El rey emérito Juan Carlos I defiende la democracia como la principal herencia que dejó a España durante su reinado en su libro de memorias, que se publicará el 5 de noviembre en Francia. En la obra, el monarca manifiesta su deseo de recuperar una relación “armoniosa” con su hijo, Felipe VI, y de regresar a su país tras cinco años de residencia en Abu Dabi.
Las memorias, tituladas Réconciliation. Mémoires. Juan Carlos I d’Espagne (Reconciliación. Memorias. Juan Carlos I de España), han sido escritas por la periodista y escritora Laurence Debray. La edición en francés está a cargo de la editorial Stock y la versión en español, publicada por Planeta, saldrá a la venta a comienzos de diciembre. La revista Le Point y el diario Le Figaro han difundido extractos y una entrevista con el autor, en la que el exmonarca reflexiona sobre su trayectoria y su actual vida en el extranjero.
Juan Carlos I reside en la isla privada de Nurai, en Abu Dabi, donde prefiere ser tratado como “rey padre”. Según relata, su vivienda fue puesta a su disposición por el jeque Mohammed Ben Zayed, y en su jardín ha plantado olivos españoles que le recuerdan a su país. A los 87 años, asegura que trata de mantenerse activo y confiesa que echa profundamente de menos España.
En el libro, el antiguo jefe del Estado subraya que “la democracia española no cayó del cielo” y reivindica haberla impulsado tras la dictadura franquista. Afirma que su llegada al poder estuvo guiada por una “brújula” pero sin un plan preestablecido, y considera que su legado fue haber conducido al país hacia un sistema democrático que “sigue vivo”. Explica además que la publicación del libro se retrasó un año por “presiones” y para hacerla coincidir con el cincuentenario de la muerte de Franco.
El monarca emérito sostiene que decidió escribir sus memorias al observar que las nuevas generaciones desconocen la historia de la Transición. Afirma que quiso dejar testimonio directo de sus 39 años al frente del Estado. En sus declaraciones, también expresa preocupación por el auge del autoritarismo y el populismo, y considera que su obra puede contribuir a “exorcizar los demonios” que, a su juicio, vuelven a amenazar la convivencia democrática.
"Abandonado" por su hijo y sus amistades
En relación con su vida personal, reconoce la dificultad de afrontar el desarraigo y la distancia con su familia. Señala que su exilio fue una decisión voluntaria para no interferir en el ejercicio de la Corona por parte de Felipe VI. Aun así, admite sentirse “resignado” y “herido por una sensación de abandono”. Desde su marcha en 2020, apenas ha mantenido contacto con sus familiares, salvo con su nieto Froilán, que vive con él en Emiratos Árabes.
Juan Carlos I admite que aceptar el regalo de cien millones de dólares del rey Abdulá de Arabia Saudí en 2008 fue “un grave error”, aunque recuerda que los tribunales desestimaron todas las causas abiertas y no se le imputó delito alguno. En sus memorias concluye con una reflexión sobre la pérdida de apoyos y la soledad: considera que su vida ha estado siempre marcada por las exigencias del trono y que, pese a haber otorgado libertad a los españoles, él mismo nunca fue "libre".



