La familia de Dolores Bastida Navarro ha elevado una queja a la Diócesis de Solsona tras vivir un incidente en la misa de su funeral. La mujer, fallecida con 95 años, tenía un deseo que expresó antes de descansar en paz. Quería ser enterrada en Cardona, junto a su marido, y que la ceremonia religiosa se celebrase en castellano. Sin embargo, pese a que sus hijos lo pidieron, no fue así.
Según ha contado la familia a ABC, el sacerdote, Carles Pubill, hizo una parte en castellano y otra en catalán. Cuando fueron a la iglesia de Cardona, el cura comenzó hablando en catalán, algo que molestó a los seres queridos de Dolores. La hija avisó a la funeraria que habló con el padre para que continuara en castellano. Este cumplió, sin embargo, cuando llegó a los evangelios, volvió a leer en catalán.
En ese momento, la funerario se acercó de nuevo al hombre, que se bajó del altar y comentó a los presentes que seguiría en catalán porque no tenía los libros necesarios. Ante esta situación, la familia decidió llevarse el féretro con el cuerpo de la fallecida en pleno funeral y trasladarlo directamente al cementerio. "Fue fuerte y muy triste para nosotros", cuenta la hija a ABC.
Por su parte, la Diócesis excusó al sacerdote alegando que este no sabía que la misa tenía que ser en castellano y que no contaba con los materiales pertinentes. "No entiendo todo este alboroto, si me hubieran avisado con tiempo, lo habría hecho como querían porque yo ya he hecho muchas otras misas y funerales en castellano", ha dicho Carles Pubill.
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