hecho el gato con la lana… Primero ir completando y luego trazo vertical, diferentes tipos de trazos y decorar. Decorar ayuda mucho a dibujar. En esencia, tienen que terminar de completar los dibujos. Y así se van soltando sin darse cuenta.

Hay dibujos suyos también…

Sí, porque al principio hay una explicación de la evolución del dibujo en un niño. He cogido un caso. Primero digo cómo los trato yo. Porque yo hago los cuentos y es nuestro material de trabajo en la misma clase. Pero los otros dibujos sí son de un niño porque muestran la evolución que puede tener un niño desde que empieza dibujando con tres años hasta que sale con seis.

Realizan cuentos…

Sí, hacemos muchos cuentos. De todos los temas que vemos en clase hacemos un libro. También hacemos versiones de los cuentos clásicos. Pretendo que cojan soltura para que luego ya podamos fabricar nuestro material y hacer nuestros cuentos. Llevo hechos unos cincuenta cuentos. ¡Esos son mis alumnos! ¡Ya los oigo! Me dijeron que iban a venir…

¿Es difícil fomentar la creatividad a estas edades?

La creatividad no. Lo que es difícil es que confíen en lo que hacen y que adquieran soltura con la mano. Algunos llegan sin haber cogido nunca un lápiz en su vida, lo agarran con los puños y cosas así… La cuestión es que desarrollen habilidad. Ellos son muy expresivos, pero les falta técnica. Hay que darles herramientas para conseguir que disfruten con su dibujo.

¿Qué cambios ha notado a lo largo de estos años dedicados a la enseñanza?

Llevo veintisiete o veintiocho años ya trabajando. Escuchan poco. Piensan poco. Y están obsesionados con las nuevas tecnologías.

¿Tantas imágenes digitales son buenas o malas para la creatividad?

No lo sé. Lo que sí sé es que pierden mucho tiempo con esas cosas. Dedican muy poco tiempo a divagar, a estar tranquilos pensando o a tener tiempo para perderlo… Estos niños no paran. Demasiados estímulos, creo yo.

Ya no se ponen delante de un papel a pintar, sin prisas, como hemos hecho todos…

A los niños les sigue gustando mucho dibujar. Y les motiva muchísimo. De hecho les dices que vas a hacer un libro de estos y se ponen como locos y colaboran. Pero los veo yo poco centrados.

¿Utilizan en el aula tablets o pizarra digital?

De momento no podemos. Una pizarra digital nos la van a conseguir ahora. Hay muchas cosas que se pueden aprender muy rápidamente con esos medios y luego se puede tener más tiempo para lo que les cuesta, lo que les exige pararse. Dibujar te exige sentarte, centrarte. Y no puedes ver resultado inmediato, como con la maquinita. Se lo digo a los padres: ¡cuidadito con las pantallas porque si se caen dentro no los vais a poder sacar! Son muy chicos y ya están regateando con el uso de tablets, móviles... Hay uno niño ahí fuera que no concibe que su padres no tuvieran tablets de pequeños. No lo concibe. Prefiero que no las usen, ya tendrán años para hacerlo.

¿Ha utilizado algún modelo pedagógico?

Es deducción del trabajo, a base de ensayo y error y ver lo que necesitan los niños. Siempre me ha gustado dibujar.

¿Usted pinta?

Sí, dibujo más que pinto. Mi marido tiene un taller de cerámica. Así que he hecho modelado. He estado trabajando con escultores y pintores. Desde muy chica.

¿Tiene pensado publicar algo más?

Tengo otro libro muy bonito, de poesía, con ripios al estilo de Gloria fuertes. Trata sobre cómo cuidar el planeta. Quiero publicarlo porque a los maestros les vendría muy bien. Es un compendio de todo lo que tiene que hacer todo el mundo para proteger el planeta. Está ilustrado por mí. Y los textos también son míos. Pero primero vamos con éste y luego ya veremos poquito a poco.

Sobre el autor:

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

Filósofo

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