Una refugiada viaja desde Alemania a Cádiz con 20 euros en el bolsillo para recuperar a su hijo

Chimene, emocionada, durante la entrevista concedida a lavozdelsur.es FOTO: JUAN CARLOS TORO.
Chimene, emocionada, durante la entrevista concedida a lavozdelsur.es FOTO: JUAN CARLOS TORO.

Su marido se drogaba y le daba palizas. Apagaba los cigarrillos en su pierna y amenazaba con matarla. Madre de cuatro hijos, Chimene (Costa de Marfil, 1985), se marchó a Marruecos con su hermana y sus hijos, huyendo de su ex marido. "Pero enfermé y regresé a mi país", relata. Del mismo modo en que también volvió el maltrato. Hasta que un día, temiendo por su vida, decide esconderse en Marruecos y cruzar el Mediterráneo.

Permaneció siete meses en Libia, luego estuvo otros nueve en Italia, donde solicitó el estado de asilo político. Pero finalmente, el 21 de abril de 2016, fue enviada a Alemania, país en el que ha estado estudiando un curso de estudios Infantiles, además de que está a punto de conseguir regularizar sus papeles y establecerse como refugiada en Bremen.

No fue fácil. Pero pude llegar aquí gracias a que la gente me fue ayudando por el camino

"En un principio no tenía previsto marcharme a Europa, sino que quería estar en un sitio tranquilo y poder vivir", explica a lavozdelsur.es, desde la casa de una jerezana, donde Chimene se encuentra de acogida desde hace menos de una semana. Si bien en este mes ella estaba esperando que la llamaran para empezar a trabajar en Alemania. Recibió una llamada totalmente distinta: su hermana, su cuñado, el bebé de ambos y su hijo Kobe de 10 años de edad cruzaron las aguas del Estrecho en patera.

La marfileña durante la entrevista. FOTO: JUAN CARLOS TORO.

El pasado 4 de julio su familia fue rescatada por Salvamento Marítimo y fueron acogidos en Tarifa. Cuando Chimene supo que su pequeño Kobe estaba en España, lo dejó todo atrás y empezó una travesía desde Alemania hasta Cádiz, pasando por Francia, con una maleta y 20 euros en el bolsillo. "No fue fácil. Pero pude llegar aquí gracias a que la gente me fue ayudando por el camino". Cuenta que se fue un lunes y que llegó al Sur de España un viernes, y que se movió por tres países a través de autobuses, trenes y blablacar.

Chimene lloraba y contaba su historia. Y así, a través de la empatía, la gente la ayudó en todo lo que podía. Ha estado durmiendo en estaciones de trenes entre cartones, "pero no dormía mucho porque desconfiaba de lo que me podía pasar". Su travesía por Europa ha sido "extraordinaria", califica la familia jerezana que la ha acogido mientras ella espera los trámites burocráticos necesarios para recuperar a su hijo. Su viaje se volvió desesperante cuando su hermana le contó por teléfono que, en un despiste, la Guardia Civil la había separado de Kobe y que iban a tener destinos distintos. "Mi hijo está ahora solo", dice entre gemidos.

Se emociona, se echa los brazos a la cabeza y rompe a llorar. “Quiero escuchar la voz de mi hijo”, grita entre lágrimas. Está agobiada porque no tiene noticias de su hermana y hasta el momento no puede hablar con su pequeño. No obstante, según fuentes consultadas por lavozdelsur.es Kobe está localizado en un centro de menores y Chimene tiene que esperar los trámites necesarios —que puede tardar varios meses— para poder llevarse a su hijo a Alemania, que es lo que ella desea hacer cuanto antes.

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Claudia González Romero

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