El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 5 de Castilla y León, con sede en Salamanca, ha concedido el primer permiso ordinario de salida a Alfonso Jesús Cabezuelo, uno de los cinco condenados por la violación grupal de los Sanfermines de 2016. Aquel caso, conocido como el de La Manada, ha supuesto un antes y un después en la historia judicial y social de España, por su impacto mediático y el debate que generó sobre el consentimiento y la violencia sexual.
Cabezuelo, de 36 años, podrá abandonar, según detalla ABC, durante cuatro días la prisión de Topas, donde cumple una condena de 22 años por agresión sexual, abuso y lesiones. La salida temporal, aún sin una fecha concreta, cuenta con el aval de la junta de tratamiento del centro y el visto bueno de la Fiscalía, al considerar que se cumplen todos los requisitos legales: haber cumplido al menos una cuarta parte de la pena, mantener buena conducta y presentar un bajo riesgo de reincidencia.
Conducta penitenciaria y medidas de control
Según los informes penitenciarios, el exmilitar –expulsado del Ejército en 2018– ha mostrado una conducta "irreprochable" desde su ingreso en prisión. Durante este tiempo, ha completado estudios universitarios, ha trabajado como panadero y ha participado en programas terapéuticos, incluyendo el de control de agresión sexual, tanto individual como en grupo, así como talleres sobre nuevas masculinidades.
Además, ha abonado ya más de 50.000 euros en concepto de indemnización a las víctimas, una cantidad que representa una parte significativa de lo fijado por la sentencia. Durante el permiso, Cabezuelo residirá con su familia en Sevilla y estará sometido a un régimen estricto: deberá presentarse a diario ante la Policía y someterse a controles de tóxicos.
Cabezuelo es, entre los condenados del caso, el que acumula la mayor pena y el único que desde 2019 no está representado por el abogado Agustín Martínez. A diferencia de otros implicados, no ha solicitado una reducción de condena tras la entrada en vigor de la ley del “solo sí es sí”, lo que ha sido interpretado como un indicio de voluntad de cumplimiento íntegro de la pena.
En un escrito dirigido al tribunal, Cabezuelo manifestó su intención de no reincidir y de seguir el camino de la reinserción: "Lo que tengo claro es que nunca volveré a cometer un error así", comentó. La concesión del permiso se enmarca dentro del régimen progresivo que establece la legislación penitenciaria, que contempla estos beneficios tras el cumplimiento de ciertas condiciones.