"Llegaba a casa y no podía dormir. En mi trabajo atendía denuncias por temas de violencia de género y me sentía de lo más frustrada cuando me contaban por las situaciones que pasaban. Me describían un capítulo de una agresión y yo pensaba que le hubiera dado un rodillazo y lo hubiera parado de alguna forma. Pero claro, yo tengo unos conocimientos, aunque sean pocos, que ellas no tenían". Y así, dándole vueltas a cómo podía ayudar a esas mujeres, Yohanna Alonso puso en marcha hace diez años unos talleres de defensa personal gratuitos dirigidos a mujeres que son víctimas de violencia de género y a niñas y niños que han sufrido acoso escolar.
"Me sentía de lo más frustrada cuando me contaban por las situaciones que pasaban mujeres víctimas de violencia de género"
"La idea es darle una serie de nociones para que sepan defenderse ante el ataque de un agresor", cuenta a lavozdelsur.es esta asturiana que lleva varios años viviendo en Andalucía debido a su profesión. Primero estuvo destinada en la provincia de Huelva y actualmente reside en Córdoba. Yohanna es guardia civil, además de doble campeona del mundo de muay thai, un arte marcial tradicional de Tailandia. Con sus títulos mundiales se convirtió en pionera al ser la primera europea que acababa con la hegemonía de las luchadoras asiáticas.
En sus lecciones de defensa personal, Alonso confiesa que lleva las clases muchas veces al límite para que las mujeres sepan defenderse y no bloquearse cuando se encuentren ante una situación de maltrato. Además de trabajar la parte física, también se adentra en la emocional para potenciar el aspecto psicológico. Empezó a dar sus clases con grupitos de entre 8 y 10 mujeres. "Ya en ocasiones nos juntamos más de 200 mujeres. La verdad es que se nos ha ido un poco de las manos. Es una locura, pero se agradece".
Este proyecto personal tan importante también lo ha trasladado fuera de nuestras fronteras. Yohanna ha instruido en la defensa personal a niñas de India y Nepal. "La pena es que no tengo más tiempo ni cuento con un patrocinador que me pueda ayudar. Estos talleres son algo que necesitamos", subraya. Para recaudar fondos para poder llevar a cabo esta iniciativa y otras de corte social que realiza, la Leona –como es conocida– realiza campañas de ventas de parches, de tatuajes o ejerce como modelo. También se muestra muy activa en la lucha con el cáncer, una enfermedad que le ha tocado vivir en primera persona.
Ya recuperada del cáncer y de una grave lesión que sufrió, Yohanna piensa en participar en su quinto mundial en Tailandia. Tras dos oros y dos platas espera traerse "aunque sea la medalla de bronce. Hay muy buenas competidoras y será difícil", destaca.
"Si lo que hago sirve como ejemplo para otras personas y se pueden motivar con ello, la alegría es tremenda"
Por sus éxitos deportivos y por su aportación a la sociedad, la deportista es un espejo en el que se miran muchas mujeres Ella, sin embargo, no se considera "referente de nada. Eso sí, si lo que hago sirve como ejemplo para otras personas y se pueden motivar con ello, la alegría es tremenda. Que se fijen en una es una carga porque no somos perfectos. Todos cometemos errores y hay que medir bien lo que haces por la repercusión que pueda tener en terceras personas".
Yohanna también es todo un ejemplo en cómo gestionar el tiempo, ya que logra compatibilizar trabajo con entrenamientos, competiciones, talleres de defensa personal y eventos solidarios. "Todo lo que hago es cuestión de organización y ganas. Lo puede hacer cualquier persona. Simplemente, hay que ser un poco egoísta e invertir el tiempo en ti y en tus proyectos, que son para ayudar a otras personas", señala.
Entre sus compañeros de la Guardia Civil se siente como una más. "Algunos me vacilan en plan de broma y sano. Hay gente a la que no le gusta lo que hago y otras a las que sí. Tengo la suerte de tener un equipo de trabajo brutal que me apoya al cien por cien".
Por fortuna, ganan los mensajes positivos, pero hace unos años, a su regreso de un mundial, tuvo que aguantar las vejaciones de un compañero y deportista. Una situación que causó problemas psicológicos a la campeona asturiana. "Hizo unas publicaciones muy heavies contra mí en redes sociales. Sus manifestaciones estaban hiriendo mi dignidad y mi orgullo, causándome un gran malestar, que tuve que tratar incluso con especialistas. Tomé el camino de denunciarlo. Me hizo mucho daño, aunque no soy rencorosa y a día de hoy lo tengo más que superado", manifiesta. Por fortuna, los garbanzos negros son minoría y su aportación contra la violencia de género es muy valorada por todas aquellas personas que se acercan a sus talleres.
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