Una sanitaria del SAS recién operada de cataratas trabaja 15 días con una lupa tras recibir el alta prematuramente

Tres testimonios de empleadas del SAS que han sido obligadas a reincorporarse sin estar recuperadas de sus dolencias reflejan la situación que se vive en hospitales y centros de salud de la provincia de Cádiz

Sanitarias, en el pasillo de un hospital de la provincia de Cádiz. FOTO: MANU GARCÍA
Sanitarias, en el pasillo de un hospital de la provincia de Cádiz. FOTO: MANU GARCÍA

Una celadora de un centro de salud de la provincia de Cádiz, que a su vez hace labores de administrativa, fue operada de cataratas justo antes de decretarse el estado de alarma. Primero de un ojo y, pocos días después, del otro, por lo que fue dada de baja. Apenas un mes después, sorprendentemente, recibió el alta. “Me dijeron que estuviera en reposo y que no forzara la vista durante la baja”, relata a lavozdelsur.es, sin querer desvelar su nombre. Más de dos meses después de pasar por quirófano, aun no tiene el alta quirúrgica, pero lleva más de un mes trabajando.

Cuando se reincorporó a su puesto de trabajo, con lentes monofocales, estuvo las primeras dos semanas utilizando una lupa para poder ver los documentos. “Las ópticas aun no estaban abiertas y no me podían hacer ni unas gafas provisionales”, reseña. “Cuando abrieron me hicieron el favor y puede tener unas, pero con la lupa fui al trabajo durante 15 días”, insiste. Hay días, incluso, que ha tenido jornadas de doce horas. “El ordenador lo ponía lejos en la mesa para que me cogiera a media distancia y pudiera ver algo, pero los ojos me dolían”, recuerda. Y lamenta que se operara los dos ojos “para ahorrar al SAS una baja” y le hayan hecho reincorporarse sin estar recuperada.

El sector de Sanidad de CSIF Cádiz rechazó hace unos días las altas “indiscriminadas” al personal del Servicio Andaluz de Salud (SAS) con diferentes patologías que está llevando a cabo la Inspección Médica, sin hacer una valoración médica adecuada. El número total de afectados es imposible de cuantificar, porque la Administración no aporta datos sobre este asunto, censuran desde la central sindical, que cree que se está poniendo en riesgo la recuperación de estas personas y, al mismo tiempo, perjudica a sus compañeros y al servicio esencial que prestan a la ciudadanía.

Otra empleada sanitaria, que tampoco quiere desvelar su identidad, cuenta que se enteró de su alta por un mensaje de texto recibido en su teléfono móvil. Esta trabajadora, que padece epilepsia y tiene muy bajas las defensas, fue dada de baja, supuestamente “hasta que pasara el Covid-19”, pero se reincorporó poco después a su puesto en un centro hospitalario de la provincia de Cádiz. “No me han hecho analítica, ni nada”, expresa en conversación con lavozdelsur.es. “Se supone que en la planta en la que trabajo no hay contagiados, pero nunca se sabe”, señala.

Verónica Bayo, auxiliar de enfermería en un centro de salud de Rota, estuvo seis meses recibiendo sesiones de rehabilitación tras sufrir fuertes dolores en uno de sus brazos, donde le diagnosticaron una calcificación en el hombro. “Cuando empezó la pandemia se cerró el área de rehabilitación y seguía haciendo ejercicio en casa, y yendo a trabajar, hasta que un día amanecí con el brazo inflamado. No podía ni coger un bolígrafo”, expresa. En ese momento le dieron la baja, y sin hacerle ningún examen médico, recibió el alta unos días después.

“Con el brazo no puedo trabajar, pero le ha dado igual al Inspector Médico”, reseña. “A ratos estoy llorando, o cabreada… no es que no quiera hacer mi trabajo, es que no puedo”, cuenta Verónica, que lleva desde los 19 años trabajando en hospitales. Ahora tiene 62. “No me da miedo la situación. He trabajado con el sida, con el ébola… y no me di de baja. Sé la profesión que he elegido, pero me duele el brazo y no puedo. Ojalá pudiera trabajar”, cuenta. “Hay días que lloro de impotencia, dolor y rabia”, remata.

Ante estas situaciones, CSIF presentó un escrito de denuncia ante la Unidad de Valoración Médica, dependiente de la delegación territorial de la Consejería de Salud en Cádiz, por vulnerar los derechos de los trabajadores, sobre todo, los relativos a la protección de la salud y de prevención de riesgos laborales. La central sindical exige a la delegación que revoque de forma inmediata todas aquellas altas que no han sido valoradas adecuadamente.

Estas altas se están llevando a cabo a personal de todas las categorías profesionales, en todos los hospitales y distritos de Atención Primaria de la provincia, independientemente si son casos relacionados con Covid-19 (de baja por ser personal de alto riesgo ante posibles contagios) o por otras patologías (embarazos, bronquitis, cuadros de ansiedad, dolores crónicos, indicios de tumoración, en otros casos).

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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