Fátima Okfir Reyes es una joven española nacida en Hospitalet (Barcelona) que cometió hace dos años el error de su vida. Actualmente, es la presa española más joven en el extranjero con una condena de por vida, en un país donde las condiciones carcelarias son realmente duras, como es el caso de Omán. Su historia es la de un gran error, una mala decisión, que va a costarle, si los esfuerzos por evitarlo no fructifican, toda una condena de cadena perpetua.
Según explicaba su abogada Mónica Santiago (Vosseler Abogados) a ABC, la joven reconoce los hechos por la que se le encarceló, aunque denuncia graves deficiencias en el proceso judicial. Todo ocurrió cuando, fruto de una mala relación, la joven catalana comenzó a frecuentar "malas compañías", según la letrada. Explicó a su madre que iría un fin de semana con una amiga a Omán, para hacer turismo, pero en realidad se había involucrado con una organización de tráfico de drogas. Fue encontrada en la habitación de su hotel por la policía omaní con siete kilos de morfina.
La versión de la joven es que poco antes se había arrepentido de cometer este acto de tráfico de drogas, y que aunque trató de desvincularse, ya era tarde porque la policía iba a dar con ella al poco tiempo. Concretamente, colaboró con los agentes para la detención de su contacto en el país, un varón de 30 años, que formaba parte activa de la red, también español como ella. Desde entonces, ha sido condenada en primera instancia y su sentencia ha sido corroborada por el Tribunal Supremo.
En el proceso, primero fue defendida por una persona española que el país le ofreció como defensa pero que resultaba no tener la titulación para ejercer ni en España ni en Omán. Hizo incluso colectas y dio su cara pública, siempre según la versión de Santiago, pero desconocen en este momento tanto la familia como la abogada dónde está ese dinero destinado, en principio, a la defensa de Fátima. Además, habría presentado el recurso al Supremo omaní fuera de plazo, lo que supondría un mayor menoscabo de la defensa jurídica de la chica española.
Fátima Okfir lleva ya dos años en la cárcel, donde es obligada a llevar burka "para no provocar" a sus guardias, según obliga la legislación del país, y es obligada, a pesar de ser cristiana, a rezar cinco veces al día, sin conocer ni siquiera apenas el idioma, y sin más contacto que alguna otra presa de origen filipino con la que puede hablar en castellano. Además, la abogada explica que aún no ha dado a conocer a la joven su sentencia, pues se encuentra en mal estado psicológico y saberlo agravaría su situación, ya que no ha recibido en prisión ningún tipo de tratamiento para afrontar lo ocurrido.
La batalla ahora tiene varios frentes. La sentencia es firme en el país y España no tiene convenios con Omán para que sea trasladada a cumplir condena a España, como ocurre por medio de tratados con otros estados. El Gobierno ha comenzado a gestionar la situación, informa la letrada, para tratar un acercamiento que favorezca, al menos, ese cumplimiento en nuestro país. Asimismo, los partidos políticos a nivel nacional han mostrado su apoyo a la familia, a excepción de Vox, PP y Ciudadanos, pues no quieren pronunciarse en un asunto que involucra las drogas, según Santiago.
De otra parte, la esperanza está en que el papa Francisco muestre también su apoyo a la joven, lo que facilitaría las relaciones con Omán. Una situación difícil pero no imposible, que involucra tanto la reapertura del proceso judicial como las relaciones diplomáticos entre España, como estado dentro de la UE, con Omán.