Lucía, de trece años, está ingresada en el Alder Hey Children's Hospital de Liverpool, pero no sabe hasta cuándo. Allí está siendo tratada de la "crisis mental grave" que sufre, en palabras de su madre, Carmen Navarro, que pide ayuda desesperada porque le quieren dar el alta cuando, según ella, no está en condiciones.
"Si le dan el alta, la reclaman los servicios sociales, porque la niña durante las crisis nos rechaza", explica su madre, en conversación con lavozdelsur.es. "Quieren mandarla con una tía paterna que vive a 300 kilómetros de Liverpool, a una familia de acogida o a un centro de menores. No nos dejan llevarla a un hospital privado. Le retiran el pasaporte y no podemos comunicarnos con ella", resume.
Lucía, residente en España, aunque de visita en Reino Unido para estar con su familia paterna —su madre es gaditana y su padre es inglés—, ingresó en el Alder Hey Children's Hospital de Liverpool a finales de diciembre, aunque rápidamente le dieron el alta, tras lo que sufrió una crisis, "se tomó 28 pastillas y tuvo que volver a ser ingresada de urgencia", relata. "Le quieren dar el alta argumentando que puede ser cuidada en casa", cuenta Carmen. Todo, según ella, "por motivos económicos", cuando está en riesgo la salud de su hija.
"Quiero pedir ayuda a mi país para que mi hija siga en el hospital, porque si se le retira el tratamiento, y estando en crisis, está en situación de riesgo extremo", señala Carmen Navarro. "Su vida está en alto riesgo", insiste, y critica que "el consulado español en Manchester no me ha ayudado en ayuda", por lo que suplica ayuda para que Lucía no salga del centro hospitalario, "sin tratamiento y sin protección". "Hasta a la reina Letizia, como madre, le he pedido ayuda", incide.
"Van a matar a mi hija por su protocolo y por dinero", sentencia Carmen, una madre gaditana que está "desmoralizada" porque, este mismo viernes, un equipo de riesgo ha evaluado a Lucía. "Tenía alguna esperanza", confiesa Carmen, pero asegura que "el equipo ni es independiente, ni cuenta con ningún psiquiatra". Ella, dice, hasta sabe por boca de algunos trabajadores del centro que la plantilla sufre "presiones para dar de alta a niños por motivos económicos".
Lucía, que no tiene diagnóstico de los problemas mentales que padece, necesita "vigilancia permanente" y someterse a un tratamiento que le rebaja la ansiedad. "Nadie se hace responsable de la vida de mi hija", se queja Carmen, quien cuenta que tras la retirada brusca del tratamiento que sufrió a final de año en el centro de Liverpool, pasó por una grave crisis. "Como se bloquea y nos rechaza, dice el hospital que el problema es nuestro, pero ella ha intentado hasta quitarse la vida", dice.
"Estamos sufriendo un trato inhumano. Lo que prima es el dinero. Vale más el dinero que las personas", señala Carmen Navarro, quien se queja de que no le dejan hablar con el personal médico que la atiende. "La meten en una sala en el hospital y nos impiden el acceso a la niña", dice. De momento, Lucía sigue ingresada. Pero no sabe cuándo tendrá que dejar el centro.
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