El tráfico ilegal de arácnidos: un problema ecológico que va en aumento

Los vacíos legislativos abren la puerta al tráfico masivo de estos insectos, poniendo en peligro los ecosistemas en los que se introducen

Los escorpiones son una de las especies arácnidas con las que más se trafica en el mundo.
Los escorpiones son una de las especies arácnidas con las que más se trafica en el mundo.

El tráfico ilegal de animales es uno de los mayores problemas ecológicos a los que tienen que hacer frente los gobiernos. La introducción de nuevas especies en entornos a los que no están acostumbrados pone en serio riesgo tanto a estas como a los animales y vegetales endémicos. En definitiva, esta práctica es letal para todo el ecosistema al que llegan.

En los últimos años, dentro del tráfico ilegal de especies exóticas, se ha disparado sobremanera el comercio de arácnidos. Tarántulas y escorpiones forman parte de las más de 1200 especies que están siendo vendidas como animales de compañía en todo el mundo, en un negocio que va en aumento y está completamente fuera de control.

Para evaluar los daños que está causando, la investigadora del departamento de ciencias de la Universidad de Hong Kong, Alice Hughes ha investigado junto a otros compañeros los datos de tráfico de arácnidos entre los años 2001 y 20021. Así, han llegado a la conclusión de que los traficantes aprovechan un vacío legal en torno a estas especies, ya que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) tan solo ha regulado el régimen jurídico de un porcentaje muy bajo de estos animales (de las más de 50.000 especies de arañas que se conocen tan solo 39 están reguladas en el mercado).

Lo mismo ocurre con su estado de vulnerabilidad, ya que apenas un 1% de las especies arácnidas han sido evaluadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Aun así, lo que más preocupa a los investigadores es el hecho de que una gran parte de los animales capturados hayan sido sacados de su hábitat natural e introducidos en otros ecosistemas hostiles (por ejemplo, se estima que un millón de escorpiones han sido importados a Estados Unidos).

La supervivencia de estas especies también se ve afectada, puesto que al cambiar de hábitat la gran mayoría no consiguen adaptarse. Además, por lo general, las condiciones de transporte son horribles, transportados en cajas, atados y sin recibir agua ni comida durante muchos kilómetros. No es de extrañar, entonces, que muchos mueran incluso antes de llegar a su nuevo destino.

Un aspecto muy importante a tener en cuenta es que el más mínimo cambio en un ecosistema va a afectar a todos los que viven en él, y esto no excluye a los seres humanos. La presencia de especies invasoras amenaza gravemente la biodiversidad y puede provocar la desaparición de otras que habitaban anteriormente en esa zona, perdiéndose un engranaje del ciclo natural del que todos los seres vivos formaban parte.

Pese a las advertencias de la comunidad científica, el tráfico de animales sigue aumentando año a año (actualmente es el tercer sector del crimen organizado en todo el mundo), y España es un punto muy importante en todo este entramado, ya que es la puerta de entrada a Europa de cientos de aves, reptiles, insectos e incluso pequeños simios procedentes de América y de África.

Sobre el autor:

Pablo Mata

Pablo Mata

Periodista, graduado en la Facultad de comunicación de Sevilla en el año 2020. Miembro de la Asociación de Prensa de Jerez. He hecho prácticas y colaborado en varios medios para ganar experiencia. También escribo en mi propio blog sobre mi pasión, el deporte, y ahora tengo la oportunidad de aportar mi granito de arena en lavozdelsur.es.

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