"Míralos, en su arquitectura, sin piedad como todo lo hermoso / Y callados, espuma en flor, en el enigma cruel de su pureza. / Conocen el secreto y saben la inutilidad de conferírnoslo". Este fragmento forma parte de Stoikheia, un poemario con el que Jorge Fernández Gonzalo ha ganado la primera edición del Concurso Internacional de Poesía Rural que organiza la Fundación Savia. Entre más de 200 participantes, Fernández se alza con el galardón en la categoría de adulto, y en la juvenil es para Andrés Felipe Vargas Coronado, con Un lugar en el mundo.
De España la mayoría (160), de catorce comunidades autónomas distintas, pero también de países como México, Cuba o Venezuela proceden los 204 trabajos aceptados por el jurado —se presentaron algunos más—, de un total de trece nacionalidades. Una participación bastante aceptable para ser la primera edición de un certamen que aspira a asentarse en el panorama literario.
"Quisimos vincular la cultura, en concreto la literatura y la poesía, con los valores y principios del medio rural", explica Antonio Aguilera a lavozdelsur.es, quien ejerció como secretario de un jurado presidido por el poeta y escritor cordobés Alejandro López Andrada y compuesto por la poeta sevillana Dolores Almeyda, el periodista Ezequiel Martínez, la escritora sevillana Concepción Montes, la poeta jerezana Josefa Parra y la escritora y poeta jiennense María del Carmen Álvarez.
En plena Sierra de Segura, en la finca de agricultura ecológica Bonilla, de 90 hectáreas, en la que se afanan en producir aceite de oliva virgen extra o cereales, el jurado eligió a los ganadores del I Concurso Internacional de Poesía Rural, que recogerán sus premios el próximo 6 de noviembre en la localidad jiennense de Torres de Albanchez, donde se ubica la finca.
Cuando concluya el certamen, en Bonilla se iniciará la creación de un bosque poético, en el que cada año se irán añadiendo fragmentos de los poemas ganadores. "La idea es colocar placas debajo de árboles emblemáticos para construir un paseo que sea una experiencia que aúne naturaleza y poesía", relata Antonio Aguilera. "Los propietarios de la finca tendrán la generosidad de compartirlo con quien quiera disfrutarlo", agrega.
"Echamos en falta que el medio rural tenga más protagonismo", dice Aguilera cuando se le pregunta por los motivos de la creación del concurso, que pretende "hacer más presentes el montón de vidas, sentimientos, movimientos culturales, principios y valores que tienen hortelanos o pastores", por poner algunos ejemplos. "La razón de existir de la Fundación Savia pasa por poner en valor lo rural, defender nuestro territorio, a sus gentes, y todo lo que implica", apunta.
"Ojalá los poemas los lean mucha gente, queremos fomentar ese efecto multiplicador que tiene la lectura", incide el secretario del jurado de un concurso "muy exigente". No obstante, las bases recogían que en la categoría de adultos los poemas debían contener, al menos, 400 versos, 80 versos en el caso de la categoría juvenil. "Éramos conscientes de la dificultad que entrañaba, pero también del atractivo de los premios", dice. El ganador adulto se llevará 3.000 euros y el juvenil, 1.000 euros.
Por la alta calidad de los trabajos presentados, el jurado, por unanimidad, decidió conceder un accésit en la categoría de adultos a Felipe Gracia Pérez por su obra Gabardera, y otro en la juvenil a José Andrés Ludeña Martínez por Caminos de un pueblo. Además, los premios principales llevan los nombres de dos mujeres de pueblo que desde Savia quieren homenajear.
El galardón de adultos se llama Felipa Marín, en honor a una mujer de campo, que vivía en un cortijo prestado y madre de doce hijos, a los que pudo dar estudios universitarios. A todos ellos. Marín, fallecida a los 85 años en Torres de Albanchez, fue un ejemplo para las mujeres anónimas de la Sierra de Segura. "Una mujer sencilla, sonriente, feliz y trabajadora", destacan los organizadores.
El premio juvenil se llama Isabel Montes, a la que todos conocían como Yeye, "un ejemplo de entrega a los demás sin esperar nada a cambio", apunta la organización. "Su generosidad sin límites y su capacidad de escucha la hicieron destacar y ganarse el cariño de los que la conocían".
"Son mujeres poco conocidas porque eran invisibles, llevaban a cabo una labor callada pero imprescindible", describe Antonio Aguilera a este medio. "Son ejemplos a seguir, dos mujeres de pueblos pequeños, criadas en la vida más humilde y dura del medio rural", asegura. "Ojalá hubiera más Felipas y más Isabeles en nuestros pueblos, para que las mujeres se sientan identificadas y representadas con este reconocimiento", agrega.
"Las obras ganadoras transmiten esperanza e ilusión hacia el mundo rural, exaltan la naturaleza con mucha finura, sensibilidad y elegancia. Son obras luminosas y huyen del victimismo", describe la Fundación Savia, que para 2023 propone la convocatoria de un encuentro de poetas rurales para convertir a Torres de Albanchez, en la Sierra de Segura, en un referente del medio rural andaluz.
"Como fundación tenemos la defensa de la cultura vinculada al medio rural entre nuestros fines sociales", describe Antonio Aguilera. Y en ese sentido, quieren incentivar a autores rurales. "Yo recuerdo que en las lecturas obligatorias de Primaria y Secundaria de mi época había muchos autores vinculados al medio rural, pero ahora ya no. Al final, todo eso conduce a que aumente el desconocimiento o el grado de vinculación hacia lo que sucede en el medio rural", describe.
El poemario ganador, Stoikheia, de Jorge Fernández Gonzalo, para el jurado, "desprende presente y futuro. Evita el musgo, el derrumbe, la maleza destructora que se tragó el pasado, la tristeza de lo añorado. Huye del pesimismo y describe orgulloso el vuelo del vencejo, el color del chopo, el viaje del río. Su lectura es ágil, desprende alegría, optimismo y amor al mundo rural". Parece que el objetivo que se marcó el certamen se ha cumplido.
Comentarios