“Era necesario que se unificara la política espacial española en un único organismo, en vez de tenerlo dividido entre múltiples ministerios, el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación) y el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial); hay otros países de nuestro entorno como Italia, Francia, Alemania, Reino Unido o Polonia que están en la ESA (Agencia Espacial Europea) y tienen agencia propia", dice Pablo Álvarez (León, 1988).
“Es una gran noticia que España tenga su propia Agencia Espacial, porque el sector aeroespacial es enorme y toca muchísimos sectores; a la hora de gestionar un presupuesto común, es más sencillo si hay una única voz que aboga por los intereses de este sector a nivel nacional; creo que es una gran idea y que ahora hay que desarrollarla bien”, apunta Sara García (León, 1989).
Ambos son astronautas y saben de lo que hablan. También leoneses, por lo que apostaron para que la Agencia Espacial Española (AEE) estuviera en su tierra, pero finalmente el Gobierno se decantó por Sevilla, que reunía todos los requisitos exigidos. Por ejemplo, tener un inmueble con al menos 3.000 metros cuadrados —el edificio CREA (Centro de Recursos Empresariales), en el barrio de San Jerónimo— y estar bien comunicado —a 12 minutos del Aeropuerto y a 15 de la estación de tren de Santa Justa—.
“Hemos sido ambiciosos, hemos soñado, hemos luchado, hemos trabajado, hemos cooperado y hemos forjado una gran alianza. Sevilla es más fuerte, más poderosa y más ambiciosa. Hoy, Sevilla mira al cielo”, dijo el entonces alcalde de Sevilla —ahora líder de la oposición—, el socialista Antonio Muñoz, que llegó a comparar esta designación con la Expo de 1992. “El sector aeroespacial va a ser una prioridad para este mandato; Sevilla tiene que liderar en la próxima década un nuevo impulso a la industria aeroespacial andaluza”, ha dicho hace pocos días el actual regidor, el popular José Luis Sanz.
De uno u otro color político, la apuesta por convertir a la Agencia Espacial Española en tractora de proyectos generadores de empleo parece clara. Las previsiones son bastante optimistas. A corto plazo, este organismo generará un impacto económico de 360 millones de euros y 5.860 empleos en todo el país —2.588 directos, 1.784 indirectos y 1.487 inducidos— durante su primer ejercicio. Dentro de diez años, según el informe de impacto elaborado por la Universidad Internacional de Andalucía, el pronóstico es que se multiplique por diez la facturación del sector y que el empleo se multiplique por cuatro.
Quién dirige la Agencia Espacial Española
De manera provisional, el director de la Agencia Espacial Española es Miguel Belló Mora (Puertollano, Ciudad Real, 1961), ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid y doctor en Ingeniería Aeroespacial por la Universidad de Braunschweig (Alemania). Belló también es comisionado para el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) Aeroespacial, un instrumento de colaboración público-privada que prevé movilizar 4.533 millones de euros para impulsar este sector a través del I+D+I.
El director de la Agencia, que comenzó a trabajar en el sector en 1985, ha sido director del equipo de la empresa espacial GMV en la Agencia Espacial Europea (ESA), también CEO de empresas del grupo aeroespacial Deimos, o CEO de la organización internacional Atlantic International Research Centre (AIR Centre).
Además de su director, la Agencia Espacial Española también cuenta ya con equipo directivo, formado por cuatro hombres y dos mujeres. Juan Carlos Sánchez Delgado, general de brigada y asesor del general segundo jefe de Estado Mayor del Aire y del Espacio, es su director de Seguridad y Planificación.
Juan Carlos Cortés Pulido, director de Espacio, Grandes instalaciones Científicas y Programas Duales del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), es el director de Programas e Industria de la Agencia. Isabel Pérez Grande, subdirectora de Investigación y doctorado de ETSI de Aeronáutica y el Espacio, es la directora de Ciencia, Tecnología e Innovación del organismo.
Nicolás Martín Martín, asesor del comité del Programa Espacio de la Unión Europea, ocupa en la Agencia el cargo de director de Usuarios, Servicios y Aplicaciones; Eva Villaver Sobrino, investigadora en el centro de astrobiología del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA-CSIC), es la directora de la Oficina de Espacio y Sociedad; y Julio Cárabe López, profesor de Investigación del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) en el Perte Aeroespacial, es el secretario general del organismo.
Miguel Belló aclara que la Agencia tiene varios objetivos. “El primero, establecer un plan estratégico del espacio para España, que se tiene que traducir en programas concretos”, cuenta en una entrevista reciente en Onda Cero. Y también impulsar la ley del espacio de España. Como acto de presentación, Sevilla acogerá tres cumbres internacionales antes de final de año, para dar a conocer la Agencia Espacial Española. La ciudad acogerá el Consejo de la Competitividad del Espacio, el Congreso interministerial de la Agencia Espacial Europea y un encuentro entre la UE y los países latinoamericanos.
Más inversión de España y 75 trabajadores para empezar
España, en unos años, ha pasado de aportar 150 millones a la Agencia Espacial Europea a los 300 millones actuales, recogidos en el plan de contribución durante el periodo 2023-2027. "Ahora estamos liderando proyectos, como una misión sobre materia oscura, y otra que busca saber cómo se descompone la basura espacial y cómo puede afectar a los aviones", explica Belló.
"Uno de los objetivos de la Agencia Espacial Española es ese, que la industria española progrese", asegura el director de la Agencia. Para ello, la AEE apoya a emprendedores del sector, "que tienen proyectos con tecnologías bastante innovadoras", a los que ayuda a conseguir inversión privada.
La Agencia Espacial Española, cuya creación está recogida en la nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, la Estrategia de Seguridad Nacional y el Perte Aeroespacial, tiene un presupuesto inicial de más de 700 millones de euros este año —una cantidad importante, teniendo en cuenta que el sector espacial factura 979 millones anuales en España— e incorporará a 75 personas "con un perfil de altísima cualificación y una trayectoria reconocida", en palabras de Diana Morant, ministra de Ciencia e Innovación.
Los empleados de la AEE no serán nuevos contratados, sino que procederán de distintos ministerios —mayormente, de los de Ciencia e Innovación y Defensa—, en un principio. Aunque se convocará más adelante una oferta de empleo pública para ir ampliando la plantilla. El Ayuntamiento de Sevilla, en su día, se ofreció a facilitar la búsqueda de viviendas y otros servicios a los trabajadores que se trasladaran a la ciudad.
Por qué Sevilla y no otra ciudad
La Agencia Espacial Española se encuentra en Sevilla porque la capital andaluza era la opción que mejores prestaciones presentaba para albergar este organismo. Para empezar, su red de comunicaciones —el CREA está cerca del Aeropuerto y de la estación de tren—, la cesión del inmueble que alberga la Agencia —facilitado por el Ayuntamiento— y el apoyo a los empleados trasladados a la ciudad.
Pero desde hace años, Sevilla destaca por su importancia en la industria. A pocos kilómetros de la capital, en el término municipal de La Rinconada, se encuentra el Parque Tecnológico Aeroespacial de Andalucía, conocido como Aerópolis, donde hay instaladas empresas tan importantes como Aernnova, ITP o Airbus. En esta localidad también está el Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales (Catec), gestionado por la Fundación Andaluza para el Desarrollo Aeroespacial (FADA).
"Solo en Sevilla hay 5.000 empleos, y 14.000 en el área metropolitana, vinculados al sector aeroespacial. Una apuesta por una industria energética nueva, distinta, que lideramos desde España, gracias a los fondos de recuperación y que se concreta en el plan estratégico aeroespacial, que ha empezado a desplegarse con la Agencia Espacial Española aquí en Sevilla", destacaba Isabel Rodríguez, ministra de Política Territorial, en una visita a Aerópolis, hace unos meses.
En el Catec, por ejemplo, "se producen tecnologías y componentes para misiones espaciales", dijo el anterior alcalde, Antonio Muñoz, refiriéndose a la fabricación de elementos de un satélite participante en misiones en Marte y Júpiter. En este centro trabajan más de 90 empleados, en su mayoría doctores e investigadores, que han desarrollado los soportes de los paneles solares del satélite Quantum, herrajes del satélite Cheops, una antena helicoidal para el satélite Proba3 o parte de la estructura de la nave espacial Juice —que estudiará las lunas heladas de Júpiter—, por poner algunos ejemplos.
Pero no solo en Aerópolis tiene gran importancia el sector aeroespacial. En Tablada, barrio de Sevilla, Airbus Defence and Space tiene un importante laboratorio de robótica en el que se crean robots colaborativos que integran inteligencia artificial para que sigan las órdenes de los trabajadores. Y una planta donde se ensambla el Airbus A400M, uno de los aviones militares aeronáuticos más importantes.
Proyectos de futuro de la Agencia Espacial Española
Además de la citada Ley del espacio y del plan estratégico del espacio, la Agencia Espacial Española tiene varios proyectos como prioritarios, en sus inicios. "En la parte aeronáutica nos centraremos en el desarrollo de aviones de cero emisiones; habrá fondos para crear aeronaves eléctricas o de hidrógeno", contaba su director, Miguel Belló, en una entrevista de hace unos meses en El País.
España tiene dos centros donde realizar tests de drones experimentales, Rozas, en Lugo, y Villacarrillo, en Jaén, y se va a habilitar otro más, Ceus, en Huelva, dentro de unos meses. "Ya vienen muchas empresas", decía Belló. "Hay una alemana que está probando un avión eléctrico para que funcione como taxi entre ciudades. También un avión supersónico de hidrógeno para transportar cargas entre continentes en 20 minutos", ponía de ejemplos.
La Agencia se plantea un ambicioso objetivo: que España tenga su propio cohete lanzador en 2025 o lanzar el primer satélite de comunicación cuántica. Y, por qué no, contar con más astronautas europeos, una idea que quieren trasladar aprovechando que España ostenta la presidencia de la UE durante el segundo semestre de 2023. "Si los chinos pueden poner a sus astronautas en órbita, los americanos también, ¿por qué Europa no? Para esto será necesario un acuerdo de presidentes de Gobierno de la UE. Si va adelante, pasaremos de tener un astronauta europeo cada tres años a uno cada tres meses", recalca.
Comentarios