Por las alturas con los colgados de la Bahía de Cádiz, casi 20 años de "respeto" a las cuerdas

Diego López y Dionisio Alavi son dos de los primeros pintores que empezaron a realizar trabajos escalando las fachadas de las viviendas de toda la provincia

Los pintores Diego López y Dionisio Alavi colgados de las cuerdas en Valdelagrana.
Los pintores Diego López y Dionisio Alavi colgados de las cuerdas en Valdelagrana. CANDELA NÚÑEZ

Más de 30 metros separan el suelo de los pies de dos hombres que llevan unos 20 años trabajando en las alturas. El procedimiento es “muy sencillo, la cuerda da la vuelta aquí, se bloquea por la tensión y ya está”. Diego López acaba de mostrar la herramienta que les permite escalar por las fachadas de los edificios. Impresiona que su integridad dependa de algo tan simple.

“Cuando nos ven bajar la gente nos dice: -Ustedes estáis colgados”, expresa Dionisio Alavi desde un bloque ubicado en Valdelagrana. Este boliviano de 42 años, residente en El Puerto desde hace más de dos décadas, desempeña sus labores de pintura, albañilería o fontanería junto a Diego, jerezano de 49. Se conocieron hace 19 años cuando trabajaban como peones en la misma empresa y, desde entonces, se han convertido en uña y carne.

Son pintores escaladores que en todos estos años se han subido a muchísimos bloques. De hecho, se encuentran entre los más veteranos de la provincia de Cádiz. “Cuando empezamos solo había tres y empresas y, si acaso, eramos 10, ahora hay bastantes”, comenta Diego desde la azotea de un edificio de ocho plantas.

Dionisio se prepara para realizar el trabajo.
Dionisio se prepara para realizar el trabajo.   CANDELA NÚÑEZ

Ellos, afortunadamente, nunca han formado parte de los datos del paro, que este viernes, según el Ministerio de Trabajo y Economía social registra en la provincia una bajada, 269 personas menos durante este pasado mes noviembre y un total de 141.447, apenas un 0,19% menos que en octubre. Tendencia que se repite en Andalucía, que se convierte en la segunda comunidad donde más baja el desempleo con 11.169 personas menos.

Los compañeros trabajan para las empresas que les requieran, pero, eso sí, siempre juntos. “Si quieren a uno, se tienen que llevar a los dos, somos un pack”, dicen. Se llevan de maravilla y se consideran “casi hermanos”, por lo que realizan los trabajos en armonía y, con gran destreza.

Aunque cuenten con experiencia y sus caras ya resultan conocidas en el sector, hace tres años decidieron unirse bajo el nombre de “Los colgados de la Bahía”. “Abrimos una página de Facebook para que la gente conociera los trabajos que hacemos”, explican a lavozdelsur.es momentos antes de deslizarse por la fachada.

Los pintores se deslizan por la fachada.
Los pintores se deslizan por la fachada.  CANDELA NÚÑEZ

Diego y Dionisio han desarrollado sus habilidades en el propio oficio tras completar su formación de escalada y de rescate. “Si por ejemplo surge un desmayo por insolación, nosotros nos hacemos los primeros auxilios”, comenta el boliviano que una vez sufrió un pequeño susto en una cuarta planta cuando la cuerda se fue cortando y “sentí un jalón”.

"La seguridad, ante todo"

Por eso, para ellos, lo más importante antes de colgarse es “la seguridad ante todo”. Hay veces que emplean más tiempo en preparar los equipos necesarios que en realizar el trabajo en sí. Una vez que tienen los puntos de anclaje listos, se amarran y se colocan los equipos de seguridad. “El casco no puede faltar”, dice Dionisio mientras su compañero se engancha el arnés.

Picolas en mano, los pintores se disponen a la reparación de varias grietas puntuales. “Son dilataciones que surgen con el tiempo. Esto es un forjado y penetra el agua por las microfisuras”, dicen mientras aplican el producto antes de coger la pintura blanca.

Dionisio realiza el trabajo en la fachada.
Dionisio realiza el trabajo en la fachada.   CANDELA NÚÑEZ
Diego se coloca el equipo necesario.
Diego se coloca el equipo necesario.   CANDELA NÚÑEZ

Dionisio se mantiene sobre un banco para realizar el trabajo con mayor comodidad. “Los arneses se te clavan y te cortan la circulación”, comenta. A su lado, Diego se mueve de un lado a otro. Atados a unas cuerdas especiales que resisten 1.500 kilos cada una.

“Siempre llevamos dos, una de salto y otra de seguridad, por si una de ellas falla, nos quedamos sujetos a la otra”, explican los pintores, que deben mantener el equipo como oro en paño para que no haya percances. “Hay que cuidarlas bien, dependemos de esto”, dicen sujetándolas. Cada dos años, las cuerdas se cambian y se revisa todo el equipamiento, que presenta una fecha de caducidad.

Diego López y Dionisio Alavi, los pintores que forman 'Los colgados de la Bahía' en un piso de Valdelagrana.
Diego López y Dionisio Alavi, los pintores que forman 'Los colgados de la Bahía' en un piso de Valdelagrana. CANDELA NÚÑEZ

Desde las alturas, miran hacia abajo. El vértigo no existe para ellos y tienen claro que “no hay que tenerle miedo, sino respeto”. Desde allí arriba se ve el mar, ese que muchas veces protagoniza el paisaje que divisan durante su trabajo. Ninguno olvida la primera vez que se colgaron de las cuerdas. La experiencia de Diego fue en la décimo tercera planta de un bloque en Cádiz. “Yo al principio me quedaba quieto, mirando a la pared”, recuerda Dionisio.

Continúan tapando las grietas a una altura considerable, pero no es la máxima. Su cima más alta fue la planta número 14 de un edificio de la urbanización El Bosque en Jerez. “Pintores hay muchos, pero colgados no tantos”, ríen casi tocando el cielo. Ahora, es el momento de pisar tierra firme.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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