Pedro 'el de Los Majaras': "Franco no fue capaz de quitar el Carnaval, ahora a Cádiz se le ocurrirá algo"

El portuense Antonio Rico Segura, ha experimentado la evolución del COAC después de 55 años en las tablas del Gran Teatro Falla. El comparsista, leyenda viva, muestra sus sensaciones a lavozdelsur.es en un año insólito para la fiesta gaditana

Antonio Rico, en el interior de la Peña de Los Majaras en El Puerto. FOTO: MANU GARCÍA
Antonio Rico, en el interior de la Peña de Los Majaras en El Puerto. FOTO: MANU GARCÍA

Antonio Rico Segura, conocido como Pedro el de Los Majaras, desprende carisma por los poros. Desde la Peña que da nombre a su agrupación, el comparsita nacido en la calle Ganado de El Puerto canturrea con un hilo de voz sentado en su rincón, al que va todos los días. Con su polito oficial del grupo con el que se ha pasado media vida, Antonio echa un vistazo a los cuadros que adornan el pequeño local. “Se perdió todo lo que había, los bomberos lo tiraron todo a la basura”, dice el portuense recordando cuando el establecimiento de la calle Ganado, donde comenzó a ensayar, se derrumbó por “una tromba de agua grandísima”, y se echó todo a perder.

Los recuerdos de toda una vida entre las tablas del Gran Teatro Falla de Cádiz ahora quedan en su memoria, que desmenuza sin esfuerzo y con mucho entusiasmo. A Antonio le brillan los ojos cuando habla de su pasión por el carnaval. Un mundo donde afloran los sentimientos que le ha dado muchas alegrías al artista. “Lo único de lo que presumo es de que he cantado muy bien”, expresa el que protagonizó el cartel del Carnaval de El Puerto en el año 1995.

A sus 77 años, ha logrado los premios más aclamados de la fiesta gaditana, como el Antifaz de Oro (1993), “provinciales tengo cuarenta y locales tengo unos pocos”, dice el que se ha convertido en una referencia por su entrega. Al veterano ya le pusieron una plaza con su nombre en su honor enfrente del Parque Calderón, y ahora es candidato para recibir la Medalla de Oro de la Ciudad. Antonio tiene la suerte de que le han “reconocido en vida” su trayectoria.

“Algo habré hecho, pero vamos, yo no lo he buscado, esto es como el que va a cazar o a pescar, esto lo he hecho yo porque me ha gustado”, comenta el que comparte su amor por el carnaval con sus gemelos. “Una vez, con diez añitos, íbamos a cantar y yo iba vestido de isrelita y me dice uno de ellos: -Papá, ¿a ti no te da vergüenza vestirte de eso?, -Anda niño, ustedes no sabéis lo que es esto”.

Pedro el de Los Majaras durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

¿Cómo se sumergió en el mundo del carnaval?

Yo empecé con la copla, era cantante de copla, con diez añitos ganaba muchos premios de la copla, cantaba por Marifé y por Concha Piquer. En el año 59 unos amigos me llevaron al Falla cuando tenía 16 años, y escuché una chirigota que se llamaban Los Cacos, y aquello me enfermó a mí. Cuando yo escuché aquel pasodoble de ellos, aquello me envenenó, se me metió en mis venas y hasta hoy. Dejé la copla, lo dejé todo, y desde el 59 hasta 77 años que tengo, estoy enfermo con el carnaval. Tanto me enfermó que se me metió como una enfermedad más allá de las entrañas. Y desde entonces soy un fanático a esto, bueno, un fanático entre comillas, yo no soy de decir que esta es la mejor.

Su apodo artístico, Pedro el de Los Majaras resuena en las paredes del Gran Teatro Falla. ¿Por qué todo el mundo le llama así?

Cuando mi madre venia de mí no se sabía lo que traía, tengo tres hermanas mayores que yo, fui el cuarto, y entonces mis tíos y mis padres todos vivían de los borricos. En aquella época los borricos eran para la vendimia, la salina y el campo, y mis padres decían: -Como sea un varón se va a llamar como el borrico Perico, que era un borrico que sería muy bueno. Y mi madre, como sea un niño va a ser Antonio. Lloraron más con el borrico cuando se murió que cuando se murieron ellos, de bueno que era el borrico, y desde entonces yo contesto por Pedro en toda España, y viene de ahí, de un borrico.

¿Y de dónde viene “el de Los Majaras”?

Porque trabajé en el bar Los Majaras durante cuarenta años, y allí fue donde nació la peña. Pero el Majara de verdad era el dueño, al tal Eloy le decían el Majara porque siempre estaba borracho y siempre estaba a su manera, era un hombre muy bueno. Entonces me preguntaban: -Pedro tu dónde andas, y yo decía: -Yo soy Pedro, el de Los Majaras, y ese nombre se quedó para la comparsa.

Lleva desde 1970 metido en la Peña de Los Majaras, y desde entonces aquí sigue. ¿Cómo llegó aquí?

Empecé en el 62 con Fantasía de Bandoleros, 1963 con Los Maridos Modelos, 1964 con Los Gañanes, 1965 con Los Amigos de la Capa, 1966 con Los Gondoleros de Venecia. Después parto hacia Madrid y me llevo cuatro años cantando con Los Bartolos Ye´Yes, (Los Biter’s de Cádiz) y después me llevé un año cantando copla y bolero con la orquesta Casablanca en Madrid. Existía antes la comparsa de El Puerto que era donde yo empecé, que decían: -Los del Puerto son… ahí vienen los de la comparsa de El Puerto. La peña estaba en la calle Ganado, y allí llegaban grandes artistas. Un día cuando éramos Los Charlots, en el 72, Paco Rabal, Rafael Farina y Alberti, me vieron en la puerta de Los Majara. Cuando entraron y vieron donde ensayábamos dijeron: -¿Aquí ensayáis ustedes? Estaba todo lleno de goteras, era un corral con un techado lleno de gallinas, de pollos, de pavos. Pensaban ellos que nosotros éramos los Bee Gees o los Beatles, de lo que era aquella comparsa en aquellos tiempos. Éramos unos chavales, no sabíamos ni quien era Alberti y desde entonces cogimos amistad con él, cuando pasaba se paraba y nos decía adiós. También le cantamos al rey de España cuando éramos la comparsa Israel en San Fernando. Y le cantamos un pasodoble en contra del aborto, que en aquella época estaba prohibido cantar aquello, en el 84, pero allí lo cantamos nosotros y que dijese el Rey lo que quisiese. Cuando dejé el bar Los Majaras fue en el 1998 y nos fuimos a ensayar al Bar Triana de la calle San Bartolomé, donde estuvimos catorce años. Luego nos venimos aquí porque lo dejaron los telefónicos, donde cada año se canta el 4 de diciembre. Todos miramos al cielo, tocamos las palmas y así llevamos 43 años desde que mataron al malagueño.

Tino Tovar con su comparsa El Espíritu de Cádiz decía aquello de: “Anda un Majara suelto en El Puerto, que en su local de ensayo tiene el manicomio”. ¿De qué estaba loco? 

Yo estaba loco del carnaval, entonces me sacó ese pasodoble tan bonito, y no es porque sea para mí, pero yo creo que ha sido de los mejores pasodobles que ha sacado Tino Tovar. Aquello fue impresionante, fue precioso. Yo se lo agradezco porque que se acuerden de uno siempre es gratificante.

Antonio Rico en la puerta de la peña en El Puerto. FOTO: MANU GARCÍA

¿Qué piensa que ha aportado el Puerto al carnaval de Cádiz?

Lo más, hemos sembrado mucho en la música y en la poesía. La comparsa de El Puerto ha tenido mucho arraigo en Cádiz y en España. Yo creo que donde existe el carnaval en el mundo a Pedro el de Los Majaras lo conocen, como a Antonio Martín, a Aragón, a Martínez Ares y a Paco Alba. Cádiz ha tenido la suerte de contar siempre con personajes muy importantes de la provincia.  Le hemos dado mucho al Carnaval de Cádiz cuando lo necesitaba, cuando había muy poquitos. Hoy hay doscientas y del país entero, pero antes, cuando empecé, había cuatro o cinco, un coro si lo había, no había ni cuartetos y chirigotas había un par de ellas, entonces le ayudamos a vivir. Es que antes a los programas de final del Falla le metían cantaores flamencos para completar ese cartel porque no había para completar ese elenco que se necesita para hacer un programa de estos. El concurso se hacía en dos horas, y hoy empieza a las 8 de la noche y termina a las 2 de la mañana, es distinto.

Es una leyenda viva que ha presenciado durante 55 años la evolución del COAC en sus carnes. ¿Qué supusieron esos cambios?

Yo respeto todo lo que hay nuevo, todo, pero yo si estoy en mi casa acostado, todo lo que me salen son letras antiguas, las de hoy no soy capaz de cogerlas, será por la edad o porque los tiempos tienen que cambiar, pero se ha ido perdiendo. Hoy es todo muy trambótico y muy rebuscado, los versos son larguísimos, no hay esa doble intención antigua que había en las coplas. Desde mi criterio, el carnaval cogió un derrotero que, para mi gusto, el antiguo era más bonito. Otro cambio fue que antes estaba el concurso provincial y el local, entonces había otra posibilidad, pero tú haces una comparsa hoy sabiendo que no vas a llegar a la final. Entonces se repetían las coplas al haber menos grupos, la primera comparsa en la historia que repitió en el Falla en la final fuimos Los Gondoleros de Venecia, en el 66 y en el 73 fue la última vez que dijeron "otra, otra”. Era carnaval de verdad, íbamos por las calles, la gente en los balcones, pero hoy en Cádiz todo es ruido, son carrozas muy altas, todo es movimiento de música y de baile, pero no es aquel carnaval que con la guerra y todo siguió.

Incluso en la época del franquismo…

Este siguió, este no murió nunca, siguió y no hubo quien quitara esto, le pusieron de nombre Fiestas Típicas, pero era carnaval, carnaval, carnaval. Ahí Franco no fue capaz de quitarlo de Cádiz, ni los gaditanos dejaron que esto se terminara. El que lo ha quitado ha sido el virus.

¿Imaginaba vivir un año en blanco, el covid tiene toda la pinta de que se cargará el COAC de 2021, no queda otra opción, no?

Yo no me lo he creído todavía y todavía soy capaz de no creérmelo. Posiblemente hagan algunas antologías grandes y vayan 300 en vez de 1.000 personas. Algo tienen que hacer porque esta gente no se baja del burro tan fácil. Yo creo que el Kichi, debe buscar esa forma de que sea para las 300 localidades y con un montón de antologías, así no tienen por qué meterse a ensayar mucho porque ya las saben. Pasó en la guerra, y en la guerra murieron miles y miles de personas, con que yo creo que esto no va a parar, a Cádiz se le ocurrirá algo. Pero aquí lo importante es buscar la vacuna lo más pronto posible, ojalá salga esto tan rápido como salen los móviles.

Hemos sembrado mucho en la música y en la poesía y he hemos dado mucho al carnaval de Cádiz cuando lo necesitaba, hoy hay doscientas agrupaciones y del país entero, pero antes, cuando empecé, había cuatro o cinco"

¿Cuáles de los temas que habéis tratado han dado más que hablar?

Hay muchísimas. El 4 de diciembre, La vi en la carretera de El Fantasma de la ópera, la de cantares de El Puerto en aquel penal, la de Los Simios, del niño de Puerto Real que mató al padre y lo tiró por la ventana. Hay coplas que han quedado para la historia. Tenemos el récord Guiness de ventas de cintas de Raza Mora, millones, y de Los Simios, Jaén, Los hindúes y Caballos andaluces se vendieron miles y miles de vinilos.

Detalle del polo de la comparsa de Los Majaras. FOTO: MANU GARCÍA

Cuando se convirtió en pregonero del Carnaval en 2017 dijo que el pregón iba a ser "el colofón a su vida". ¿Lo ha sido? ¿Qué significó para usted?

Eso fue lo más grande que te puede suceder en tu tierra, en Cádiz. Salí con 20.000 personas allí, y otra y otra y otra, me llevé mi antología conmigo para que me ayudara, y no se iba nadie de aquella plaza, fue apoteósico. Al otro día leo “Pedro el de los Majaras salió a hombros” y fue muy gratificante. Yo creo que sí lo ha sido, ya caí enfermo, y quiera que no estoy mal porque estoy con la quimio liado. A parte de que tengo una arritmia, tengo el linfoma, estoy cogido y tener fecha de caducidad es muy complicado. Muchas veces cuando voy a reírme pienso, me rio o lloro. Yo le pido a la Santísima Virgen que me deje un ratito más. Hablando de carnaval es cuando se me olvidan todas las penas. Y eso fue lo que me llevó a retirarme porque esto ya no me deja cantar como yo cantaba. Yo he sido muy amigo siempre de Terremoto de Jerez y de La Paquera, y me decían: -Chiquillo, búscate la vida tu solo, no con 15 personas, que hay que repartir siempre, y yo les decía: -Donde vaya mi comparsa voy yo y donde mueren ellos muero yo. Si no fuera por la maldita enfermedad, yo hubiera seguido, a mí no me quita nadie. Si yo no hubiese caído malo mi comparsa hubiera seguido dando ruido.

Su último año en el Falla fue con la comparsa El ojo de Cai, en la que aparecía disfrazado de cíclope con un ojo que se movía en una pantalla. ¿Cómo se coló la tecnología en el concurso?

Llevábamos un móvil que era el ojo, la idea era extraordinaria, pero nosotros tendríamos que haber ido de guarda de un faro, por eso es El ojo de Cai que lo ve todo por la Bahía. Aquello fue lo peor que yo he visto en mi vida y hasta ahí llegué. Que horror más grande, el tipo era malísimo. Seis meses antes dije que íbamos a ser el hazmerreir, y lo fuimos.  Nada más terminar la actuación me fui a decirle a los locutores de televisión que le pidieran al jurado que no nos pasaran. Después cogí la ropa, la regalé y se acabó.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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