“Esperábamos encontrar el cementerio de época moderna y los sondeos que hicimos nos desvelaron que había una gran cantidad de restos arqueológicos que hablaban de diferentes épocas”, cuenta Paloma Bueno, arqueóloga municipal de Chiclana, al otro lado del teléfono, cuando atiende a lavozdelsur.es para hablar del hallazgo, que puede reescribir la historia de la localidad.
Restos de un edificio monumental, que puede ser "un palacio o un santuario", un fragmento de cornisa de gola egipcia o restos de época púnica de los siglos IV y V antes de Cristo están entre los hallazgos de una excavación que continúa en el entorno de la calle Ánimas.
Por las dimensiones del edificio monumental, es posible que estuviera dedicado a Melkart, divinidad fenicia de la ciudad de Tiro a la que estuvo consagrado en un principio el templo de Hércules gaditano, que según investigaciones recientes puede situarse en el caño de Sancti Petri, entre San Fernando y Chiclana.
De aquí para allá, Bueno no para ni un segundo desde que, en mitad de la obra del futuro centro de interpretación de la localidad, se encontraron restos fenicios que sitúan los orígenes de la ciudad muchos años antes de lo estudiado hasta ahora. Fue en 2006 cuando se hallaron los primeros restos fenicios en una excavación que, desde noviembre de 2020, ha entrado en una nueva fase.
“Cuando empezamos a localizar restos fenicios no me lo podía creer, siempre me había querido dedicar a ese periodo cronológico que es la llegada de los fenicios a los asentamientos autóctonos y parecía que iba a tener la oportunidad de investigar sobre ellos”, señala la arqueóloga municipal de Chiclana. “Para mí era como si me hubiera tocado la Lotería”, recalca.
“Hemos encontrado una ciudad de, posiblemente, el siglo VII a.C., que comienza siendo amurallada pero en el siglo VI a.C. crece y rebasa la muralla”, explica Bueno. Posteriormente, de época púnica, hay un edificio monumental —probablemente un santuario o palacio—, “con una construcción considerable de muros con sillares y mampostería, enlucidos con un estuco, que dan una sensación marmórea”, describe la arqueóloga.
“El hecho de que al empezar a excavar en esa zona encontráramos una terracota femenina —estatuilla de barro cocido—, que podría ser una Astarté, nos ha hecho pensar que el edificio es religioso”, dice Paloma Bueno, quien adelanta que se va a intentar poner en valor estos hallazgos, ubicados debajo del futuro centro de interpretación de Chiclana.
En la zona también trozos de cerámica de origen griego, así como una pequeña escultura con la figura de un rostro de persona en una copa ática procedente de Grecia y que fue traída por los fenicios. “Además de los restos constructivos aparecidos en la zona, también hemos encontrado restos de cerámica, elementos de bronce y de hierro, así como huesos de animales y recursos marinos como conchas de almeja, muergos, vértebras de atún y ostiones”, dice la arqueóloga.
“Poco a poco, seguimos encontrando nuevos restos de lo que fue la ciudad fenicia que se hallaba en el Cerro del Castillo, a orillas del río Iro”, asegura José María Román, alcalde de Chiclana, quien agrega que el propósito del Ayuntamiento es que “en suelo público, que ronda los 6.000 metros cuadrados, se descubra toda esa ciudad amurallada”.
“Vamos a destinar todos los esfuerzos económicos para que el proyecto sea una realidad. Así, ya hemos destinado tres millones de euros para actuaciones como el centro de interpretación, la torre de acceso desde la avenida Reyes Católicos, así como la urbanización y adecuación de la zona exterior para visitas”, incide el regidor chiclanero, quien asegura que la ciudad va a “incrementar su potencial turístico con la incorporación del patrimonio histórico, incluyendo toda esta zona del yacimiento del Cerro del Castillo”.
Estos hallazgos, para Bueno, no suponen la reescritura de la historia de Chiclana. “No hay que reescribirla, hay que escribirla”, comenta. “Los historiadores locales siempre han hablado de la Prehistoria reciente, muy por encima, por hallazgos casuales, pequeños objetos que habían aparecido en la zona. Ahora es cuando ya tenemos base para decir que Chiclana se inició en este momento prehistórico, quizás incluso anterior a la Edad del Bronce final —entre el 1.300 y 700 a.C. aproximadamente—, puesto que se ha encontrado industria pulimentada y objetos que se podrían remontar a épocas más antiguas”.
“No siento vértigo, pero sí responsabilidad”, añade la arqueóloga municipal de Chiclana, quien insiste en la necesidad de que estos hallazgos queden documentados en “informes, memorias y revistas científicas para darle la difusión que merecen y que puedan acceder a ellos todos los públicos”.
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