Aforismos de la amistad

José María Tello nos ofrece las opiniones de varios filósofos sobre la amistad, desde Aristóteles hasta pensadoras de hoy como Marina Garcés. Luego nos invita a pensar desde sus propias reflexiones

24 de junio de 2025 a las 11:36h
'La amistad', de Pablo Picasso.
'La amistad', de Pablo Picasso.

"Se puede vivir sin amigos. Y entonces uno habla consigo mismo. O vivir con algunos amigos, pocos, y mantener conversaciones tête-à-tête, donde no sólo se intercambian palabras, sino también sentidos del vivir".

El filósofo Emmanuel Lévinas (1906-1995), en su obra Totalidad e infinito, expone que el hombre con conciencia se tiene que ocupar de sí mismo y, entonces, se encuentra sumido en una absoluta soledad, como encadenado a sí mismo.

La superación de este encadenamiento se realiza al salir de su ser, en la relación con el otro, no con una colectividad multitudinaria, sino en una relación cercana del yo-tú, del cara a cara.

Esta relación entre el Yo y el Otro no anula a ninguno de los dos. En esto reside su bondad y su justicia, en que es una relación entre seres que no se anulan el uno al otro. En este sentido, la amistad es el espacio sentimental más amplio en el que el hombre puede entrar.

¿Cuánto vale un amigo?

El filósofo griego Demócrito (460 a.n.e.-370 a.n.e.), en su recopilación El Pentatleta, daba tanto valor a la amistad que afirmó: no vale la pena vivir la vida si no se tiene un buen amigo”. Y Aristóteles (384 a.n.e.- 322 a.n.e.) declaró en su Ética a Nicómaco (cap. VIII y IX): “Nadie elegiría vivir sin amigos”. De manera similar, Epicuro (341 a.n.e.-270 a.n.e.) manifestó que “de todos los medios de los que se arma la sabiduría para alcanzar la dicha en la vida, el más importante con mucho es el tesoro de la amistad” (Sentencias o máximas 27 y 28).

Madame de Lambert (1647-1733), fue una destacada mujer de letras y salonnière francesa. En los salones de su casa recibía los martes a los hombres de letras para hablar de filosofía o literatura. En su Tratado sobre la amistad enuncia que “el primer impulso de un corazón es unirse a otro corazón”. Aunque también expone que: “Todo el mundo dice que no existe la amistad”. Muestra así cierta contradicción que más bien es escepticismo.        

Definición de la amistad

Cicerón (106 a.n.e. - 43 a.n.e.) en su Laelius de Amicitia la define como “benevolencia, como ese amor que desea el bien del otro de forma desinteresada y recíproca”. Para Aristóteles (384 a.n.e.-322 a.n.e.) consiste en “una buena disposición recíproca, que cada uno desee el bien del otro…  los hombres rectos, los hombres de bien, son los únicos que pueden aspirar a una amistad perfecta o verdadera”.

Immanuel Kant (1724 -1804) en su Metafísica de las costumbres, 46” dice: "La amistad es el libre intercambio de pensamientos y sentimientos más íntimos que, sin embargo, siempre se da bajo la condición de que ambas partes mantengan intacto el respeto mutuo".

Y, en nuestro tiempo, una definición muy bella la ofrece Simone Weil en su obra La amistad: “Es el milagro por el cual un ser humano acepta mirar a distancia y sin aproximarse al ser que le es necesario como alimento… Aprender a salvar la distancia sin anularla es el aprendizaje de la amistad”.

Los clásicos

Aristóteles, en su Ética a Nicómaco distingue tres tipos principales de vínculo amistoso: la amistad de utilidad, la amistad de placer y la amistad de virtud. La amistad de utilidad es un vínculo de beneficio mutuo, común en relaciones de negocios o donde las personas buscan alguna ventaja. Este tipo de amistad tiende a ser volátil y frágil, ya que depende de la conveniencia y puede desaparecer cuando los beneficios ya no estén presentes.

La amistad de placer se basa en el disfrute mutuo de actividades compartidas. Aunque este tipo de relación puede durar más que la amistad por conveniencia, sigue siendo limitada porque, al desvanecerse el placer, desaparece la amistad.

La forma más elevada de amistad, según Aristóteles, es la que está ligada a la virtud: se basa en un reconocimiento mutuo de la bondad y el carácter virtuoso del otro. Esta amistad es duradera y profunda, ya que ambos amigos se preocupan genuinamente por el bienestar y la felicidad del otro, más allá de los beneficios inmediatos o el placer que les pueda causar la compañía.

Asevera: "La amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud; pues ellos desean el bien del otro en la medida en que son buenos, y son buenos en sí mismos". De estos, dice Aristóteles, suelen haber muy pocos, o casi ninguno.

Epicuro, creó el Jardín de Epicuro, una escuela filosófica, que fue el lugar de encuentro de sus seguidores, entre los cuales se encontraban hombres y mujeres.

Para él, la utilidad del amigo o de la amiga no destruye la amistad. “Aunque toda amistad debe ser buscada por sí misma, tiene sin embargo su origen en la utilidad (Sentencias Vaticanas, 23)”. Que significa que la necesidad de ayuda es intrínseca al ser humano, que es consciente de su fragilidad y está expuesto al sufrimiento, a los dioses y a la muerte.

Epicuro integra en una sola práctica los tres tipos de amistad aristotélica y borra sus distinciones. No niega la utilidad de la amistad, ni su relación intrínseca con el placer, pero no las jerarquiza, sino que muestra su carácter inseparable. Deshace la gradación entre los tipos de amistad y la contraposición entre la amistad perfecta y las demás. “No hay amistades perfectas, sino amistades mejorables”.      

Los escépticos de la amistad 

Sin embargo, no todos los autores que se refieren a la amistad lo hacen con una valoración positiva. Así, por ejemplo, el francés La Rochefoucauld (1613-1680) observa en sus Reflexiones y máximas morales: "Lo que la gente llama amistad no es sino una forma de asociarse, un contrato recíproco de intereses, un intercambio de favores; no es, a final de cuentas, sino un intercambio en el que el amor propio desea ganar algo".

Y Blaise Pascal (1623-1662), en Pensamientos, dice:  "Doy por seguro que si todos los hombres supieran lo que dicen unos de otros no habría ni cuatro amigos en el mundo. Ello resulta evidente por las disputas que causan las indiscreciones".

El filósofo Arthur Schopenhauer (1788-1860) señala en su obra Parerga y Paralipómena que la amistad es la mayor fuente de alegría; pero, como todas las demás alegrías, es incierta y efímera, porque, al igual que el amor, depende del conocimiento mutuo y, como el conocimiento perfecto de un hombre por otro es imposible, la amistad pura es un ideal inalcanzable“.

Y también, en su libro El mundo como voluntad y representación explica: "No hay que extrañarse si los genios son casi siempre insociables y a veces repulsivos. […] Los grandes espíritus prefieren su monólogo a los diálogos que oyen; si alguna vez desciende a una conversación, pronto volverá al monólogo por la vaciedad que encuentra en sus interlocutores". 

Es escéptico sobre la amistad porque considera que se basa en el egoísmo y la búsqueda de beneficios mutuos. Para él, la verdadera amistad, desinteresada y sincera, es difícil, si no imposible de encontrar.

Emil Cioran (1911-1995), escritor pesimista de origen rumano en su Breviario de podredumbre se expresa sobre la amistad: “Es un pacto, una convención. Dos seres se comprometen tácitamente a no decir jamás lo que en el fondo piensan el uno del otro. Una especie de alianza hecha de precauciones. Cuando uno de ellos señala públicamente los defectos del otro, el pacto queda revocado, la alianza rota. Ninguna amistad resiste el hecho de que uno de los dos, deje de jugar el juego. En otras palabras: ninguna amistad soporta una dosis exagerada de franqueza”.

La amistad y la misoginia

Montaigne en sus “Ensayos” asevera: “… la común inteligencia de las mujeres no alcanza para que puedan compartir la conversación y comunicación propias de tan sagrado vínculo… los antiguos filósofos declaran a la mujer incapaz de profesarlo”.

Madame de Lambert: "Se suele preguntar si la amistad puede subsistir entre personas de distinto sexo. Eso es algo raro y difícil… Con las mujeres que os ofrecen los encantos y las emociones de la amistad, y a las que además les encontráis en mismo mérito que a los hombres, ¿puede hacerse algo mejor que ser amigo de ellas? Sin duda, de todas las uniones, ésta es la más agradable. Siempre hay un grado de frescura que no se encuentra nunca entre las personas del mismo sexo… Las mujeres tienen la desgracia de no poder contar entre ellas con la amistad: los defectos, de los que están llenas, forman un obstáculo casi insuperable; se unen por necesidad, pero jamás por gusto… Los hombres hablan al espíritu; las mujeres, al corazón".

Marina Garcés (1973), en su obra La pasión de los extraños, recoge un texto de Montaigne que asevera: “… la común inteligencia de las mujeres no alcanza para que puedan compartir la conversación y comunicación propias de tan sagrado vínculo… los antiguos filósofos declaran a la mujer incapaz de profesarlo”.

F. Nietzsche (1844 – 1900): “La mujer todavía no es capaz de amistad. Pero decidme, varones: ¿quién de vosotros es capaz de amistad?”. Curiosamente, sí atribuye al matrimonio una relación con la amistad: “El buen matrimonio descansa en el talento de la amistad”. (Humano, demasiado humano).

Aforismos sobre la amistad

1. No me gustan las reuniones multitudinarias. El número ideal de trato humano es el dos. “Tête-à-tête”. El amigo A esconde en su interior al amigo B, y viceversa.

2. No sé si es simpleza del alma o exceso de sentimientos lo que me impide hablar. Tengo mundo, mucho mundo, pero soy incapaz de expresarlo.

3. Tenía una incapacidad muy molesta: era tan nervioso que no sabía aguantarse a sí mismo, de tal manera que el tiempo libre le angustiaba. Su edificio interior era una ruina. Era solitario, tan aislado que fue enmudeciendo y se hizo un maestro de la indiferencia ante el sufrimiento de los otros. Pero, necesitaba desahogarse con alguien, un asidero para expulsar sus demonios.

4. A mis palabras, pocas, pero cordiales, no les respondía quien más quería. ¡Sordera ingrata!

5. Rumiaba tanto su impotencia que cuando la convertía en palabras, salían como podridas y a borbotones, con cierta violencia involuntaria, y el amigo, nada respetuoso, expresaba asco y rechazo.

6. No te avergüences de tener sentimientos. No mates las emociones. Déjalos crecer y expresarse. Y también: acepta los sentimientos y las emociones del otro. Así la persona se abrirá. La aceptación es el mejor regalo que podemos dar a un amigo.

7. La amistad comienza el día en que uno de los dos, en un momento de risas y sinceridad, habla desde su alma. Sin esperar nada a cambio. Acaso, otra palabra veraz.

8. Algunos cuentan a todo el mundo lo que solo hay que contar a un amigo. Otros, por el contrario, no confían en las personas más queridas, porque no confían ni en sí mismos. Doble error: confiar en todos o en ninguno.

9. La amistad es el arte de contarse la vida. Y contarse la vida es una manera de hacer de la distancia proximidad. En las conversaciones de amigos siempre hay un capítulo de “Vidas respectivas”.

10. En aquella mesa, compartiendo una copa de vino, hablábamos de la vida cotidiana y de filosofía, de las alegrías y las penas de la vida. Sin apresuramientos ni intereses. Y el tiempo se detenía pareciendo que hubiera pasado rápidamente.

11. La claridad de los sentimientos, la franqueza de las palabras que expresaban, eso era lo que nos unía. Cada frase que decían tenía sentido por sí mismo. Era dar luz y orden a un mundo tal vez loco. A pesar de millones de bites tecnológicos pululando desordenados en poderosos aparatos.

12. Aquel día en que sufría tanto, se sentía solo, más solo que nunca. Entonces, la atención de los amigos le pareció escasa: no querían problemas, no querían complicarse. Sin embargo, no exigió nada. Porque la amistad solo puede ser gratitud y gratuidad.

13. Huye de las personas tóxicas, de los tristes, de los quejosos, porque te roban la tranquilidad de espíritu. Pero, nunca te rías ni critiques los defectos del otro. Solo aléjate.

14. Cuando escuchaba es como si lo hiciera cerrando los ojos, casi con devoción. Pausando el tiempo de las palabras. Engarzando su voz con mis gustos, con mi mundo interior. Entendiendo, comprendiendo, sin juzgar. Así era su amabilidad. Era una amistad cómoda.

15. La amistad se basa en la fidelidad. Es un acuerdo tácito pero solemne. Pero, si un amigo traiciona los secretos que tú le has confiado el dolor es inmenso. Nada hunde más una amistad que descubrir que nuestro amigo ha chismorreado con nuestro secreto. El que traiciona a un amigo, destruye su integridad moral. Rompe el hilo de la confianza y la relación se desvanece.

16. La vida del amigo no se capta del todo. Lo conocemos sí, pero hasta un límite porque es distinto de ti. Aceptarlo amablemente es la única posibilidad. Cada uno va en una ola, y desde olas distintas nos saludamos contentos.

17. En la comunicación entre amigos, además de la información literal de las palabras, se “sobreentienden” sentidos que explican el mundo y ayudan a vivir.

18. Y luego están los amigos lejanos en el tiempo, los escritores, ordenados por la importancia que tienen en nuestro corazón, que cada uno escoge por su riqueza sentimental y humana.

De Montaigne el valor del sentido común y el apego a la vida, de Chéjov la humanidad de sus sencillos y tiernos personajes, de Flaubert la tolerancia y el respeto, de Galdós la misericordia, de Hugo el amor incondicional, de Steinbeck la justicia, de Maupassant las historias de amor, de Mounier el personalismo.

Han sido mis compañeros de ruta en el laberinto de la vida. Sus libros me han hecho un poco mejor persona.

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José Mª Tello

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